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Crítica:LIBROS | BIOGRAFÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La ética de trabajo de los Beatles

Diego A. Manrique

Biografía. La bibliografía sobre el cuarteto de Liverpool todavía proporciona sorpresas: aparecen tomos dedicados a su modus operandi en Abbey Road o que narran su despegue comercial, hace ahora cincuenta años. En el pujante sector de la literatura musical, dos nombres se repiten inevitablemente: solo Bob Dylan genera más títulos que The Beatles. Lógico, ya que Dylan sigue activo y se trata de un enigma envuelto en un misterio bla-bla-bla. Aunque la mina de los Beatles no está agotada, ni en investigación ni en interpretación: podemos quedarnos deslumbrados por You never give me your money: the battle for the soul of The Beatles, donde Peter Doggett desarrolla una visión fresca de la trayectoria de los cuatro a partir de 1969, cuando se agriaron las relaciones internas.

El pasado año, la gran novedad traducida fue El sonido de los Beatles. Geoff Emerick, su ingeniero durante la etapa más rompedora, revienta algunos mitos respecto al trabajo en Abbey Road: sí, podían ser torpes y extremadamente desagradables; no, George Martin no siempre llevaba las riendas. Igualmente transmite el pasmo que se sentía alrededor de semejante factoría creativa: "Puse A day in the life y mis compañeros se quedaron sin habla. El sonido, la letra..., no había nada parecido".

Un tomo esencial, algo que no se dirá de Los tesoros de los Beatles, uno de esos libros para la mesa del salón. Pertenece a una serie más vistosa que nutritiva: versiones comprimidas de la historia de un grupo, con un canción-a-canción; el elemento gráfico incluye facsímiles encartados de material para fans. Aquí, son carteles, programas, octavillas; el único documento revelador es el contrato -incompleto y medio quemado- para una de sus temporadas en Hamburgo. Especifica sus compromisos en el club Top Ten: de martes a viernes, tocaban cuatro horas y medía; sábados y domingos, seis. ¡30 horas en directo cada semana! No es la cifra que Malcolm Gladwell les atribuye en Fueras de serie pero queda claro que ya andaban cerca de las famosas 10.000 horas de práctica que ese autor sugiere para alcanzar la maestría en un campo.

Para entender su laboriosidad, demos la bienvenida a Beatles 62. El año del cambio, donde Fernando López Chaurri les sigue día a día, trazando su ascenso desde una modesta fama local a su primer impacto en Reino Unido. Viajamos a un mundo de una austeridad inimaginable: asombra que los Beatles hicieran su desdichada prueba para el sello Decca el 1 de enero de 1962; el día de Año Nuevo era laborable.

El país estaba saliendo de las miserias de posguerra y el ansia de entretenimiento era inmenso. Gracias a su reputación ("¡triunfan en Alemania!"), los Beatles tocaban prácticamente todos los días: el Merseyside rebosaba de locales para actuaciones. The Cavern hasta ofrecía sesiones de mediodía, para el público más tierno. La música ya era obsesión: Liverpool contaba incluso con un semanario sobre su escena musical, Mersey Beat.

Se estaba produciendo un cambio de paradigma musical. Llevados por la inercia, los promotores programaban a los Beatles con bandas de jazz, generalmente dedicadas al denominado trad. López Chaurri ha entrevistado a algunos de los supervivientes, que explican que rockeros y jazzmen se ignoraban, aunque compartieran camerinos y escenarios (y que actuar en Liverpool tenía sus peligros). De cualquier manera, tratándose de grupos de provincia, el éxito no pasaba de ser una fantasía. Además, se ascendía y se caía fatalmente: ese año, los Beatles coincidieron con dos de sus ídolos, Little Richard y Gene Vincent, entonces relegados al circuito de clubes.

Pero tocar era divertido, aunque fuera en un papel subordinado. Para consternación de su mánager, los Beatles ejercían gustosamente de acompañantes de vocalistas como Craig Douglas, Simone Jackson o The Chants. Simultáneamente, también se manifestaba su acerada voluntad de destacar. A partir de un comentario crítico de George Martin sobre las habilidades de Pete Best, despidieron a su baterista, sin siquiera dar la cara. Quizás fue una excusa para resolver tensiones profundas -Best iba a su bola- pero provocó indignación en Liverpool, que desembocó en violencia: hay fotos de George Harrison con un ojo morado. Puede que malinterpretaran el pragmatismo del productor: cuando se presentaron con Ringo Starr a grabar Love me do, Martin le reemplazó con un baterista de estudio, Andy White.

El estudio de López Chaurri es un modelo de erudición. De hecho, su obsesión por el detalle milita en contra de una lectura fácil. Cada concierto de los Beatles fuera de Liverpool supone unas pinceladas sobre la ciudad y el local que les acogió. Estorba más que se incrusten biografías de todos los grupos con los que se cruzaron; hubiera sido deseable trasladarlo a un apéndice, a modo de panorámica de lo que sonaba en aquellos clubes juveniles de los primeros sesenta. A cambio, se echa en falta el marco social y político. A finales de 1962 también salía a la superficie el escándalo Profumo, posiblemente tan decisivo como la irrupción de los Beatles en la relajación de la moral sexual en la sociedad británica.

El sonido de los Beatles. Geoff Emerick y Howard Massey. Prefacio de Elvis Costello. Traducción de Ricard Gil. Urano. Barcelona, 2011. 412 páginas. 21 euros. Los tesoros de los Beatles. Terry Burrows. Traducción de Albert Agut Iglesias. Libros Cúpula. Barcelona, 2011. 64 páginas. 37 euros. Beatles 62. El año del cambio. Fernando López Chaurri. Madrid, 2011. T & B Editores. 303 páginas. 22 euros.

Los Beatles, en una imagen de 1962.
Los Beatles, en una imagen de 1962.HARRY HAMMOND / V&A IMAGES / GETTY

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