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Entrevista:ANTONIO MORALES | Fiscal jefe de Málaga

"El Derecho Penal ha abandonado a la víctima"

Fernando J. Pérez

Alfonso y Antonio, los dos funcionarios que trabajan en el antedespacho del fiscal jefe de Málaga, Antonio Morales Lázaro, estaban el jueves pasado más desbordados de lo habitual. Además de atender los asuntos ordinarios de la mayor fiscalía de Andalucía, los funcionarios trataban de cuadrar un tremendo sudoku: el del protocolo del almuerzo-homenaje a Morales, que se jubiló ayer al cumplir los 70 años. Al acto, celebrado el viernes, asistieron desde magistrados del Tribunal Supremo al propio Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido. "Llevamos más de 220 invitados confirmados, y todavía sigue viniendo gente a pagar", afirmaban los funcionarios, más contentos por el éxito de la convocatoria que agobiados con su organización. La avalancha de comensales, no solo de la judicatura, sino también de aquello que se ha dado en llamar sociedad civil, es solo una muestra del caudal de aprecio que ha cosechado Morales, un fiscal progresista sin disimulo, a lo largo de 42 años de carrera.

"En el caso de los niños robados el primer derecho es saber la verdad"
"Hay que prevenir. Basta que no haya una muerte para lograr un ahorro"

Mientras Alfonso y Antonio trataban de no sucumbir a la vorágine, Morales (Almería, 1941) atendía -como siempre sin prisa- a unos periodistas interesados en la última investigación abierta por la fiscalía malagueña: la supuesta estafa en las emisiones televisivas de tarot y videncia. Tras esta entrevista, y mientras su móvil no para de sonar -la sintonía es de la Suite número 3 de Bach- el fiscal jefe hace balance de su carrera con EL PAÍS.

Durante su mandato, que ha durado dos años y nueve meses, Morales ha tomado el testigo de su antecesor, Manuel Villén, y ha impulsado la especialización de los fiscales -su último acto en la jefatura ha sido implantar la fiscalía contra la discriminación y el odio, pionera en Andalucía- y ha intentado acercar la institución a las víctimas. "El Derecho Penal se ha centrado en el delincuente y ha abandonado a la víctima; mi preocupación constante -no sé si lo he conseguido- ha sido la protección a los perjudicados por los delitos", afirma. Donde mejor se observa este talante quizá sea en el llamado caso de los niños robados. La Fiscalía de Málaga, por empeño de Morales, ha sido una de las pocas de España que ha conseguido mantener abiertas decenas de causas sobre robo de recién nacidos, mientras en otras provincias se archivaban casi sin investigar. "El primer derecho de la gente es saber la verdad. Luego ya se verá si el delito ha prescrito o quiénes son sus responsables", asegura.

Hijo de una familia de clase media, Morales se crió en la Almería de posguerra. "Era la época de la miseria absoluta y el tracoma; y eso creo que marcó mi carácter", recuerda. Tras completar los estudios de derecho en Granada y superar la oposición, entró en la Fiscalía en 1970, en los estertores del franquismo. Después de un paso breve por Posadas y Palma del Río (Córdoba), en 1975 se trasladó voluntario a Barcelona, cuya Audiencia Territorial en aquellos tiempos era "una isla de aperturismo en la oscuridad de la dictadura".

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En la capital catalana sus ansias reformistas fueron pronto detectadas por los miembros del colectivo clandestino Justicia Democrática, en el que militaban juristas impulsores del Estado de derecho como Carlos Jiménez Villarejo (primer fiscal anticorrupción), José María Mena (ex fiscal superior de Cataluña), Fernando Ledesma (exministro de Justicia) o Juan José Martínez Zato (ex teniente fiscal del Supremo). Morales fue captado por ese grupo opositor al franquismo que, desde la judicatura, trataba de traer a España las libertades públicas más elementales, como el derecho de reunión.

De Barcelona, Morales dio el salto a Málaga en 1977. Y en esta ciudad ha permanecido hasta su jubilación. "Me cautivó la gente de Málaga, su apertura. Nunca me propuse otra cosa que estar aquí", afirma. En la Costa del Sol, Morales trabó contacto, además de con juristas, con artistas e intelectuales como los pintores Enrique Brinkmann y Dámaso Ruano o el poeta Rafael Pérez Estrada, que lo iniciaron en el Ateneo malagueño, institución que presidió hasta que se incorporó a la jefatura del ministerio público en enero de 2009. Morales sigue siendo presidente provincial de Cruz Roja, cargo al que accedió en 2007.

En Málaga, además de como fiscal, ejerció como magistrado de trabajo (1982-1998) y juez de Menores hasta (1984-1987). Durante sus años de ejercicio, Málaga se convirtió en uno de los principales laboratorios judiciales de España, con casos de corrupción urbanística, delincuencia organizada internacional y un amplio espectro de delitos. Morales fue el fiscal que tras presenciar la monumental bronca que mantuvieron en directo en Telecinco el exalcalde de Marbella Jesús Gil y su sucesor Julián Muñoz en 2003 llamó a ambos a declarar. "Gil era un torrente verbal y en varias ocasiones estuvo a punto de decir algo inconveniente para él en el interrogatorio, pero su abogado, Horacio Oliva, siempre le hacía parar poniéndole una mano en la rodilla", recuerda.

Frente al enfoque meramente punitivo del Código Penal, Morales aboga por la prevención del delito, actuando sobre sus causas profundas. "Aunque no lo parezca, este enfoque es barato. Basta con que no haya una muerte o lesión para que se logre un ahorro económico enorme", sostiene. También reclama que la investigación de los casos recaiga en el fiscal: "Se debe hacer y pronto".

Convencido de la necesidad de dotar de transparencia a la vida judicial, Morales ha sido uno de los principales aliados de los periodistas desde la época, no tan lejana, en la que la prensa tenía vedado el acceso a los juzgados. Según él, "existe un abuso del secreto del sumario", y todavía "perviven ciertos tics elitistas entre jueces y fiscales" que atribuye al "perverso sistema de oposición en el que el aspirante se aísla socialmente durante años para preparar los temas".

El fiscal jefe de Málaga, Antonio Morales.
El fiscal jefe de Málaga, Antonio Morales.JULIÁN ROJAS

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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