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Tecnología

Barcelona, capital mundial del móvil

La ciudad retiene el Mobile World Congress hasta 2018 y se convierte en la primera sede permanente del celular, con exposiciones y un festival de ocio

La carrera ha sido larga. Barcelona, que celebra desde 2006 el Mobile World Congress, la cita sobre tecnología móvil más importante del mundo, se jugaba la continuación del congreso con París, Munich y Milán a partir de 2013. La apuesta, además, era todavía mayor: la asociación que organiza el evento anual, GSMA, ya no buscaba un recinto para cuatro días; quería una capital mundial del móvil, donde celebrar el ya tradicional congreso, pero también exposiciones, conferencias, conciertos y fiestas durante todo el año. Barcelona ha vuelto a convencer. Será la capital del móvil, y comenzará a ejercer en 2012.

"Todas las ciudades que compitieron por el título presentaron ofertas muy innovadoras y atractivas, pero, al final, Barcelona demostró que verdaderamente se merece el título de Capital Mundial del Móvil, con su combinación excepcional de instalaciones para exposiciones y conferencias, su infraestructura de transporte y hostelería, su compromiso de ampliar el alcance de la movilidad en Barcelona, Cataluña y España, y el fuerte apoyo de los sectores públicos y privados", señaló John Hoffman, responsable de GSMA.

La capitalidad del móvil estaba prevista a partir de 2013, pero se adelanta a 2012

El congreso mundial del móvil batió en 2011 su récord de visitantes: más de 60.000 profesionales pasaron por las instalaciones de Fira de Barcelona en Montjuïc. La gran mayoría de los congresistas son de primer nivel (la entrada cuesta entre 600 y 4.000 euros). Además, los primeros ejecutivos de gigantes de la tecnología como Vodafone, Nokia, Telefónica, Google, China Mobile, Samsung o LG aprovechan la cita para presentar novedades o hablar del futuro del sector. El evento ha cambiado con los años, como el propio sector, desde que en 2006 Barcelona robó el congreso a Cannes (Francia), que se había quedado pequeña. En la última edición, las tabletas robaron protagonismo a los móviles, y casi nadie habló de teléfonos, sino de smartphones (móviles inteligentes).

¿Qué significa que además Barcelona sea sede permanente del móvil? Que al margen de este congreso, la ciudad acogerá el Centro Mundial del Móvil, con exposiciones de tecnología permanentes y temporales. Todavía no se sabe si ocupará un único edificio, o aprovechará diferentes museos de la ciudad. También se celebrará cada año el Festival Mundial de Móviles, que incluirá "actividades para todos", desde musicales y deportivas a premios cinematográficos. Se trata, dijo ayer Agustí Cordón, director general de Fira de Barcelona, de que ya no sea solo un evento para profesionales y que haya actividades para acercar la tecnología a todos los ciudadanos. "Hay muchas más propuestas que todavía no se han desvelado", aseguró.

La capitalidad del móvil estaba en principio prevista a partir de 2013, pero se adelantará a 2012, como parte de lo prometido por Barcelona para mantener el congreso. La ciudad presentó su candidatura hace 18 meses, comprometiéndose a mejorar los puntos débiles, entre ellos, cuestiones de seguridad, de movilidad (falta de taxis los días del congreso o conexiones aéreas intercontinentales) y cuestiones técnicas de capacidad de conexión a Internet. A cambio de limar estos problemas, según calculó la candidatura, Barcelona se embolsará 3.500 millones en siete años. El primero de ellos espera un impacto de más de 300 millones, cantidad que irá creciendo "porque algunas iniciativas tendrán efecto a medio plazo". La candidatura fue apoyada por más de 50 empresas y entidades.

El próximo congreso mundial del móvil tendrá lugar entre el 27 de febrero y el 1 de marzo de 2012, y en él se presentarán las fechas de los diferentes proyectos de la capital del móvil. El congreso de 2013, según se hizo público ayer, será del 25 al 28 de febrero.

Asistentes al congreso mundial del móvil de Barcelona el pasado febrero en Montjuïc.
Asistentes al congreso mundial del móvil de Barcelona el pasado febrero en Montjuïc.ALBERT GEA (REUTERS)

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