_
_
_
_
_

Batida de cobre en El Gallinero

Una macrorredada de la Guardia Civil contra el robo de cable en el poblado chabolista y en otros tres puntos se salda con 36 arrestados y 103 toneladas de metal incautado

F. Javier Barroso

El sol empezaba a asomar por el horizonte. Las 400 personas que viven en el poblado chabolista de El Gallinero (Villa de Vallecas) dormían sin saber el despertar tan violento que les esperaba. A las ocho en punto de la mañana irrumpían en el poblado 50 coches patrulla de la Guardia Civil. Más de 200 agentes se desplegaron en cuestión de minutos. Antidisturbios, montados en motos, a lomos de caballos y en helicóptero. Antes de que nadie pudiera moverse de sus chabolas los agentes habían procedido de tal forma que nadie podía entrar ni salir.

Se trataba de una macrorredada contra el robo de cables de cobre, bajo el llamativo nombre de Operación Chispa. Los registros también se produjeron en Villaverde, Getafe y Yuncos (Toledo).

El precio de este metal ha pasado de dos euros el kilo a seis en dos años
"Desde el verano hemos sufrido grandes pérdidas", dicen en Adif
"Han dejado a poblaciones enteras aisladas", cuenta un comandante
Responsables de la iglesia San Carlos Borromeo fueron a la zona tras la redada
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Más información
Un metal muy goloso
Recuperados 7.000 kilos de cobre en el poblado marginal de El Gallinero

La operación se saldó con la detención de 36 personas (siete españoles y 29 rumanos), la identificación de otros 11 sospechosos y la recuperación de 103 toneladas de cobre, según informó una portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid.

Los coches todoterreno del instituto armado ocupaban el camino de entrada al poblado, rodeados de basura y ratas. Los agentes con pasamontañas llevaban chalecos antibalas. Primero hicieron un perímetro de seguridad los integrantes de los Grupos Rurales de Seguridad (antidisturbios). El segundo círculo lo formaban unos 50 agentes a caballo. Los que entraron en las chabolas fueron en su mayoría guardias de paisano con chalecos de Policía Judicial. El helicóptero, tras estar cerca de una hora dando vueltas y comprobar que la situación estaba controlada, regresó a la base.

Los habitantes de estas chabolas fueron saliendo conforme entraban los guardias. Los niños amanecían todavía legañosos, en pijama y algunos de ellos descalzos. Los guardias solo entraron en algunas de las viviendas. En aquellas para las que tenían permiso judicial. Fueron identificando uno a uno a los adultos y a algunos adolescentes sospechosos de participar en los robos de cable de cobre.

Esta banda, según explicaron fuentes de la Guardia Civil, siempre actúa de la misma manera: sale en grandes grupos que se distribuyen por todo el territorio peninsular para sustraer cobre. "Al principio, comenzaron a robar a Telefónica", explicó el comandante de la Policía Judicial Javier Rogero. "Eso hacía que dejaran sin servicio a poblaciones enteras, con los riesgos que ello supone para personas con teleasistencia, maltratadas o enfermas".

En los últimos meses se habían centrado en los transportes. Se cebaron en las líneas del AVE, en especial el Madrid-Barcelona, porque utiliza un cable muy grueso y rentable para sus ilícitos propósitos. "Como la red es doble, desconectaban los cables de las casetas y robaban 800, 1.000 o 1.500 metros, que se multiplicaban por dos", explicaron fuentes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). "Antes teníamos pequeños robos, de 20 o 30 metros, pero desde el verano sufrimos pérdidas muy grandes. Las patrullas tienen que vigilar zonas muy grandes y no pueden estar en todos los puntos. Algunas semanas hemos sufrido tres o cuatro robos", añadieron esas fuentes.

Los vecinos de El Gallinero utilizan coches potentes y muy grandes, además de furgonetas. Quitan los asientos traseros para aumentar su capacidad y cortan el cable en tramos largos. "En un turismo llegan a meter más de 1.000 metros", afirmaban fuentes de la investigación. Para poder acceder más fácilmente a los tendidos eléctricos en ocasiones añaden objetos al techo del coche para elevar su altura.

Los ladrones llevan el cable después al poblado y se encargan de pelarlo. Para venderlo tienen que quitar la parte de plástico y quedarse solo con el cobre, lo único valiosa. Así también eliminan la huella de su procedencia y, además, su posible implicación en el delito. Ayer, durante la redada, los guardias se tenían que abrir paso entre toneladas de restos de plástico que los vecinos de El Gallinero amontonan alrededor de las chabolas. Los había de todos los colores, formas y tamaños. "Como saben que podemos llegar en cualquier momento, a veces optan por esconderlo en medio del campo. No llegan a hacer zulos, pero los camuflan para que nadie se los quite", añade el comandante de la Policía Judicial.

