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Una herencia complicada

Alberto Fabra asume una herencia muy complicada en su nueva etapa política. En el PP provincial de Castellón -que apenas representa al 15% de la organización regional del partido-, la estructura todavía está controlada por el otrora todopoderoso Carlos Fabra (del que no es pariente), aunque ahora va de retirada. El todavía alcalde de Castellón, que sabe que no ha sido elegido por los valencianos para ser presidente de la Generalitat valenciana, heredará un Gobierno integrado por fieles a Francisco Camps y un grupo parlamentario similar, trufado de electos salpicados por corrupción.

Alberto Fabra ha anunciado que mantendrá la composición del Gobierno y de la bancada parlamentaria, aunque ya se ha dado prisa por demostrar un nuevo talante. Fabra ha aceptado toda clase de preguntas de los periodistas, ha lanzado ofertas de diálogo y ha anunciado que facilitará a la oposición los contratos de la trama Gürtel con la Generalitat y que recibirá a los familiares de las víctimas del accidente del metro de 2006 en Valencia, a los que Camps nunca quiso recibir.

Son los primeros compases de un Alberto Fabra que todavía no es consciente de la Administración que hereda, endeudada hasta las cejas, y con una lluvia de escándalos relacionados con la corrupción que no parece probable que escampe en años.

Investidura

El primer paso oficial de la nueva andadura política de Alberto Fabra llegará mañana, martes, cuando se someta a la sesión de investidura en el hemiciclo de las Cortes Valencianas. Contará para ello con los votos de los 55 diputados del PP. Una holgada mayoría absoluta que asegura su elección, a pesar de lo cual uno de los dos grupos minoritarios de la oposición, Compromís, ha decidido presentar a su portavoz, Enric Morera, como candidato. Una iniciativa que pretende únicamente poner de manifiesto que Fabra "no está legitimado", porque, según Compromís, "no se presentó a las elecciones" como candidato a presidente de la Generalitat.

El PP se encuentra así con que la oposición le devuelve la moneda. En la pasada legislatura Camps ninguneó de forma sistemática a los portavoces de los dos grupos de la oposición -el socialista Ángel Luna y el propio Enric Morera- porque no estaban "legitimados" dado que ambos sustituyeron a los candidatos de sus respectivos grupos a la presidencia de la Generalitat, Joan Ignasi Pla en el caso de los socialistas y Glòria Marcos en el de Compromís.

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