Francia sube el IVA y acelera la reforma de las pensiones

"La quiebra ya no es una palabra abstracta". Eso dijo ayer el primer ministro francés, François Fillon, al presentar el nuevo plan de choque contra el déficit, el segundo en tres meses, que busca equilibrar las cuentas públicas en 2016 y salvar la calificación crediticia del país, la triple A, crucial para el futuro político de Nicolas Sarkozy, y que la agencia Moody's puso en cuarentena hace dos semanas.

Entre la batería de medidas, quizá la más llamativa es el adelanto en un año, de 2018 a 2017, de la entrada en vigor de la reforma de las pensiones, que subió en 2010 la edad legal de jubilación desde los 60 a los 62 años. Junto a ello, varias subidas de impuestos: el tipo de IVA reducido pasa del actual 5,5% al 7%, salvo para los bienes de primera necesidad (alimentos y energía); aumenta un 5% el impuesto de sociedades para las empresas que facturen más de 250 millones, se congelan las exenciones fiscales a las familias y las ayudas al alquiler, y se reduce la ayuda estatal a los seguros de enfermedad.

El menor gasto y la mejora de ingresos reportarán 24.000 millones hasta 2012

Tras el recorte de agosto, cifrado en 12.000 millones de euros, París intenta ahora adaptar su balance a la nueva previsión del crecimiento del PIB para 2012, que fue rebajada por el Gabinete desde el 1,75% al 1%. Fillon dijo que el ajuste permitirá reducir el déficit al 4,5% en 2012, al 3% en 2013 y a cero en 2016. La oposición se mostró crítica con los recortes. El Partido Socialista los definió como "un ejercicio de bricolajes y remiendos" y como "una política improvisada, injusta y peligrosa que nos meterá de lleno en la recesión".

Según el primer ministro, el ajuste permitirá ahorrar 65.000 millones en deuda suplementaria al Estado en los próximos cuatro años, y supondrá 24.000 millones de ahorro e ingresos extras, de los cuales 7.000 millones se contabilizarán en 2012. La maniobra responde también a las exigencias impuestas por Alemania, por ejemplo en la subida del IVA, que equipara el tipo intermedio al de Berlín, según lo anunciado por Sarkozy en una reciente entrevista televisiva.

El adelanto de la nueva edad de jubilación, señaló el Gobierno, supondrá "algunos meses de actividad laboral suplementaria para las generaciones nacidas entre 1952 y 1956", y permitirá disminuir en 4.400 millones el déficit de caja. Otra medida novedosa es la renuncia a un 5% de la superficie ocupada por la Administración para captar 500 millones anuales en ventas inmobiliarias. Como única sanción al capital, sube cinco puntos (del 19% al 24%) el tipo que grava dividendos e intereses financieros. El ajuste coincide con un repunte en los sondeos de la popularidad de Sarkozy, que gana cinco puntos en un mes. Según Le Figaro, el presidente convence ahora al 30% de los franceses.