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Reportaje:Elecciones municipales y autonómicas

Claves de la jornada electoral

Los comicios ponen a prueba el futuro de los líderes madrileños, la incidencia del movimiento de Sol, la irrupción de UPyD o el cambio de poder en los pueblos

El 22 de mayo, hoy, los madrileños deciden el Gobierno de sus instituciones. Pero hay más asuntos en juego. Y varias claves que condicionan los comicios. O mejor dicho, los días siguientes a la jornada electoral. Por ejemplo, el inesperado fenómeno de protesta masiva en la Puerta del Sol, la incidencia de la abstención en los resultados y el futuro político de los principales líderes a un año de las elecciones generales.

También la repercusión del caso Gürtel, la mayor trama de corrupción en la historia de la democracia, o el escenario en bastiones tradicionales de la izquierda, como los municipios del sur de la Comunidad, donde se puede medir la intensidad del batacazo del PSM en la región. La irrupción de formaciones hasta la fecha sin representación en el Consistorio de Madrid o en la Asamblea, como UPyD, y su relevancia en la aritmética parlamentaria o el equilibrio de voto entre los distritos de la capital, donde los socialistas podrían alcanzar su suelo perdiendo en Vicálvaro o Vallecas, donde siempre han sido la fuerza más votada.

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Estas elecciones, además, incorporan el voto de una buena parte de los inmigrantes de la región. En total son casi 300.000 los que estrenan este derecho, aunque las asociaciones auguran una notable abstención en estos colectivos por cierta falta de implicación y, en cualquier caso, sus apoyos están lo suficientemente divididos como para que no tengan particular incidencia en los resultados.

AGUIRRE CONTRA GALLARDÓN

La política es un alambicado equilibrio de ambiciones y poder. El PP, que acumula mucho poder en Madrid, también es un nido de oscuras ambiciones. Los enfrentamientos entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón por conseguir la hegemonía del partido en la región son incontables. Los dos coroneles del PP llevan varias semanas tratando de limar asperezas. Escenifican un irreal romance político tras haberse desafiado en innumerables ocasiones durante los últimos ocho años. Los choques no se limitan a los líderes, sus escuadras confrontan aún más duro.

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Una de las refriegas más sonadas fue la protagonizada por Manuel Cobo, número dos de Gallardón, que acusó a Aguirre de organizar una gestapillo para espiarle. El desaire le ocasionó la suspensión del PP durante varios meses. En este difícil juego de equilibrios, no hay mejor forma de medir la influencia de cada bando que con el número de votos. Entre los partidarios de Aguirre se da por sentado que la presidenta regional obtendrá un mayor número de papeletas que el alcalde de la capital. Pero no descartan alguna escaramuza. Hace cuatro años, Gallardón se apresuró a anunciar, nada más conocer los resultados, que había obtenido más sufragios que su compañera de partido. Durante un par de días las cuadrillas de ambos dirigentes mantuvieron un pulso por demostrar quién era el más votado.

Finalmente resultó que Aguirre logró 450 papeletas más que su compañero de partido. La situación ahora es diferente, pero los entornos de ambos líderes no descartan que vuelva a repetirse la batalla. "Después de las elecciones trataremos de descansar un poco, a no ser que se empeñen en comparar las votaciones", explica un dirigente próximo a la presidenta del PP de Madrid. El duelo entre los dos barones del PP parece superado, pero muchos en el partido aseguran que solo se ha aplazado. Ambos contemplan en el horizonte no muy lejano un triunfo de Mariano Rajoy en las elecciones generales de 2012. Un escenario que podría condicionar su propio futuro político. En el caso del alcalde, una de las preguntas recurrentes estos días pasados de campaña ha sido si permanecerá en el Consistorio los cuatro años de legislatura y si, en caso de no hacerlo, se quedaría como regidora de la capital Ana Botella.

EL FUTURO DE GÓMEZ

El candidato socialista, Tomás Gómez, alcanzó el cargo de secretario general del PSM en julio de 2007. Entonces fue una apuesta del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y obtuvo el 97% de los votos en el congreso regional. Una de sus principales tareas era eliminar las tradicionales familias del partido en Madrid y una tendencia cainita muy acusada.

Pero pocos meses después de su victoria y, tras algunos traspiés estratégicos, Gómez se encontró con buena parte de su formación en contra. "Se han dedicado durante tres años a hacerle la cama en todo lo que han podido", deslizan desde la cúpula socialista, que señalan la victoria de Gómez en las primarias como el punto de inflexión. Tras desafiar a Zapatero, el mismo que había apostado por él en su momento, el líder socialista purgó el PSM y tomó el control completo del partido.

