El falso médico de Ferrol lleva a juicio a sus víctimas
Coté cree que sus expacientes manchan su honor al relatar lo que sufrieron
"Me sentó en una silla de ruedas hace ocho años y mañana [por hoy] me sentará como acusada en un juicio". Esther Fontán, presidenta de la asociación de afectados por el falso médico ferrolano José Manuel López Pérez, Coté, intenta mostrarse serena ante la demanda civil que le obligará hoy, en un juzgado coruñés, a volver a ver cara a cara el hombre responsable del dolor físico y moral que sufre desde hace años. Condenado por intrusismo en la profesión médica al demostrarse que ejerció durante años sin tener otros títulos que el de bachillerato y en libertad condicional a la espera de juicio, acusado de provocar lesiones graves a sus pacientes e investigado por evasión de capitales y fraude a Hacienda, López Pérez ha emprendido ahora una serie de denuncias contra la "cabeza visible" del colectivo que agrupa a 170 afectados, personados en las causas abiertas contra él por un juzgado de Ferrol y por otro de Vinaroz (Castellón).
Fontán: "Me sentó en una silla de ruedas y ahora, como acusada"
Los afectados se quejan de que las causas contra López Pérez no avanzan
"Resulta que las víctimas ahora somos delincuentes y el delincuente es la víctima". El falso médico acusa a Fontán de intromisión al honor por las aseveraciones y comentarios vertidos en el blog de Internet de la asociación, que sirve de vínculo de información y comunicación entre unos afectados de todas las edades o condiciones que viven diseminados por toda la geografía española. Hay otra denuncia pendiente por injurias, y la presidenta de la asociación, al acudir hoy al juzgado, recogerá la citación de otras dos demandas similares presentadas contra ella por quien considera su verdugo.
Acaban de cumplirse tres años del ingreso en prisión, por primera vez, del falso médico que tenía clínicas en Ferrol y Viveiro. Estuvo seis meses en la cárcel. Condenado por intrusismo en la profesión médica, una sentencia confirmada por el Tribunal Supremo, y con sus clínicas clausuradas en Galicia, Coté tardó menos de un año en establecerse de nuevo como médico en Vinaroz. En julio de 2009 volvió a ser detenido, y al igual que pasó en Ferrol, logró salir a los seis meses de prisión tras pagar una fianza. Pero los dos procedimientos penales abiertos contra él apenas avanzan.
"Mientras él vive como un rey, con las propiedades embargadas pero con dinero, sólo la mitad de sus víctimas personadas en ambas causas han declarado; hace cinco meses que está todo parado", se queja la responsable de la asociación. Coté presenta todo cuanto recurso puede "para ralentizar" los procesos judiciales, afirma Fontán. "¿Qué honor hemos podido mancillar?", se pregunta mientras enumera las enfermedades que sufren muchas de las víctimas, preocupadas porque no son capaces de averiguar todas las sustancias que les fueron inyectadas cuando eran pacientes del falso médico. Han reunidos informes, incluso de la Agencia Nacional del Medicamento, que determinan que algunos de los productos que utilizó Coté están prohibidos en España.
"Cada una de las informaciones o artículos de nuestro blog no nacen para hacer daño a ese individuo, no somos tan miserables como él, sino para mantenernos informados sobre todo lo que ocurre con respecto a las causas abiertas, contar nuestra experiencia y tratar de desentrañar todas las barbaridades que hizo con nuestros cuerpos". Todos los afectados están "muy orgullosos" de esa página en Internet que se titula Radiografía de una pesadilla. Tiene una "función social y terapeútica importante", subraya Fontán, "nos permite sentirnos más unidos y nos ayuda a vehicular nuestra rabia".
Fontán destaca que Coté no pidió a ningún juez que cerrase, como medida cautelar, la publicación en la que no hay, asegura, ni una sola línea alusiva a la vida privada del falso médico. "Yo mismo borré todo comentario que se colgase en ese sentido, porque no nos interesa, sólo queremos hablar de nosotros, de lo que nos pasó y de nuestro sufrimiento".
Fontán recuerda que los tribunales verificaron la falsedad de los títulos universitarios de los que presumía Coté, que decía ser médico, neurocirujano y traumatólogo, entre otros. Los afectados intentan reunir pruebas e informes para demostrar que al menos tres personas fallecieron a consecuencia de los tratamientos que recibieron del falso médico. Una joven está en estos momentos postrada en una cama, recuerda Fontán, que sufre una minusvalía del 38% y una cojera permanente en la pierna izquierda. "No somos un colectivo de desesperados", clama su presidenta, "sólo pedimos Justicia y que no vuelva a pasar nunca más". Hay muchos expacientes de Coté que aún no dieron el paso de personarse en las causas judiciales. "Hay miedo, miedo que él mismo nos metió en el cuerpo cuando nos trataba".
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