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El cerebro del 'caso Karlos' apunta a Campanario y al inspector médico

Los pactos de algunos acusados con la Fiscalía siguen dejando lagunas

"He venido a decir la verdad porque quiero que se sepa ya". La declaración de intenciones de Carlos Carretero, exjefe de Policía Local de Ubrique (Cádiz) considerado cabecilla de la trama de pensiones fraudulentas destapada en la operación Karlos, no se terminó de materializar tras sus primeras palabras en la Audiencia Provincial. El pacto alcanzado con la Fiscalía para rebajar su pena sirvió para que reconociera que cobró por obtener estas bajas, aunque intentó dar aire de normalidad a sus gestiones. Repartió responsabilidad con el inspector médico Francisco Casto, al que apuntó como autor intelectual de la estafa a la Seguridad Social, y aseguró que eran los clientes, entre ellos María José Campanario, los que acudían a él.

Carretero es uno de los de 15 acusados del total de 25 que han alcanzado un pacto con el fiscal para reconocer los delitos y así rebajar la petición de pena. Sin embargo, en su declaración negó ser el cerebro de la trama y desvió esa responsabilidad a Casto. Este médico fue el que le tramitó velozmente, como un favor, la baja al propio Carretero por un problema de visión. Después vinieron las de los demás, a cambio de sumas que oscilaron entre los 12.000 y los 24.000 euros. "El dinero me lo quedaba yo", dijo.

Según Carretero, cobraba porque Casto se comprometía a tener las pensiones en tres meses cuando lo normal era un año. "Cobraba la mitad de las mensualidades adelantadas". El supuesto cabecilla reconoció haber cobrado a María José Campanario 18.000 euros por la pensión de su madre, Remedios Torres, a pesar de que no tenía los años cotizados para cobrar ninguna baja. "Hacía 30 años que no trabajaba", le recordó el fiscal. Según Carretero, fue el inspector médico Francisco Casto quien sugirió que Torres fuera dada de alta en una empresa de Carretero como limpiadora, aunque nunca llegó a ejercer tal función. Ellas, Campanario y su madre, eran plenamente conscientes, aunque él ayer intentó ayudarlas. "Supongo que lo vieron como un favor que yo les hacía, aunque, la verdad, es que bien hecho no estaba".

Carretero también acusó a Casto de haber ideado la suplantación de la personalidad de Remedios Torres, que fue requerida para una inspección en el hospital Puerta del Mar. "Me dijo que si no iba ella, porque estaba en Castellón, que llevara a mi suegra, que tenía una enfermedad". Carretero quiso salvar a su novia, Elisa Calvente, y a su suegra, Isabel Gil. "Ellas no sabían nada de esto", mantuvo.

Ayer también declaró el empresario José Luis López El Turronero, mediador en las negociaciones entre Carretero y Campanario. Fue él quien recibió los 18.000 euros de la esposa del torero Jesulín de Ubrique, aunque aseguró que, en un momento dado, no quiso continuar. "Ella solo quiso acelerar los trámites, no darse de alta en ninguna empresa", la defendió.

Al igual que otros acusados que han pactado con la Fiscalía, su testimonio supuestamente autoinculpatorio estuvo lleno de contradicciones. "Yo no tengo nada que ver. Bueno, lo que tenga que ver", declaró. Ocurrió también con Elisa Calvente, habitual de los platós, pero que en el juicio perdió la memoria, a pesar de que también acordó su testimonio con el Ministerio Público. "Parece más interesada en contar cosas en otros sitios", le reprochó el fiscal.

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