Un paseo por el lado salvaje
Narrativa. Uno de los grandes tópicos de nuestro tiempo es la figura del perdedor, que se ha usado hasta la saciedad en la literatura o en el cine, pero que pocas veces ha alcanzado la dignidad y altura de gran personaje debido, precisamente, a su condición de arquetipo de fácil recurrencia. Contra ello, se alzan figuras como el boxeador de la maravillosa película de John Huston, Fat City, o el vagabundo Dove Linkhorn de la novela objeto de estas líneas.
Su autor, Nelson Algren, no ha tenido suerte en nuestro país. Algunos de sus libros aparecieron en los años sesenta en traducciones más bien dudosas, a veces retomadas y nunca corregidas. A Walk on the Wild side (mucho más conocida como título de una famosa canción de Lou Reed) es una novela anterior a esa melodía que se desarrolla en 1930 y cuenta la historia de Dove Linkhorn, un muchacho criado en la América profunda por un padre amargado que dedica la semana a la limpieza de pozos negros y los sábados a la predicación, y que le impide acudir a la escuela.
Un paseo por el lado salvaje
Nelson Algren
Traducción de Vicente Campos
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores Barcelona, 2011
416 páginas. 19,50 euros
Condenado a la miseria vital y moral de ser un palurdo encerrado en un poblacho de Tejas, el chico escapa del lugar y se dedica a vagabundear desplazándose en tren de un lado a otro con otros cientos de tipos como él en plena Gran Depresión hasta que, por fin, recala en un burdel de Nueva Orleans. El mundo de la prostitución ofrece aquí el retrato tremendo de un espacio cerrado y sellado de una veracidad escalofriante.
Es la historia de un camino infernal con retorno al pozo de donde salió, pero ese camino da lugar a una historia terrible y a un personaje conmovedor. A Nelson Algren le cubren las espaldas Thomas Wolfe y John Dos Passos. Su literatura es la de un mundo sórdido y brutal donde la supervivencia es el único fin.
En él, Algren planea la construcción de una suerte de moral de los bajos fondos en la que cabe toda degradación, pero en la que también tiene cabida, junto a la picaresca del desamparo, una suerte de inocencia intuitiva que pone en pie un último sentido de dignidad contra toda esperanza: la existencia de un código de conducta lumpen donde llegan a convivir la degradación y la ternura.
"Intentar ganarse la vida en esta ciudad es como rascarle el culo a un pobre", se dice en un momento determinado y la frase resume perfectamente el estado anímico de los personajes que pueblan la novela. Y en medio de ella se alza la figura de ese buen muchacho que es Dove Linkhorn, al que ninguna bajeza logrará borrar su conmovedora lealtad a los escasos rasgos de bondad y decencia que logrará vislumbrar a lo largo de su caída.
¿Por qué aguanta Dove Linkhorn esta vida desesperanzada que no hace sino destrozarlo paso a paso sin posibilidad de escapar de ella? Él mismo lo explica cuando recobra el sentido tras una paliza de dos policías que le daban por muerto: "¿Saben? -se disculpó ante las estrellas sureñas que se desplegaban sobre las cabezas de los dos polis-, no quería irme de este viejo mundo, porque es el único que conozco".
El estilo de Algren es duro, muy impactante, pero lleno también de imágenes de un realismo expresionista mezclado con las ensoñaciones de Dove que, al entreverarse, dan lugar a un tono entre elegíaco y demoledor donde cabe la ironía, que corta como un cuchillo. Escribe escenas cortas que se van distribuyendo hacia adelante siempre, con golpes expresivos secos y precisos que dinamizan la novela no de una manera lineal sino sincopada.
Esta es una impresionante historia de almas perdidas transitando por la oscuridad en busca de alguna luz que refleje, aunque sea por unos momentos, la humanidad de sus pobres vidas.
Un paseo por el lado salvaje es la mejor novela de Nelson Algren y una ocasión inmejorable de conocer a uno de los grandes narradores norteamericanos de los años cincuenta, época gloriosa de la novela americana moderna.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.