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Crítica:Botánica after Humboldt | ARTE / EXPOSICIONES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Retrato de una planta

Entre 1771 y 1774 Jean-Jacques Rousseau escribió un pequeño tratado de botánica en forma de siete cartas dirigidas a una prima suya, en el que explicaba cómo son las plantas y cómo herborizarlas. Para entonces, salir al campo, recoger plantas y hacer un herbario se había convertido en un pasatiempo educativo y en una afición romántica. Se había popularizado la práctica que Linneo había extendido por Europa y que tendrá en España sus más altos representantes en los botánicos Antonio José de Cabanilles y José Celestino Mutis. Estos científicos describieron y dibujaron las plantas y, para que éstas fueran conocidas por ese público curioso y aficionado, se sirvieron del grabado calcográfico, realizando impresionantes láminas que después iluminaron, sirviéndose a veces de los propios jugos de las plantas para colorearlas. Pero, cuando se ha desarrollado lo que hoy llamaríamos una técnica del grabado científico, comenzaron los experimentos químicos que originaron la fotografía.

Botánica after Humboldt

Calcografia Nacional. Alcalá, 13. Madrid

Hasta el 16 de septiembre

Uno de sus pioneros, William Fox Talbot, empezó realizando contactos directos de plantas sobre placas previamente emulsionadas, con lo que consiguió fijar siluetas de vegetales. Así comenzó la fotografía, un arte que hoy no sólo se ha extendido a un número ilimitado de temas y posibilidades técnicas, que desbordan lo imaginable, sino que ha dado la vuelta al propio concepto de arte y a la idea de técnica, poniendo nuevamente en escena los problemas de la originalidad y la reproductividad de la obra de arte, así como la propia autoría, al jugar indistintamente con lo real, lo imaginario, lo ficticio y lo imposible. Desde este complejo panorama fotográfico Rosa Olivares ha seleccionado a seis fotógrafos que tienen en común su afición a retratar plantas, a herborizar fotográficamente.

Ya nos mostró Karl Blossfeld cómo la naturaleza es capaz de generar formas por medio de la selectiva mirada fotográfica. Ahora, unos cien años después, con una mirada no menos analítica, Manuel Armengol, Alberto Baraya, Joan Fontcuberta, Juan Carlos Martínez, Rafael Navarro y Juan Urrios enfrentan sus trabajos fotográficos a algunos de los grabados realizados sobre los dibujos de Antonio José de Cabanilles que se conservan en la Calcografía Nacional. Una especie de encuentro de la vanguardia con el pasado en el que se pueden poner en evidencia más las afinidades que las diferencias que hay entre la mirada científica de la Ilustración y el análisis subjetivista de artistas actuales que trabajan desde la diversidad, la ironía, la imaginación y el sentido crítico de la realidad. En los dos siglos largos que separan ambas concepciones no sólo han variado las ideas sobre cómo es la naturaleza sino que ha variado la propia naturaleza que, como Goethe ya percibió, se desdobla en lo artificial. Así, cuando estos fotógrafos se detienen en la observación del mundo que les rodea y se fijan en las plantas, éstas no son sólo productos de una naturaleza más o menos modificada por el hombre, en la que se distingue entre plantas silvestres, cultígenos y alteraciones genéticas, sino que las categorías desde las que miran los fotógrafos son de otro orden, a lo real ellos añaden lo ficticio y lo artificial.

<i>Iris Flor</i>, de Alberto Baraya.
Iris Flor, de Alberto Baraya.

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