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Crónica:ESPANYOL 4 - ATLÉTICO 2 | FÚTBOL | 16ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético se queda a oscuras

La constancia del Espanyol deja en evidencia a un adversario desesperado y sin rumbo

Gorka R. Pérez

No imaginaba el Espanyol una noche cálida en pleno invierno, de esas en las que te sobra hasta la manta. Menos aún que, tras encadenar cinco jornadas sin ganar, en apenas siete minutos tuviera el partido encarrilado. En parte, porque todavía no había visto al mejor Verdú, capaz de desequilibrar en dos fogonazos. Liviano a la vista, contundente en el plano corto. El recital del volante embriagó a un Atlético desorientado, despeinado y desesperado.

Mauricio Pochettino cuenta con una idea fija a la que tan solo se le tambalean las bandas. Conoce la necesidad, pero no da con el mejor apósito. Ayer dejó a Álvaro en el banquillo y apostó por Rui Fonte y el recuperado Sergio García. El portugués, acostado inicialmente en la banda derecha, debía combinar con Verdú y encontrar un hueco por el que atravesar la defensa rojiblanca. La ausencia de Sergio García limita la capacidad no solo de desborde de un equipo necesitado de jugadores atrevidos. Esos a los que buscan jugadores como Verdú, de los que se retroalimenta. Más, cuando encuentra un aliado del otro lado.

ESPANYOL 4 - ATLÉTICO 2

Espanyol: Cristian Álvarez; Galán, R. Rodríguez, Moreno, Dídac; Romaric, Forlín (Baena, m. 46), Verdú; Thievy, Rui Fonte (Cristian Gómez, m. 63) y Sergio García (Christian, m. 74). No utilizados: Casilla; Amat, Álvaro y Dátolo.

Atlético: Courtois; Perea, Godín, Miranda, Filipe Luis; Salvio (Adrián, m. 46), Gabi, Mario Suárez (Assunção, m. 63), Turan (Coke, m. 83); Diego y Falcao. No utilizados: Asenjo; A. López, Domínguez y Juanfran.

Goles: 1-0. M. 4. Verdú. 2-0. M. 6. Verdú. 3-0. M. 18. Romaric. 3-1. M. 31. Falcao. 4-1. M. 53. Sergio García. 4-2. M. 83. Turan.

Árbitro: Paradas Romero. Amonestó a Forlín, Sergio García, Baena, Assunçao, Perea, Miranda y Godín.

20.823 espectadores en Cornellà-El Prat.

El planteamiento del Atlético buscaba remover el embudo del centro del campo a partir de las escapadas de Turan o Salvio con la única referencia de Falcao en el ataque. Gregorio Manzano dejó a Adrián en el banquillo para reforzar con Mario Suárez y Gabi el centro del campo y liberar a Diego. Con Salvio y Turan por las bandas, el brasileño debía saltarse a Romaric y Forlín y cincelar un lienzo barroco, pero efectivo. Un trazo que se torció en el minuto quinto gracias a un borrón de brocha gorda de Courtois. El joven meta belga regaló en un mal despeje un balón en la frontal del área al menos indicado, Verdú, que empalmó un disparo seco y colocado a la red. Era el preludio del malestar rojiblanco, ese mareo que encoje los músculos y nubla la mente. Tan contagioso que tras el gol ninguno de los cuatro defensas parecía saber dónde encontrar la toma de tierra, dónde anclar un barco agrietado que empezaba a deshacerse a chorros.

Despertaba de nuevo ese fantasma que habita en el interior del Atlético y que, cuando ve la luz, no se vuelve hacia atrás. Un atolondramiento que no entiende de entrenadores, de variantes defensivas ni siquiera de nacionalidades. Es una borrasca difícil de olvidar.

El sobresalto inicial provocó la descordinación en el marcaje de Perea, atado a una posición para la que no le sirvió ni su velocidad, de lo poco a lo que puede agarrarse el colombiano, ni la apatía de Godín y Miranda, que provocaron la abertura de un espacio ideal para delanteros como Sergio García. O como Verdú, iluminado por un foco permanente que no quería apartarse de él. Por eso decidió que, cuando tienes un día así, lo mejor es aprovecharlo y arrancó ante la mirada pasiva de tres rivales para batir de nuevo al meta. No había pesadilla peor que la que vivía el Atlético. Dos sopapos que, lejos de enrabietarlo, lo noquearon. La falta de liderazgo en la zaga desesperaba al centro del campo, que no conseguía adueñarse del balón. En parte, porque Romaric crecía a cada minuto. No solo en la defensa. El marfileño asomaba de nuevo con peligro por el área rival. Y un pase de espuela de Sergio García, feliz en medio del limbo, le dejaba solo dentro del area para que sentenciase el partido.

Aun así, la tranquilidad del Espanyol duró poco y en un centro aislado de Salvio sacó petróleo Falcao, que se adelantó a Cristian Álvarez y de cabeza puso el 3-1. Un oasis en medio del desierto, con agua pero poca profundidad. El gol no alteró la confianza de los pericos, que, a pesar del resultado, seguían buscando más. La insistencia llevó a Sergio García a resolver un barullo en el área pequeña y conseguir el cuarto gol. No quedaría así el resultado, ya que Turan, otro aventurero sin brújula, batía con un potente disparó a Cristian Álvarez a falta de un cuarto de hora para el final.

El nerviosismo habitual del Espanyol se transformó en constancia y, a fuerza de mantener el balón en sus pies, domesticó a un Atlético en medio de la penumbra, sin luz ni rumbo.

Courtois abronca a sus defensas tras uno de los goles del Espanyol.
Courtois abronca a sus defensas tras uno de los goles del Espanyol.ALBERT GEA (REUTERS)

Manzano: "Ni excusa ni explicación"

El gesto impertérrito empieza a asentarse en Gregorio Manzano. Desde que el técnico del Atlético escucha la primera pregunta hasta que responde transcurren cinco segundos eternos. Tiempo en el que traga saliva para aclarar la voz, no las ideas: "No hay ninguna excusa. No es habitual encajar tres goles en 20 minutos. Este era un partido clave para nosotros y no hay explicación alguna para justificar lo sucedido. Y lo siento".

"Tenemos que hacer un análisis exhaustivo sobre por qué fuera no damos con la tecla", prosiguió después; "hemos buscado soluciones, pero no acertamos. Es un poco paradójico que el Atlético sea el peor conjunto a domicilio [un punto ganado de 21 posibles]. Es algo que nos perturba. Me tiene preocupado".

Clemente Villaverde, gerente del Atlético, no ocultó su malestar: "Mal, nefasto. El problema es plantear el partido como debes. Mejor estudiar lo ocurrido que hablar ahora de más".

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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