Perdido entre arrozales
La carretera más próxima está a una hora de camino. Ahí abajo ni siquiera hay luz eléctrica. Un anfiteatro de arrozales en cascada, aislado de la civilización, donde perderse... literalmente. Le ocurrió a Mario Pereda cuando no encontraba la manera de descender hasta Batad, un pequeño pueblo a 300 kilómetros al norte de Manila (Filipinas), en la provincia de Ifugao.
El nombre de esta comarca corresponde al de la etnia local, y las verdes terrazas dedicadas al cultivo del oro blanco, que garantizaron su autosuficiencia en las montañas, son hoy patrimonio mundial. Un joven local rescató al desorientado viajero en este laberinto de bancales anegados, a los que se llega tras una hora en jeep desde la ciudad de Banaue y una o dos más de trekking hasta Batad, según el servicio contratado. El guía también posó para la foto ganadora del concurso Memorias de un verano, de El Viajero, premiado con un viaje a Kenia, Tanzania y Zanzíbar. Más detalles y muchas más fotos finalistas en http://elviajero.elpais.com.
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