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Reportaje:DE CALLE

El cuarto acto, en el bar

Tras la función, una copa y un tentempié. El Madrid de los actores y los utileros. Y una visita a los escenarios para el microteatro

Pablo León

Se cierra el telón y empieza la marcha. Leandro Rivera (Madrid, 1980), actor, cantante, bailarín y uno de los protagonistas del musical Avenue Q lleva desde 2004 por la Gran Vía de escenario en escenario. Su primer musical fue en el colegio, Cats, desde entonces ha trabajado en CQC, Siete Vidas, ha besado a Penélope Cruz (en Volver de Almodóvar) y ha sido prota de Mamma Mia y Hoy no me puedo levantar. "Cuando empecé la Gran Vía estaba llena de cines", recuerda Rivera, que ha visto cómo la centenaria avenida cambiaba fotogramas por partituras. El Broadway madrileño, la llaman algunos. En sus alrededores, actores, utileros y directores comen, cenan, salen o se compran ropa. Entre bambalinas de los locales donde se prepara el espectáculo.

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Bares sin retoques

01 Montado y 'gin-tonic'

"Nos vemos en el café al lado del Lope", escribe Leandro Rivera en un mensaje. El Lope de Vega es el teatro más impresionante de la avenida que cruza Madrid. Sus telones se han abierto para Mamma Mia o Los Miserables. Y Nebraska (Gran Vía, 55; www.gruponebraska.com) "es un local de los de siempre, un sitio mítico donde acabas tomando algo". Cuando hay función, Rivera no para. Descansa un día a la semana y en Nochevieja le toca cantar. "Llevo ya tres años que me como las uvas desde el escenario", cuenta.

Con ese estrés y ese desfase horario, viene bien el típico bar que te hace de todo en cualquier momento. "El lugar que te salva una cena o te acaba perdiendo una noche". Ese es bar Raúl (Flor Baja, 4) donde igual te ponen un montado que un gin-tonic. "No había noche que no pasáramos por aquí", apunta Rivera. "Acabábamos la función y Raúl nos daba de comer, de beber o lo que hiciera falta", continúa el actor, que estuvo dos años protagonizando el musical de Abba.

02 La tienda del utilero

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Muy cerca, en la plaza de Santo Domingo, Beer Station (Cuesta de Santo Domingo, 22) lleva una década reuniendo a la farándula (se abrió en 2001). "En este escenario de monólogos empezaron muchos actores con sus primeros espectáculos", recuerda Jorge Granero, encargado del establecimiento. "Como todos se conocen, por aquí viene la gente de los musicales, desde los actores hasta los técnicos, y la verdad es que son todos unos personajes", continúa.

Al salir del bar, llama la atención un joven que telefonea desde una cabina superviviente del siglo XX. Es un utilero, Ismael Navarro, de la obra que coprotagoniza Rivera. "Por aquí encuentras de todo", dice Navarro. "Una vez me pidieron una cómoda antigua y no teníamos nada. Me acerqué a Regalos Jusan (Silva, 2) y había una perfecta". Desde entonces, la pequeña tienda es el sitio "de los apaños de última hora".

03 A lo 'rockabilly'

Y si la cara sur de la Gran Vía es castiza, el otro lado es territorio moderno. Allí está el Teatro Movistar, donde Rivera trabajó con Nacho Cano. "Esta sala no tiene cajas [bambalinas], antes de entrar en escena tenías que salir a la calle de Libreros a esperar tu momento. Si alguna vez pasas y ves un montón de gente disfrazada en el callejón, es que van a salir a escena. Una vez, durante Hawai-Bombay, se nos coló un hombre con un cartón de vino. Escuchó música y pensó que era una fiesta, entró y apareció en medio de la escena", recuerda Rivera con una sonrisa.

En esta acera se come en Casa Fadrique (Corredera Baja de San Pablo, 4), cuidada cocina tradicional en un ambiente malasañero, y las copas se toman en El Fabuloso (Estrella, 3). "Somos un local abierto donde viene todo tipo de gente, artisteo incluido", cuenta Sylvia Superstar, ideóloga del local, plagado de referencias rockabillies. En sus escaleras no es difícil cruzarse con Álex de la Iglesia.

04 Actuaciones efímeras

Sin dejar la Corredera Baja, Clarita (en el número 19; http://claritamadrid.com) ofrece desayunos, comidas y cafés a todos los actores del Teatro Lara. Algunos repiten algún texto entre ensayo y ensayo. Rivera no es un moderno pero se estudia los papeles en el eReader y prefiere salir de compras por Nueva York que por Madrid. "La ropa allí es impresionante, y las zapatillas...", exclama señalando sus zapas abotinadas. Cuando pasa frente al escaparate de García (Corredera Baja de San Pablo, 26) se para. Sudaderas, pantalones y camisas informales pero con estilo. Entrando más en Malasaña, Los Olvidados (La Palma, 69) son otra parada obligatoria del artisteo. Su estilo de bar de toda la vida contrasta con la banda sonora popera que ameniza las tardes en el local. Es un sitio peligroso porque puedes entrar a comer y, sin darte cuenta, acabar saliendo a las dos de la mañana.

Humus, raciones y cerveza acompañados de microobras de teatro. En Microteatro por dinero (Loreto y Chicote, 9; www.teatropordinero.com) cada noche hay espectáculo. Concretamente cinco funciones de teatro efímero en cinco habitaciones distintas para un aforo de unas 15 personas y que duran una media de 15 minutos. Las obras nunca se repiten. "Canalizamos las ganas de actuar de mucha gente y, ante las dificultades que existen ahora, se nos ocurrió la idea de un espacio dinámico", cuenta Verónica Larios, actriz de 32 años y una de las fundadoras del local. Cada dos semanas cambian la programación y todas las obras.

05 Más allá de la Gran Vía

Aunque la escena musical se concentra en torno a Callao, en Goya también hay locales de alterne actoral. Frente al Teatro Nuevo Alcalá, donde ahora se representa Avenue Q, aparece el The Geographic Club (Alcalá, 141). Tiene un estilo de club de caballeros londinense donde se hacen apuestas para dar la vuelta al mundo. "Sirven unos cócteles perfectos para después de la función", comenta Rivera. La de hoy todavía no ha comenzado y va tarde. Se mete al teatro pero al minuto sale con dos de los muñecos con los que actúa en el musical. "Bueno, nos vemos otro día", se despide con la voz como del monstruoso personaje que lleva con él en una mano. No puede evitarlo. Se nota que es un actor de pura raza.

El Geographic Club en Goya (frente al teatro Nueva Alcalá)
El Geographic Club en Goya (frente al teatro Nueva Alcalá)SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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