Un dominio de las bases que le permite un colchón en la derrota. También le da margen el deterioro de la marca PSOE. Aun así hay quien considera que si baja del 28% de los sufragios (y algunos sondeos que manejan los partidos apuntan a un resultado del 26%) tendrá muy complicado abortar la resurrección de los sectores críticos y mantener dominadas a las fracciones durmientes de su formación.

Además, al igual que en el binomio Gallardón-Aguirre, Gómez también mantiene un pulso soterrado con el candidato municipal Jaime Lissavetzky. Ambos se enfrentaron en el proceso de primarias, cuando Lissavetzky apoyó a la ministra Trinidad Jiménez, la candidata señalada por Zapatero, y después en la elaboración de las listas municipales, donde llegó a mediar la Ejecutiva Federal del PSOE para "proteger" los intereses del candidato municipal. Los dos mirarán con lupa quién consigue salvar los muebles con mayor solvencia.

Sin embargo, fuentes de la cúpula del PSM consideran que, independientemente de los sufragios que se obtengan, Gómez debe permanecer y consolidar su imagen de líder de la oposición. El candidato ha estado cuatro años sin ocupar un escaño y en una situación de casi invisibilidad.

EL EFECTO 15-M

Y LA ABSTENCIÓN

La masa de los desencantados crece por días. El viernes por la noche, unas 25.000 personas tomaron la Puerta del Sol y rodearon el campamento de los indignados, que ayer protagonizaron una peculiar jornada de reflexión en la que se retiraron parte de los carteles que decoraban lonas, paredes y monumentos. Carteles contra el bipartidismo, que arremetían por igual contra el PP y el PSOE, o que reclamaban quedarse en casa el día de las elecciones: "No les votes, no te representan".

Los miles de ciudadanos que han pasado por el campamento en la última semana forman grupos lo suficientemente heterogéneos para que sea imposible aventurar un efecto concreto. Pero hay cuestiones claras. El esbozo de programa en el que trabajan desde hace días las asambleas de Sol se parece bastante a las ideas fuerza de Izquierda Unida: democracia participativa, cambio de la ley electoral, más servicios públicos... El descontento nace, además, con el aumento del paro y la rebaja de prestaciones. IU ha acabado cada uno de los mítines de esta campaña con un mensaje que podría resumir este sentir: "Ellos te han recortado a ti, ahora recórtalos tú a ellos".

La irrupción del movimiento en la recta final de la campaña electoral ha dejado descolocados a los partidos, aparte de desdibujar completamente sus campañas electorales. No saben qué pueden esperar. ¿Mayor movilización, un aumento de la abstención? Parece que podría ser esto último. "No nos representan", dicen algunos de los carteles que pueden verse estos días en Sol. Nunca se había hablado tanto de política por la calle. Ni tan mal de los políticos. Una alta abstención perjudica más a los partidos de izquierda, o al menos eso es lo que se ha considerado tradicionalmente. Rodríguez Zapatero pidió a los asistentes al último mitin de campaña que convencieran al indeciso: "El voto es la palanca de cambio más poderosa", aseguró. Pero también en el PP están inquietos. Su votante es muy fiel, pero ¿quién sabe hasta dónde habrá calado el descontento? En las elecciones municipales la abstención es más elevada que en las generales: ha oscilado siempre entre el 30 y el 37% (el año pasado fue del 36%).

Los sondeos que ha hecho la empresa Metroscopia estos días en Madrid, tras la aparición del movimiento de ciudadanos descontentos 15-M, concluyen que el voto en blanco y a partidos minoritarios puede incluso duplicarse, mientras baja el apoyo al PP y, sobre todo, al PSOE. "Pero no es fácil hacer prospecciones ahora. No sabemos si esto es solo una verbalización emocional motivada por el efecto de las imágenes de las protestas en televisión", advierte el director de la empresa. "Podría concretarse en el día de las elecciones o quedarse en mera expresión de un deseo".

TERRITORIO GÜRTEL

Unos 300.000 vecinos de los municipios afectados por el caso Gürtel, la mayor trama de corrupción de la democracia ligada a un partido político, el PP, elegirán hoy a sus alcaldes después de que a lo largo de los últimos cuatro años hayan tenido que ver cómo muchos de estos regidores eran obligados a dimitir por el presunto cobro de comisiones ilegales a cambio de otorgar favores a empresarios, entre ellos el propio cerebro de la trama corrupta, Francisco Correa.

