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Reportaje:ESCAPADAS

La lonja más burguesa

El distinguido barrio de Altona transforma con buen gusto el puerto de Hamburgo

Desde el mirador de Altona, en Hamburgo, la vista quita el hipo. Al otro lado del Elba se extiende una jungla de grúas, barcazas y contenedores hasta donde alcanza la vista. Es el puerto, el segundo mayor de Europa por volumen de mercancías: ocupa un 10% de la ciudad. Es hipnótico contemplar su movimiento, un bullicio comercial que contrasta con esta margen del río tan tranquila.

Altona es un distrito con parques verde esmeralda, comercios distinguidos y villas señoriales; refugio de los poderosos comerciantes de Hamburgo. Si existe un paraíso burgués debe ser muy parecido. Altona es el reverso del barrio rojo de St. Pauli, canalla y portuario. Otras zonas residenciales de Hamburgo, como los alrededores del lago Alster quizá sean más bellas que este barrio, de acuerdo; no es fácil competir con la elegancia del vecindario donde creció el compositor Johannes Brahms. Pero, con todo su esplendor, desde allí no se ve el puerto.

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Lejos del frenesí

Altona se extiende al oeste de la ciudad, con el Elba de frontera sur, como un peregrinaje hacia la riqueza. La Platz der Republik y aledaños, cerca del antiguo Ayuntamiento, era donde escapaban tradicionalmente los comerciantes, magistrados y aristócratas para alejarse del frenesí de Hamburgo, el mayor centro comercial de Alemania. Aquí encontraban un barrio tan abarcable como un gran jardín. Sin tiendas, tráfico intenso ni aglomeraciones. Sus calles permiten recuperar el sencillo placer de pasear junto al río. Caminando por el bulevar Palmaille, entre fachadas neoclásicas o por el Volkspark, el parque público más grande de la ciudad, el runrún del centro parece muy distante. Y más lejos que queda al tomar la avenida de Elbchaussee, que conduce a las afueras entre una profusa vegetación, dejando entrever aquí y allá grandes residencias. Al final, la inmaculada localidad de Blankenese. Sus pulcras mansiones se amontonan en una colina al borde del río; quizá para controlar la marcha de las mercancías o de algún pequeño velero.

Altona también late al ritmo comercial un poco más al norte, en los barrios de Sternschanze y Ottensee, que respiran aires escandinavos y recuerdan a Vesterbro en Copenhague o Grünerløkka en Oslo (de hecho, Hamburgo está más cerca de la capital danesa que de Múnich). Es decir: inmuebles de dos o tres alturas, comercios muy cuidados, cafés de diseño y vida de barrio con gente joven y guapa. La arteria es la Ottenser Haupstrasse, una vía peatonal arbolada con tiendas de grandes cadenas y restaurantes cosmopolitas. En la Friedensallee, el restaurante Filmhauskneipe da entrada a la galería Zeisehallen, una antigua fábrica de hélices. Entre paredes desconchadas y tuberías herrumbrosas alberga cines, museos, tiendas y bares. A sus antiguos propietarios, la familia de industriales Zeise, se les llamó los Buddenbrook de Altona, por la ilustre dinastía de la novela homónima de Thomas Mann. Su nombre simboliza la reconducción del pasado industrial del barrio hacia los servicios. Altona cuenta incluso con su propio cronista en la gran pantalla: Fatih Akin, uno de los más aclamados del nuevo cine germano, con películas como Contra la pared o Kebab Connection, ambientadas aquí.

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Altona es parte de Hamburgo, pero una parte especial. Fue ciudad independiente durante siglos. Nacida como puerto pesquero, perteneció a la corona danesa y luego a Prusia. En 1938 fue incorporada a la ciudad-Estado hanseática de Hamburgo. Quedan testimonios de la antigua rivalidad entre vecinos: la escultura Stuhlmannbrunnen, en la Platz der Republik, muestra dos centauros que luchan por un pez. Son Hamburgo y Altona forcejeando a brazo partido por el control del puerto.

Las calles de Altona exhiben -junto al brillante distrito del Hafen City, más al este- el resurgimiento arquitectónico de la ciudad. En su margen fluvial, los viejos almacenes y edificios industriales renacen como apartamentos exclusivos, centros comerciales (el Stilwerk, con artículos de decoración) u oficinas, como el Bürohaus Dockland, que parece flotar sobre el río como la afilada proa de un transatlántico. Otro icono es el Stadtlagerhaus, un almacén de ladrillo rojo coronado con un cubo de cristal. Vidrio y acero sobre las vetustas construcciones de ladrillo en una ambiciosa renovación que parte de Altona y culmina en Hafen City, junto a los históricos almacenes del distrito de las especias.

Pescado y pop

El orgullo del barrio es la antigua lonja del pescado (Fischauktionshalle). Junto al Fischmarkt (mercado dominical de pescado), del barrio vecino de St. Pauli, forma la gran atracción de Hamburgo. Sus puestos al aire libre ofrecen todo tipo de mercancías. Obviamente pescado, pero también fruta y verdura, carne, platos preparados, merchandising, ropa alternativa y souvenirs. Hay que ser vivo, porque abre a las 7.00 y a las 9.30 ya ha cerrado. En la lonja, con su bóveda y sus tres naves de hierro, ya no se subasta pescado; es una sala de conciertos donde bandas locales versionan éxitos pop y rock. Suele estar atestada, con una mezcla de familias legañosas y aves nocturnas. Así es el carácter del barrio; a veces exige madrugar incluso para salir a tomar una copa. ¿Demasiada disciplina burguesa? Bueno, quien quiera otro tipo de diversiones, siempre puede escaparse al cercano barrio rojo, en la calle de Reeperbahn (como hicieron los Beatles, nada menos). Es una opción, aunque quizá no tan distinguida como Altona.

En el barrio de Altona, los almacenes y fábricas del puerto de Hamburgo se han transformado en restaurantes, galerías y vanguardistas edificios de oficinas, como el afilado Bürohaus Dockland de la imagen.
En el barrio de Altona, los almacenes y fábricas del puerto de Hamburgo se han transformado en restaurantes, galerías y vanguardistas edificios de oficinas, como el afilado Bürohaus Dockland de la imagen.MONICA G.

Guía

Cómo llegar

» Brussels Airlines (www.brusselsairlines.com) vuela de Madrid a Hamburgo (ida y vuelta) por 140 euros. Desde Barcelona, por 220.

» El barrio de Altona está a dos paradas de metro del centro de Hamburgo y tiene una estación de trenes de larga distancia.

Información

» Turismo de Hamburgo (www.visit-hamburg.es).

Comer

» Lonja de pescado de Altona (www.fischauktionshalle.com) Grosse Elbstrasse, 9. Se puede comer en alguno de sus variados restaurantes o cafés o comprar pescado y platos preparados en sus puestos.

» Filmhauskneipe (www.filmhauskneipe.de). Friedensallee, 7. A la entrada de la galería Zeisehallen, antigua fábrica que alberga cines, museos, tiendas y bares. Tiene terraza. La cocina abre hasta las 23.00.

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