La gimnasia española, en quiebra, elige presidente
La última gran medalla de la gimnasia española fue la plata olímpica de Gervasio Deferr en Pekín 2008. Desde entonces, y en paralelo al declive deportivo, la federación vive una espiral de escándalos que le han dejado en la ruina. Primero fueron las dimisiones de varios directivos descontentos con el presidente, Antonio Esteban. Luego, la anulación de las elecciones por irregularidades, el despido improcedente de la seleccionadora de rítmica, la dimisión del presidente en octubre, la fractura interna... Y, sobre todo, el crecimiento desmesurado de la deuda -supera el millón de euros-, cuyo resumen es esa imagen de las chicas de rítmica avergonzadas porque no se había pagado el hotel de Moscú en el que debían alojarse durante los Mundiales y que ha obligado al Consejo Superior de Deportes a intervenir.
Hoy esta situación puede cambiar porque la gimnasia elige nuevo presidente. Hay tres candidatos, de perfiles bien diferentes. El más conocido es Jesús Carballo, de 34 años, ex campeón del mundo, hijo del seleccionador del equipo femenino, hermano de dos gimnastas, uno contratado como entrenador por la federación y otro en activo, y estrecho colaborador de Esteban.
Su mayor rival es el presidente de la andaluza, Ángelo Madroñal, empresario, que empezó con Esteban y hoy es su principal azote. Madroñal, que se ha rodeado de gente del mundo de la empresa, pretende profesionalizar la gestión de la federación, reducir los sueldos, atraer patrocinadores -el único es Mapfre- y recuperar los buenos resultados deportivos. La tercera en liza es la extremeña Chelo Llera.
Carballo es el favorito, pero Madroñal ha logrado aglutinar a los descontentos.
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