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Reportaje:Talentos

Visiones femeninas desde Inglaterra

Laura Marling es la última sensación de la rejuvenecida escena del 'folk' británico

Con 21 años, Laura Mailing se expresa con sorprendente madurez. Lo curioso es que esta joven cantautora inglesa vive eso como un obstáculo. "Soy muy racional. Nada romántica en el sentido literario de la palabra. Supongo que esa es la razón por la que me fascinan las personas que se dejan llevar por sus emociones, que toman decisiones guiadas por el corazón. Me asombra la capacidad de la gente para elegir siempre la opción equivocada", explica sonriendo. De ahí el título de su tercer disco The creature I don't know, explica. La criatura que no conoce es esa Laura apasionada que no respondería "teñirme el pelo de castaño", cuando se le pregunta cual ha sido la peor decisión de su vida.

"Las referencias de los que integramos la escena son las de nuestros padres"

Marling, que ahora es rubia platino, está en Madrid para promocionar este álbum, del que se espera que sea el del salto fuera de su país, donde ya ha triunfado con su primer, disco Alas I cannot swim, que editó con 17 años. Fue nominada al prestigioso Mercury Prize, candidatura que repitió con el segundo, I speak because I can, dos años después. Este año se ha hecho con el Brit a la mejor solista femenina de 2011. Una carrera fulgurante para una mujer que no empezó a tocar la guitarra hasta los 16. "Y además mis primeras canciones eran muy malas, realmente horribles".

Esta es una parada relajada antes de sus vacaciones en San Sebastián. Así que en una terraza de la Plaza Mayor, pasa el rato fumando y dibujando en una libreta. Sorprende que aparente su edad porque en sus antiguas fotos de promoción, con guitarra y jersey de lana, recordaba más a una sana ganadera que a la joven urbana que es.

Cierto que creció en Hampshire, en la Inglaterra rural. Es la hija pequeña del dueño de un estudio de grabación. La tercera, la anterior es diez años mayor. Se mudó a Londres con 16 años. Allí se interesó por la escena folk. "Las referencias musicales de la mayoría de los implicados en el nuevo folk británico son las de nuestros padres. Por eso no estamos influenciados por lo que pasa hoy y no hacemos, por ejemplo, electrónica", apunta. "No sigo lo nuevo, lo último que me ha fascinado ha sido un disco de Crusaders de la colección de mi padre. A él siempre le ha gustado el funk cursi. Aunque es un jipi que tocaba versiones de Neil Young".

Es la benjamina de esa escena, que ha cobrado importancia en los últimos años a rebufo de la de Estados Unidos. Un movimiento que ha dado varios de los grupos más rentables de los últimos tiempos en Reino Unido. Habría que remontarse a la época de Cat Stevens o de Fairport Convention y eso que se dio en llamar el Sonido Canterbury para encontrar un momento en el que las islas, más dadas a dejarse fascinar por los sonidos de nueva creación se rindieran a músicas tan añejas. Es el caso de Marling, Alessi's Ark, Noah & The Whale o sobre todo Mumford & Sons (el grupo favorito de David Cameron, primer ministro británico). "A mí también me extraña, la verdad. Parece que hemos dado en el clavo sin pretenderlo. Esto surgió de una forma muy espontánea. Tocando juntos en cafés. Al final, Londres es un sitio muy pequeño donde nos conocemos todos".

Y tanto que se conocen. Entre sus ex está Marcus Mumford y Charlie Fink, que dedicó todo el segundo álbum de su banda Noah and The Whale a hablar de su ruptura con Marling. Él fue su mentor. "Charlie produjo mi primer disco y se aseguró de que nadie me hiciera escribir de ninguna otra forma. Pero empieza a ponerme muy nerviosa que me vinculen al folk. Algo que no me pasaba antes, prefería ser eso que cantautora, eso me parecía muy pretencioso. No escucho folk, escucho funk y grunge", dice. Se nota el cambio en el nuevo disco. Más instrumentado y lujoso. Más rockero, se podría decir. Sus letras, "personales, pero no confesionales", apunta, giran en torno a la feminidad. "Es algo que me fascina y obsesiona. Mi papel como mujer, mis sentimientos. Fui una adolescente muy tímida, y me costaba decir lo que sentía, pero ahora que creo tener mi propia voz, me interesa más hablar de los otros". ¿Por pudor? "No, para no aburrir con mis cosas".

La cantautora inglesa Laura Mailing.
La cantautora inglesa Laura Mailing.

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