Estos Ayuntamientos, cuyos resultados serán observados con lupa, son: Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón, Arganda del Rey, Majadahonda y Las Rozas. En todos ellos, excepto en Arganda, la ventaja de los populares parece insalvable. Por ejemplo en Boadilla del Monte el PP aglutinó más del 60% de los votos en 2007, con un 30% de los socialistas y un escaño de los independientes de Alternativa por Boadilla (APB).

Pero el PP ha movido ficha en la campaña, asumiendo parte de su culpa y eligiendo a nuevos candidatos para evitar una sangría de votos, que no es previsible. La excepción es Arganda del Rey, cuyo candidato, Pablo Rodríguez Sardinero, era número dos de Ginés López, el anterior regidor imputado. Asimismo, el PP mantiene como principal responsable de la empresa municipal de fomento a otro imputado: Juan Fernández. Un informe policial le acusa de aceptar regalos para uno de sus hijos. Concretamente un viaje de boda con destino a Hawai.

Los expertos sostienen que la corrupción tendrá un efecto muy limitado, habida cuenta de que en estos municipios, con una elevada renta per cápita, votan casi siempre en clave nacional: lo que podría significar un castigo para los socialistas. No obstante, los expertos consideran que la indignación contra la corrupción podría elevar la participación electoral, un hecho que amenazaría las mayorías absolutas de los populares.

EL CINTURÓN ROJO

El sur de Madrid se enfrenta a las elecciones más reñidas de su historia. El PP, visto aquí durante décadas como ente extraño y burgués que tenía poco que decir, aspira a ganarse a los votantes de izquierdas. La formula que ha utilizado el partido de Génova en campaña es simple: se identifica como una formación que crea empleo en una época donde se baten récords históricos de paro. Los pueblos de la periferia sur de Madrid concentran una población cercana al millón de habitantes y muchas de estas poblaciones superan con holgura los 150.000 habitantes (la mayor es Móstoles con más de 200.000 ciudadanos censados).

Así está la situación en algunos municipios del cinturón rojo, en los que conviene hacer una distinción ciudad a ciudad, pues las condiciones de cada una son distintas:

En Getafe, el alcalde, Pedro Castro (PSOE), pretende gobernar por octava legislatura consecutiva. Castro nunca había llegado a unas elecciones tan igualado con su contrincante, pero aun así cree que podrá mantener los dos concejales de diferencia que posee respecto al PP. El alcalde está convencido de que ha sido una campaña "sucia", con continuos ataques a su persona, y se ha esforzado continuamente en calificar al candidato popular, Juan Soler, como un cunero que no conoce la ciudad. Soler, por su parte, tacha a Castro de político desgastado, que gobierna desde 1983.

Leganés. Empate técnico. Los dos grandes partidos llegan prácticamente empatados y seguramente quien quiera formar Gobierno tenga que pactar con otro partido. El PSOE, que actualmente gobierna con coalición con IU, ha sufrido mucho desgaste desde que plantease a principios de esta legislatura una moción de censura a Miriam Rabaneda, entonces alcaldesa popular, apenas 23 días después de que accediese al cargo. A esas alturas, como es de suponer, su mandato era una hoja en blanco. El PP regional se ha volcado en la ciudad, a la vista de los sondeos favorables.

Móstoles. Esteban Parro, el único alcalde del PP del cinturón rojo, había anunciado que dejaba la política tras gobernar durante dos legislaturas. Esperanza Aguirre, dispuesta a mantener el dominio en esta ciudad a toda costa, le ha acabado convenciendo para que vuelva a presentarse. Parro apenas había encontrado oposición tras el cierre de la agrupación socialista en 2008, pero el PSM confía ahora en una figura conocida como es David Lucas, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, para remontar el vuelo. Las urnas dirán si el golpe de efecto se produjo demasiado tarde.

Por último, los sondeos también han pronosticado unos comicios muy reñidos en Pinto y Alcorcón, dos feudos que el PSOE confía mantener.

UN CUARTO INVITADO EN EL SALÓN DE PLENOS

Durante las últimas legislaturas, el pleno del Ayuntamiento ha estado repartido siempre entre tres partidos políticos (actualmente PSOE, PP e IU) con distinta representación en cada periodo. De los 57 concejales actuales, los populares tienen 34, los socialistas 18 (ha sido el mandato con menos representación de su historia) e Izquieda Unida, cinco ediles. La más que posible entrada de UPyD, sumada al factor de las movilizaciones del 15-M, apuntan algunas de las encuestas internas de los partidos, perjudicaría directamente al PP y al PSOE, que podrían perder uno o dos asientos cada uno. IU podría ser el único que subiera su representación municipal.

