La vida por delante
El próximo día 30, Tentaciones vuelve en una versión digital, con nuevos y remozados contenidos. Un momento ideal para que los cuatro responsables que han pasado por el suplemento EP3 elijan su portada favorita durante su periodo.
Y un día el 'Tenta' cumplió 10 años. El 31 de octubre de 2003 Tentaciones cumplía 10 años, así que decidimos hacer todo un despliegue para celebrarlo. Pedimos a los lectores que eligieran a los personajes y obras más destacados de la década 1993-2003. Entonces les invitamos a que nos enviaran preguntas para ellos. Tuvimos solo dos semanas para llegar a los elegidos, para trasladarles las preguntas de los lectores y hacerles una foto. Fueron días de locos, pero lo conseguimos: Javier Bardem, Manu Chao sonriendo en un café de París, Roberto Benigni en las oficinas de su productora en Roma.... Nuestros críticos elegían los mejores discos de la década, y ahí conquistaban su espacio el OK Computer de Radiohead, el Blur de Blur, el Dummy de Portishead o el Odelay de Beck. Directores de cine elegían sus películas de la década: Alex de la Iglesia se decantaba por El club de la lucha; Juan Carlos Fresnadillo, Eyes Wide Shut, de Kubrik... Nos quedó un número para coleccionistas de aquellos días en que Tentaciones apostaba por lo indie, por lo alternativo, por la cultura emergente. En portada retratamos el cumpleaños de Jennifer Gómez, hija de un repartidor de EL PAÍS que nació el mismo día que Tentaciones.
Joseba Elola (responsable de Tentaciones y de EP3 hasta enero de 2006).
Hay dos tipos de personas: las que, cuando sueltas una idea osada, te miran con cara de "te has vuelto loco", y las que se contagian de tu entusiasmo y se suben al carro de cabeza. Miguel Gener, entonces editor gráfico del suplemento, era de los segundos. A principios de verano de 2006 le solté una propuesta para ilustrar una portada que quería hacer sobre el entonces incipiente movimiento copyleft. La idea era crear una enorme C de copyleft (como la C de copyright, pero mirando a la izquierda) de personas vinculadas al movimiento y fotografiarlo todo desde la altura. Había mil argumentos para echar por tierra la idea: ¿tú sabes la de gente que hace falta? ¿Cómo cuadras sus agendas? ¿Dónde los metes? ¿Cómo disparas la foto? ¿Sabes cuánto costaría? Pero Miguel, en lugar de escuchar eso, empezó a esbozar una sonrisilla. Igual que el fotógrafo Pedro Walter. Y los diseñadores Andrés Gilibert y Luis Galán. Toda la redacción manos a la obra. Harían falta casi cien personas. Manuela Villa, la autora del reportaje, se puso a hacer llamadas. Y todo el mundo se sumaba desinteresadamente. Todos pertenecían, claro, a ese segundo tipo de personas. Pensamos primero hacerlo en un parque; tanteamos a un tal Cachi (aún recuerdo su nombre), que se dedicaba a hacer fotos desde helicópteros teledirigidos. Decidimos montar la enorme C en un patio de EL PAÍS y disparar la foto desde una azotea. Cada paso era un reto. Y una persona que, en lugar de enumerar pegas, se subía al carro. Incluida la gente de seguridad (¡meter a casi cien invitados un sábado en el periódico!). Imposible olvidar las caras de alucine de algunos compañeros del periódico que salían al patio a fumar y se encontraban con semejante percal. La portada salió. Y aún hoy, cuando me topo con personas pertenecientes al primer tipo, pienso con nostalgia en aquel círculo hecho de gente con los brazos en alto.Pablo Guimón (responsable de EP3 entre enero de 2006 y marzo de 2007).
Una portada conceptual es el sueño húmedo de un editor con ínfulas creativas. Cierto, su momento (¿años noventa?) pasó hace años, pero aún es difícil resistirse a la sencillez y la eficacia apabullante de una buena idea periodística bien plasmada sin rodeos. Esta buscaba ilustrar un reportaje sobre las ventajas de la revolución digital para la música tal y como la entendíamos. El titular, Piensa en pequeño, es directo. Y el subtítulo, 'Por qué el espíritu independiente acabará salvando la música', explica el resto. El tema se apoyaba en las teorías de Chris Anderson sobre cómo la atomización de los gustos y las audiencias solo podía ser mala para los nostálgicos. Dentro, el reportaje venía firmado por una decena de redactores y colaboradores: cada cual abordaba un punto de vista sobre el asunto. Esta tapa resume bien el espíritu de las sucesivas redacciones de Tentaciones y EP3: tipos queriendo explicar el trozo del mundo que interesa a jóvenes de cualquier edad; modestos analistas del gran relato de la cultura juvenil.Iker Seisdedos (responsable de EP3 entre febrero y octubre de 2007).
Hace cuatro años publicábamos
Generación Yo, un reportaje sobre la obsesión de adolescentes y veinteañeros por autorretratar y documentar sus experiencias a través de Internet. La estrella soy yo, y el mundo entero, mi audiencia. Un cóctel de egocentrismo, frivolidad, creatividad, ironía, orgullo de la diferencia y excentricidad, apología de la juventud y una percepción sofisticada de la libertad.
De la obsesión por la privacidad atribuidas a la generación anterior pasábamos al narcisismo kamikaze cocinado en la era de las redes sociales. El culto a la propia personalidad subió momentáneamente el índice planetario de autoestima y, durante un tiempo, el espectáculo fue entretenido. La democratización de la celebridad dejaba de ser una utopía pop y a muchos soportes, como este suplemento, se les abría un mundo de temas y personajes.
Cuatro años después, solo una élite de visionarios sin mucho equipaje ha sabido lucrarse verdaderamente con ese segmento de mercado; MySpace, epítome del exhibicionismo online, es poco más que un recuerdo pixelado al borde de su enésima reinvención; una nueva red social, Google+, da guerra precisamente por apostar por la privacidad, e innumerables usuarios de Facebook abandonan cuentas con 5.000 amigos para reabrirlas restringidas a audiencias reducidas y cercanas. Pero el pragmatismo de esa Generación Yo, no del todo extinta, nos ha brindado al menos una valiosa lección: ¿quién mejor para promocionarse que uno mismo?Lucas Arraut (responsable de EP3 desde noviembre de 2007).
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