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La caída de un presidente por el 'caso Gürtel'

Exigencias de regeneración democrática

La oposición asegura que cambiar a Camps no servirá de nada si no se combate la corrupción

La indignación que causó en la oposición el anuncio de que Francisco Camps iba a presentarse ayer ante el Tribunal Superior de Justicia para declararse culpable y evitar su juicio por cohecho se redujo al hacerse pública la noticia de la dimisión del presidente. Su sustitución por Alberto Fabra, actual alcalde de Castellón, no despertó entusiasmo alguno, pero propició que le recordaran que cambiar de nombres, aunque en su caso se trate de un dirigente que no está implicado en casos de corrupción, no basta. Toda la oposición coincidió en la exigencia de una profunda regeneración democrática.

"Esta es la punta del iceberg de un proceso de degradación de la política valenciana", explicó Jorge Alarte, líder de los socialistas valencianos, sobre la rocambolesca dimisión protagonizada ayer por Camps. "Debería haber dimitido hace dos años y medio", añadió, para desear al expresidente que pueda "ejercer su derecho a la defensa". De todas maneras, apuntó Alarte, "si dimite el presidente pero no se van la docena de imputados que tiene el PP en sus filas estaremos en las mismas".

"Es la punta del iceberg de la degradación de la política valenciana"
El PSPV-PSOE convocó una reunión urgente de su ejecutiva
"Tendría que romper con lo anterior, abrir puertas y ventanas"
"Ha de modificar los hábitos con los que se ha venido funcionando"
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Camps deja una Generalitat en crisis

El secretario general del PSPV-PSOE, que por la mañana había calificado de "inadmisible" la sola posibilidad de que Camps confesara sus delitos y quisiera seguir gobernando, convocó por la tarde, tras la dimisión del jefe del Consell, una reunión extraordinaria de la ejecutiva de su partido. Al término de la ejecutiva, el dirigente socialista confirmó que su grupo no presentará candidato a la investidura aunque, como es lógico, votará contra el candidato del PP, y reiteró que cambiar a las personas, "sin una regeneración democrática, sin transparencia y lucha contra la corrupción, no servirá de nada". Tras recordar que la historia ha dado la razón a los socialistas en su denuncia de la corrupción, Alarte exigió al presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, que explique el confuso episodio de la dimisión de Camps.

"Tendría que cortar con lo anterior, abrir puertas y ventanas y acabar con la opacidad y la falta de transparencia", dijo Mònica Oltra, portavoz adjunta de la Coalició Compromís, al conocer la designación de Alberto Fabra por parte del PP. Según la diputada de Compromís, que por la mañana había mostrado su tristeza ante la posibilidad de que la Generalitat tuviera, tras la eventual declaración de Camps en el TSJ, "un presidente delincuente", es fundamental "una refundación democrática". "A partir de ahí", añadió Oltra, "ya discutiremos políticamente desde nuestros respectivos puntos de vista".

La diputada de Compromís recordó que con motivo del debate de investidura de Camps, vaticinó que no acabaría la legislatura. En su opinión, el ya expresidente de la Generalitat debería "pedir perdón al pueblo valenciano". Especialmente denigrante le pareció a Oltra que Camps, al explicar su decisión de dimitir, convirtiera el gesto en "un acto partidista", ya que dijo que pretendía ayudar a Mariano Rajoy a ganar las próximas elecciones generales. Según la parlamentaria, el PP debe "quitarse de encima" a los imputados por corrupción.

"Un delincuente confeso no puede estar al frente de la Generalitat valenciana", dijo por la mañana la portavoz de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), Marga Sanz, que consideró horas más tarde, tras la dimisión de Camps, que era "imposible" declararse culpable y pretender mantenerse en el Gobierno. En opinión de Sanz, la resistencia del exjefe del Consell a asumir sus responsabilidades ha generado "más de dos años de debate estéril en las Cortes Valencianas".

La coordinadora de EUPV propugnó "una limpieza en todos los órdenes" en el PP y la Generalitat. "Exigimos que el candidato sea limpio, no implicado, ni imputado", señaló Sanz, quien celebró más tarde que Alberto Fabra, el candidato escogido por el PP, "no tenga ninguna implicación conocida en temas de corrupción".

Como los otros dirigentes de la izquierda parlamentaria, Marga Sanz insistió especialmente en la necesidad de que el relevo de Camps actúe "con otro estilo, que respete la capacidad fiscalizadora de la oposición y modifique los hábitos con los que se ha venido funcionando". Es fundamental que en la nueva etapa, insistió Sanz, "la ética impere en las instituciones".

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