El precio del cobre ha ido cambiando en los últimos meses. En enero del año pasado se pagaba a unos dos euros el kilo, un precio que ha ido creciendo hasta situarse, a 23 de noviembre, en poco más de seis euros, según la Bolsa de Metales de Londres (LME en sus siglas en inglés). "Ese es el precio teórico, porque a estos seguro que no les dan ni 200 euros por cada furgoneta que lleven", explicaron fuentes de la Guardia Civil.

El frío de la noche va dando paso a una mañana soleada. Sin embargo, el termómetro no pasa de los ocho o nueve grados. El relente y la humedad se cuelan por los huesos, mientras los agentes no paran de entrar y de salir. Algunos hombres, ya vestidos, son esposados justo a la entrada de la chabola. Los guardias uniformados les ponen correas de plástico. Sus pequeños se quedan mirando asombrados ante tanta agente.

Otra parte del dispositivo de la Operación Chispa entró en cuatro puntos del distrito de Villaverde, en Getafe y en Yuncos. Precisamente a esta última localidad toledana es adonde llevaban el cobre los vecinos de El Gallinero. Allí, una chatarrería regentada por ciudadanos españoles, algunos de ellos con antecedentes policiales por receptación de objetos robados, según fuentes de la investigación, se encargaba de transportarlo hasta otra chatarrería de Villaverde. Aquí el cobre era triturado y mezclado con otro de procedencia legal o de recogida callejera.

Una vez que el cobre era triturado y mezclado, lo llevaban a una tornería situada en Getafe. Allí este elemento volvía a ser mezclado con otro cobre callejero. Y ya estaba listo para su venta. Un total de siete personas fueron detenidas en esta tornería. De hecho, el grueso del material decomisado procedía de esta industria, donde se localizaron 100 toneladas de cobre. Las tres restantes estaban repartidas por El Gallinero.

A las diez y media llegaron dos furgonetas con 18 secretarios judiciales procedentes de plaza de Castilla. Se repartieron con los agentes encargados de la investigación y fueron levantando acta de todo lo decomisado y de los detenidos. "Como nos graben las cámaras, no trabajamos", espetó una funcionaria ante la presencia de las televisiones. Los guardias tuvieron que mediar y pedir que nadie captara imágenes de los trabajadores judiciales, cuyos zapatos se hundían por el lodazal por el que se tuvieron que meter para entrar en las infraviviendas.

"Lo grave de este grupo organizado no es el daño que causan a las instalaciones, sino también el grave riesgo que pueden generar a las personas", destacó el comandante Rogero. "Si se llevan los cables de la señalización de carreteras, no se puede informar de accidentes. También han dejado a poblaciones enteras aisladas. Además, ya abarcaban todo el territorio nacional".

Poco después de las 11.30 llegó un autobús de la Guardia Civil para llevarse a los detenidos. Los investigadores los pusieron en la primera línea del poblado mientras los antidisturbios protegían la zona. Algunas mujeres salieron con sus bebés envueltos en gruesas mantas, mientras veían con caras de desesperación cómo subían al autocar a los arrestados.

Justo al mediodía el autobús del instituto armado arrancó. Escoltado por varios vehículos todoterreno salió por la parte sur del poblado en dirección a la Comandancia de Tres Cantos, en cuyo puesto comenzaron las investigaciones. Algunos familiares saludaron a los arrestados desde la entrada del poblado.

También acudieron al lugar los responsables de la parroquia San Carlos Borromeo, que ayudan a los 400 vecinos de esta zona marginal. Habló Javier Baeza, que no se opuso a la operación de la Guardia Civil: "Entendemos que tienen que perseguir la legalidad y detener a los que cometan delitos. Y dentro de este grupo están los que se enriquecen con el cable. Nos han dicho los rumanos que los guardias han tenido un trato perfecto con ellos".

Cuando se marchó el furgón policial se fueron desperdigando el resto de guardias. La zona fue recuperando la normalidad poco a poco. Algunos coches fueron decomisados por los investigadores y llevados a depósitos municipales. Una portavoz de la Comandancia de Madrid explicó que algunos de los detenidos estaban en Tres Cantos y otros en un módulo de la prisión de Soto del Real, ante la falta de espacio en el cuartel tricantino. Por la tarde estaban identificando e interrogando a los detenidos.

Despliegue de los agentes de la Guardia Civil en  el poblado chabolista de El Gallinero.
Despliegue de los agentes de la Guardia Civil en el poblado chabolista de El Gallinero.SAMUEL SÁNCHEZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_