"¿Novela gráfica? ¿Qué es eso?"
Ibáñez, que hoy cumple 75 años, dibuja el álbum 'Jubilación a los 90'
Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) cumple hoy 75 años. Otros se habrían retirado hace tiempo, pero él sigue al pie del cañón. Poniendo coña a la actualidad, está trabajando en un nuevo álbum de Mortadelo y Filemón titulado 'Jubilación a los 90', que Ediciones B publicará en octubre. De seguir así, será un título profético, porque Ibáñez es el gran currante de la historieta española. Lo dicen sus palabras: "Si escribiera una autobiografía sería un libro muy breve. Me bastaría con dos líneas y diría algo así: '¿Quién fue Ibáñez? Pues un tipo que trabajó, trabajó y trabajó y no hizo nada más'. Esto no tiene ningún interés. Si ni siquiera he cambiado nunca de esposa, ni de hijos". Ya que estamos de cumpleaños, le recuerdo que ha celebrado muchas efemérides históricas en sus tebeos. Es más, la última entrega de Mortadelo y Filemón, aparecida el pasado mes, se titulaba ay, 'Chernóbil... ¡qué cuchitril!' "Calla, calla", contesta Ibáñez.
Ahora lanza tres álbumes de Mortadelo y Filemón al año (el próximo, titulado 'A reciclar se ha dicho', sale en mayo), pero hubo épocas en las que hacía hasta seis. "En nuestra profesión, lo normal para el que quería dedicarse a esto era un promedio de cinco o seis páginas semanales. Hacer 10 era una heroicidad. Llegar a 15 páginas semanales, imposible. Pues yo estuve haciendo 20. Ni vacaciones, ni fines de semana, ni nada", recuerda Ibáñez. Y en esa obra, entre gag y gag, hay toda una crónica de la historia española reciente: "A mis lectores les hace gracia que saque a políticos. Yo no me defino ni de izquierdas, ni de derechas. En mis tebeos reciben todos. Llevo más de 50 años en esto y, si se quita todo lo disparatado, es verdad que se podría seguir la historia reciente de España en las páginas de Mortadelo y Filemón. Ha salido todo, desde el Mundial de Fútbol 82 al paro actual. Siempre he sido consciente de que hacía esa crónica singular".
Cuando habla, Ibáñez es una metralleta y gesticula mucho. Los elogios todavía le sonrojan. "Me gustaría que existieran Mortadelo y Filemón para poder endosarles las entrevistas. Es que soy muy tímido", se confiesa entre risas el creador de personajes tan populares como el botones Sacarino y Rompetechos, su favorito. No obstante, ha tenido que pelear mucho por sus derechos de autor, porque en Bruguera no se estilaban nada. "Era una explotación espantosa. Todos los personajes pertenecían a la editorial. Y más aún: eran los propietarios de las ideas, de los originales y si te dejabas, hasta de la mujer, de los hijos y del gato del autor... Sin embargo, gracias a Bruguera conocí a grandes compañeros de la profesión, como Cifré, Conti, Peñarroya, Raf, Escobar, Vázquez, el rey del sablazo... ", explica Ibáñez, que no es muy dado a la nostalgia.
¿Y qué le parece la movida de la novela gráfica? "Novela gráfica, ¿qué es eso? Por no llamarles tebeos o historietas, se han inventado ese nombre pijo. Si con eso se consiguen mejores ventas, pues no me parece mal. Sea como sea, los tebeos deben recuperar popularidad o morirán. Porque la historieta es eso, cultura popular. Antes te cerraban una colección si bajaba a 50.000 ejemplares y ahora cualquier editor se daría con un canto en los dientes por conseguirlos. Ojalá las historietas volvieran a inundar los quioscos", concluye con un deseo el maestro Ibáñez, antes de soltar con un resoplido: "buf, ¡75 tacos!".
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