La plegaria de Pony Bravo

Jesús invoca a Dios... y el Señor se le revela en una tostada. Así es la última broma gráfica de Pony Bravo. La banda de rock sevillana utiliza este reclamo para la portada de su segundo disco, Un gramo de fe, que presenta hoy, a las 21.00, en el teatro Central de Sevilla. Este grupo, que reivindica la música popular para justificar su sonido, no quiere repetirse. Cada álbum, un concepto. Cada disco que escuchan, una influencia.

Talking Head, Radio Futura, Pata negra. "Cada vez nos acercamos más a lo que más nos gusta", anuncia su cantante, Daniel Alonso. Según opina, en su propuesta, producida por El Rancho y en la que colabora la banda ZA!, "cierta originalidad es inevitable". Y es que no es solo la portada, hay una intención irónica tanto en los carteles de los conciertos, que mezclan la iconografía religiosa sevillana con películas o hechos históricos (la crucifixión de un ewok o un jedi cofrade), como en los 13 temas del álbum (La rave de Dios o Pumare Ho). "Buscamos elementos que reconozcamos todos, sin necesidad de explicar de qué va la obra, ni comerte la cabeza, como pasa con el arte contemporáneo".

"Como en la cocina, experimentamos con el sonido", dice el cantante

Porque por más que se empeña Alonso, diseñador de la cartelería equina, no consigue definir a qué suena Pony Bravo. Es rock setentero, es electrónica, es blues, es folk. Todo y nada de eso. "La influencia nunca es tan directa. Es como cocinar, mezclamos ingredientes, no sabemos lo que va a salir, experimentamos mucho, pero no siempre nos sale". Lo bueno es que para escuchar el disco lo ponen fácil: descarga directa en su myspace, igual que sucedió con su primer disco, Si bajo de espalda no me da miedo. Y para los nostálgicos, una "barata" edición en vinilo.

La gratuidad de sus álbumes a través de la Red tiene su porqué. "Internet permite que te oiga todo el mundo, algo que es importante, sobre todo para la música independiente". Y es algo que les ha servido para girar por España en el último año.

En el viaje de vuelta de Cataluña, donde acaban de dar tres conciertos, confirma por teléfono que su inexplicable fórmula musical ha funcionado. El pasado fin de semana, en Barcelona se quedaron 200 personas sin poder entrar en la sala Apolo 2. Admite que se lo han dicho muchas veces: Pony Bravo suena a Pony Bravo. Un peculiar piropo que agradece y que se refiere a unas melodías con denominación de origen andaluza, que enredan con todos los palos. "Nos está yendo guay. El boca a boca ha servido".

El cantante de Pony Bravo se declara sorprendido por el ascenso que ha experimentado el grupo desde que sacaron El rayo, el single de su primer disco. "Nos pegamos mucho trabajo de profundización previa. Lo bueno del rock es que es muy permeable y la música popular tiene muchas posibilidades, queremos que la gente joven sepa que existe nuestra música". Y con esa actitud, irán mañana al teatro Alhambra de Granada y después a la sala Supersonic de Cádiz.

Alonso mantiene un perfil cauto e insiste en que van poco a poco. Amigos de la adolescencia, los cuatro miembros empezaron en 2006, publicaron su primer largo en 2008, pegaron el estirón en 2009, y este año han aprovechado para montar Fiera, banda en la que son los mismos integrantes, pero cambiándose de instrumento.

Su objetivo es impulsar El Rancho, su sello discográfico, para publicar a otros grupos. "Mucha gente echa de menos la Sevilla de los ochenta porque cada vez es una ciudad más convencional". La voz de los Pony está convencida de que hay que luchar. "Hay personas dispuestas que ya se están asociando". Con sus tres compañeros, hace lo que puede, como utilizar su local de ensayo para que otras bandas den conciertos.