Pero, además, si finalmente el partido de Rosa Díez entrase en el Ayuntamiento de la capital cambiaría la configuración de los plenos del Consistorio y de todas las juntas de distrito. Habría que adaptar el reglamento de intervenciones y, quizá, acortar o limitar las comparecencias, apuntan algunas fuentes municipales, para que los ya dilatados plenos no se eternizaran. Desde la desaparición del CDS en la capital en 1991 -llegó a contar con el alcalde Agustín Rodríguez Sahagún tras coaligarse con el PP- no había cuatro grupos.

Por otro lado, el mapa de los 21 distritos de Madrid seguiría teñido de azul PP. Así como en los anteriores comicios -por las mutaciones demográficas y la inauguración de infraestructuras como las nuevas paradas de metro- el PSOE perdió cuatro históricos feudos como Vicálvaro, San Blas, Usera y Villaverde, esta vez lo único que puede volver a modificar en un sentido u en otro el reparto será la entrada de UPyD. A los socialistas solo les quedan Villa de Vallecas y Puente de Vallecas. Pero en distritos como Vicálvaro, la diferencia es de apenas unos 150 votos y en el de Usera de unos 1.200.

EL EFECTO UPyD

"UPyD es un globo que se va desinflando", opinaba hace unos meses el candidato de IU a la Comunidad de Madrid, Gregorio Gordo. Pero el ánimo en el partido liderado por la diputada nacional Rosa Díaz (militante socialista durante tres décadas) es ahora justo el contrario: si antes aspiraba a obtener representación en la Asamblea regional, ahora confía en lograrla sobre la ola de indignación que emana de la Puerta del Sol. Las encuestas ven más probable que UPyD logre entrar en este su debut en el Ayuntamiento de la capital, con hasta tres concejales. Pero las encuestas se equivocan, y sobre todo no han tenido en cuenta hasta ahora esta fuerte tramontana antibipartidista (o sea, contra PP y PSOE). UPyD se esfuerza en apartarla del voto en blanco con llamadas al voto útil. Desde la izquierda sin embargo interpretan de otra forma ese voto útil: "Serán el salvavidas de Esperanza Aguirre (PP) para seguir gobernando", cree Gordo.

Tanto IU como el PSM temen que, tanto por afinidad ideológica como por su intención declarada de respaldar a la lista más votada (presumiblemente, la del PP), UPyD pacte con Aguirre en caso de que esta no logre la mayoría absoluta. "Nuestra capacidad para llegar a un acuerdo va a depender de la necesidad de PP y PSOE", reconoce Díaz. Pero niega que se incline por uno u otro. Su estrategia es clara: quieren un pacto nacional al más alto nivel para entregar su apoyo en todos los Ayuntamientos y Gobiernos autónomos donde puedan ser determinantes a cambio de dos objetivos también en clave nacional: cambiar la ley electoral y reunificar el sistema educativo.

Su fortaleza en Madrid es el voto urbano de nivel socioeconómico medio-alto. Esperan un buen resultado en las ciudades de Alcobendas, Majadahonda, Las Rozas, Pinto, Getafe y Parla. Y hasta 10-13 asientos en la Asamblea regional, según las lecturas más optimistas. Con esos réditos, de obtenerlos, se sentarán a negociar. Aunque si no llegan al 5% se quedarían fuera del Parlamento.

EL DÍA DESPUÉS

Aunque Madrid es una de las comunidades menos endeudadas de España y aún tiene un margen de actuación, una de las frases más repetidas en los corrillos electorales es la de que al día siguiente de las elecciones los triunfadores van a tener que echar mano de los recortes y olvidarse de todas sus promesas electorales. Precisamente, uno de los ejes de la campaña de Gómez ha sido el de acusar a su rival de tener "un programa oculto" que incluía el copago sanitario. Algo que Aguirre niega insistentemente. En los dos partidos mayoritarios se pone el acento, cuando se les pregunta por esta cuestión, en que la clave "es ahorrar y no despilfarrar para no hacer recortes en gastos esenciales", pero otras voces de esas mismas formaciones reconocen que la crisis va a obligar a un "ajuste durísimo que se ha quedado fuera del discurso electoral porque no conviene a ninguno de los partidos". Este es un factor que también afecta a todos los municipios.

Este reportaje también ha sido elaborado con información de Juan Diego Quesada, Elena G. Sevillano, Pilar Álvarez, Tono Calleja, Daniel Verdú, Vera Gutiérrez Calvo y Bruno G. Gallo.

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