Un género mal aplicado
A propósito del acierto en la precisión de la forma de denominar las cosas por su nombre se ha inaugurado una polémica entre el Ministerio de Sanidad e Igualdad y su anterior titular. La expresión "violencia de género", tan utilizada para referirse a la brutalidad en las relaciones de pareja, es una forma poco afortunada de calificar ese tipo de violencia. Tal vez para evitar el término sexual por considerarlo demasiado explícito, se haya preferido esa torpe traducción del inglés, cuando sería más acertado calificar a esa clase de violencia como doméstica, familiar o machista, según los casos. Respetar la semántica es también una forma de evitar que la tergiversación del verdadero sentido de las palabras nos lleve a falsas interpretaciones. También, a veces, origen de muchas violencias. Por cierto, que la expresión "violencia de género" solo se utiliza cuando el género agredido es uno y no el otro, al que también le corresponde un género y cuenta con alguna que otra víctima.