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Bartók y Brahms brillan en Santiago con la Filharmonía

Dirigida por Antoni Ros Marbá, la Real Filharmonía de Galicia interpretó el pasado jueves en Santiago el Concierto para violín y orquesta nº 2 de Béla Bartók y la Sinfonía nº 2 de Johannes Brahms. Como solista, Ildikó Oltai, violinista de la formación. El refuerzo requerido por estas obras para gran orquesta fue de 22 músicos, de los que dos tercios pertenecen a su Escuela de Altos Estudios Musicales. Protagonistas y refuerzos de la casa, una demostración de la rentabilidad de las inversiones en cultura, también en época de penurias económicas.

Ildikó Oltai, nacida y formada en Budapest, demostró que lleva la música de Bartók en sus genes profesionales, con una soberbia versión de su Concierto nº 2. Con un sonido redondo en todos los registros ya desde las primeras notas, un elegante fraseo y gran dominio de todos los ataques, imprimió a cada pasaje el carácter idóneo. A destacar, la calidez de su canto en el andante tranquillo central y su agilidad de mecanismo en los pasajes más intrincados. Ros cuidó al extremo el acompañamiento orquestal: desde el mimo en los pasajes más delicados de la solista a la brillantez de las fanfarrias, la fuerza de los pizzicato Bartók del andante o la delicadeza de color o la brillantez de diferentes momentos de la percusión en el allegro molto final.

En la segunda parte, interpretó la Sinfonía nº 2 de Brahms de dentro afuera, tocando sin partitura con la seguridad que solo puede dar la completa interiorización de la obra, con gran claridad y fuerza interior. Los solos de la Filharmonía fueron muy notables, especialmente los de la trompa de Jordi Ortega y el oboe de Esther Viúdez.

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