De la artesanía hacia el diseño industrial
Desde un pequeño taller, la artista gana premios y exporta al mundo
Todo empezó a mediados de los ochenta, hace 16 años, un poco a contracorriente. Cuando la bisutería excesiva y el oropel campaban, Helena Rohner empezaba con sus pequeñas joyas de plata con esmalte, delicadas y sobrias, con esa impronta del diseño danés del que esta diseñadora camaleónica se siente deudora. Sus viajes por el mundo le llevaron enseguida a conocer gente y a diseñar para los grandes, el primero, uno de los centros más cool, Barneys en Nueva York. Fue su bautismo.
Luego vendrían Japón, Escandinavia, Londres... (Paul Smith es su cliente desde hace 14 años, una odisea)... Todo un ejemplo de exportación de diseño made in Spain que sale al mundo desde un pequeño estudio-taller-tienda en un bajo de los Austrias (Almendro, 4). Ahora, Rohner (Las Palmas, 1968) y su equipo de seis personas celebra el último premio, el Red Dot Design, que no tiene dotación pero sí prestigio, por un pen drive de porcelana hecho a mano para una veterana empresa danesa, Káhler.
"Al contrario que la moda, los objetos necesitan un proceso lento"
Con este pequeño gadget, Rohner da otro salto más. De lo artesano, de producir a pequeña escala, a la producción industrial. A vender pen drives de todos los colores como rosquillas, 8.000 en pocos meses. "Para una persona como yo que todo lo que produzco es pequeñito, como en series numeradas, esta venta es genial. Y me gusta que a través del diseño industrial puedas entrar en muchas casas", celebra en su estudio rodeada de materiales con los que trabaja: plata, piedras, madera, jarrones, platos... El USB supone también para la diseñadora una incursión en el mundo tecnológico. "Quería romper con esa idea de la cerámica solo como elemento decorativo y además me gustaba unir lo manual con lo práctico", afirma.
Esa idea de colarse en las casas y la utilidad de los diseños le ha empujado irremediablemente al diseño de objetos cotidianos. "Hay demasiada diseñitis", critica, "y cada vez soy más partidaria del diseño para usar todos los días". Y una vez más, en alianza con los mejores. George Jensen, la centenaria platería escandinava joyera y de objetos para casa, que solo ha fiado sus diseños a los grandes, se fijó en ella. La única española en su nómina. Le encargó un juego de té y Rohner le añadió la novedad de la porcelana blanca. Y con la firma danesa Munio ha realizado bandejas y otros objetos de madera sostenible.
Ahora está inmersa en un diseño para Bodum, una empresa de diseño multipremiada y conocida por sus accesorios de cristal para el té y café. Para esta firma que nació en Copenhague prepara varios objetos: una jarra de agua, un decantador, un azucarero, una cuchara de cristal, platos... Por eso, encima de su mesa hay desplegadas varias fotografías de objetos de cristal de varias marcas, entre otras, una jarra de Zara Home, como tampoco pierde de vista los objetos de Ikea. "El diseño es ahora mucho más democrático, antes era el que entendía de diseño o el que no. Y ahora la gente entiende mucho más de lo que pensamos. Le pones un jarrón normal y el que Hella Jongerius hizo para Ikea y, aunque no sepa quién es, elige éste".
Ella sigue la onda del diseñador londinense Jasper Morrison, "que hace productos que se adaptan a la gente, que funcionan. A diferencia del italiano que te tiene que entrar por la cara, éste es más sutil que es lo que yo intento, que cuanto más lo mires más te guste".
Rohner aplica el movimiento slow al diseño. "Al contrario que en la moda que está constantemente produciendo y vendiendo, en el diseño se requiere un proceso lento, desde que lo piensas hasta que se realiza, ha pasado un año. Los objetos son como una pequeña rebeldía, la tetera de Jensen salió en 2007 y se sigue vendiendo fenomenal". Ese pequeño objeto para servir té resume su ideal: sacar cosas que duren, respetuosas con lo que hay alrededor y que funcionen bien.LA JEFA DE TODO ESTO
Helena Rohner, diseñadora
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