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Tentaciones
Reportaje:ARTE

11-S: El icono inconcluso

Parecía una película. Esta frase, repetida ad infinítum por todos los que fueron testigos directos o catódicos de los atentados del 11 de septiembre, no hacía más que presagiar la tan enorme como peculiar influencia que aquel suceso tendría en la cultura popular norteamericana y, por ende, global durante los años sucesivos. El advenimiento de las ideologías antiglobalización y los primeros disturbios 2.0, la guerra de Irak o las recientes revueltas árabes han provocado un arte definido alrededor de la protesta y el eslogan. El

11-S, en cambio, propulsó una mucho más amplia amalgama de sentimientos, que van desde el patriotismo hasta la venganza, pasando por la teoría conspirativa, el luto, la incorrección y la metafísica. Solo hay algo en común en todas estas manifestaciones artísticas: el 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después.

Tras el atentado, se recordó la importancia patriótica de la música 'country'

Cine. "Con respecto a esta tragedia no existen buenos o malos filmes, sino películas útiles o inútiles", comenta Jeffrey Melnick, profesor de la Universidad de Boston y autor de 9/11 Culture. "Entre las primeras, nombraría La última noche, de Spike Lee; V de Vendetta y Munich. Todas tratan de preguntarse cómo será el después. Entre lo inútil, sin duda, se hallan United 93 y World Trade Center. Demasiado obvias". De alguna manera, se puede dividir la producción cinematográfica entre lo narrativo y lo especulativo. Lo segundo ha resultado mucho más rico en propuestas y matices que lo primero, que llega lastrado por, como recuerda Melnick, la idea post 11-S de que EE UU "perdería para siempre la ironía y la capacidad de disenso. Afortunadamente, no sucedió". Lo que sí pasó es que la estética brutal del 11-S se convirtió en un efecto especial más, una referencia visual para imaginar tragedias, como se puede advertir en la destrucción del poblado Na'vi en Avatar o en Transformers: Dark of the Moon, donde la imagen del colapso del World Trade Center es replicada en la destrucción de un rascacielos en Chicago.

Música. "Si comparamos el disco America: A tribute to heroes (álbum benéfico con temas interpretados por U2, Mariah Carey o Billy Joel), producido días después del ataque, y el concierto a favor de las víctimas realizado en Nueva York un mes después, podemos ver perfectamente la trayectoria que describió el rol social de la música pop. Durante ese mes, EE UU invadió Afganistán. Así, el disco refleja el shock y el dolor inmediatamente posteriores al evento, mientras que el concierto ya nos muestra una respuesta más vengativa, orgullosa y patriótica", apunta Reebee Garofalo, autor de Imagining terror locally: Music in the post-9/11 world (Imaginando el terror de forma local: Música en el mundo post 11-9). Tras el atentado, la música recordó la importancia del country (no hay mejor banda sonora del patriotismo yanqui), elevó a la categoría de estrella de referencia emocional a héroes imposibles (Enrique Iglesias, Ryan Adams) y reivindicó Nueva York como capital del mundo a pesar de todo (Alicia Keys y Jay Z interpretando a dúo Empire State of mind). También logró sacar de su letargo a Springsteen, quien editó The rising, una respuesta que, según Melnick, entra en el terreno de "lo inútil por exceso de literalidad".

Literatura. "Tal vez haya sido este el terreno en el que hemos hallado algunas de las respuestas más controvertidas y ofensivas", apunta Melnick. "A mis alumnos les irrita Why Antichrist?, un cuento de Chris Adrian que propone que algunas personas que fallecieron en los atentados merecían morir. A mí me disgusta profundamente Terrorista, de John Updike. Sobre todo, por la intención que se esconde tras hacer de un judío un héroe en este contexto". En el terreno de lo emocional, Netherland, de Joseph O'Neill, ahondó brillantemente en el desbarajuste familiar que puede provocar vivir una tragedia de estas características; mientras que Jonathan Safran Foer fracasó bíblicamente con Tan fuerte, tan cerca, un ejercicio de banalidad sentimentaloide sin precedentes.

Imagen del cartel promocional de <i>United 93,</i> de Paul Greengrass.
Imagen del cartel promocional de United 93, de Paul Greengrass.

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