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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Cuarta corona azulgrana

"Mejor, imposible"

Villa resalta que el Barça, consciente de su potencial, no puede desaprovechar esta época

David Villa (Langreo, Asturias, 1981) ha nacido para vivir noches como esta. El máximo goleador de la historia de la selección necesitaba un gol como este, el tercero y definitivo, el que cerró la victoria azulgrana, para sentir que su llegada en verano pasado al Barça, que pagó 45 millones al Valencia, había valido la pena. Lo necesitaba porque fue una temporada dura para él: cansado tras el Mundial, trabajó más que nunca en el aspecto defensivo y le faltó la frescura de anteriores temporadas para afinar su puntería. Hasta ayer. "Mejor, imposible", dijo El Guaje.

"En un estadio tan importante y en una fecha tan importante, mejor imposible. La gente tiene ambición, sabemos nuestro potencial y no podemos desaprovechar esta época. Era el 3-1 que nos dio mucha tranquilidad. Lo dedico a todos, a mis hijas y a mis dos sobrinos, uno de ellos Luca, el hijo de Pepe Reina". El portero del Liverpool, precisamente, había comentado el partido para TVE y había pronosticado que Villa iba a marcar en la segunda parte. Acertó. En la celebración, Pep Guardiola fue más contenido que en anteriores victorias. Ganar se ha convertido en una rutina. Eso sí, tuvo un gesto cariñoso con Michel Platini, el presidente de la UEFA, a quien abrazó. Curiosamente, Pep idolatró al Platini jugador, un exquisito 10 del Juventus y de la selección francesa. Y hoy, el máximo dirigente del fútbol europeo, es un rendido admirador del técnico español, dos veces campeón de Europa en tres años. A sus 40 años. Iguala así, con dos Orejonas, a Vicente del Bosque, a José Villalonga y a Miguel Muñoz, los tres al frente del banquillo del Real Madrid.

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Alves, Thiago y Adriano, los tres brasileños de la plantilla, bailaron una extraña danza. Antes, Puyol le cedió a Abidal el honor de ser el primero en alzar al cielo de Londres la Copa de Europa.

A continuación, Guardiola reunió en el centro del campo a todos los jugadores y a los distinos empleados que acompañan al equipo, juntaron las manos y ensayaron una especie de sardana absolutamente feliz.

Los jugadores del Manchester aceptaron la derrota con una gran deportividad. Ni un mal gesto por parte de nadie. Tampoco del entrenador, sir Alex Ferguson, tan colérico a veces cuando cree que los árbitros le han perjudicado.

Antes de ser manteado por sus jugadores, Guardiola declaró cómo, respecto a la final ganada en Roma al United en 2009, esta vez la había podido preparar mucho mejor, con más tiempo. "Hemos hecho un excelentísimo partido", resumió el técnico azulgrana. "El Manchester, por su camiseta, por su historia, en nada te hace un gol, como hemos visto en la primera parte. Hemos controlado muy bien", remató, contenido, el entrenador catalán, ya un mito para la afición azulgrana.

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