Aplazada indefinidamente la cumbre euromediterránea de Barcelona
La secretaría de la UpM consigue, finalmente, que se le asigne un presupuesto
No ha habido sorpresa. La cumbre euromediterránea que debía celebrarse en Barcelona el próximo sábado, ha sido aplazada sine die. La razón: la situación actual del conflicto israelo-palestino hace imposible "una participación satisfactoria" de los países miembros de la Unión por el Mediterráneo (UpM). España, junto con Francia y Egipto, que la copresiden en estos momentos, lo atribuyen "al bloqueo del proceso de paz en Oriente Medio".
La UpM, un proyecto personal del presidente francés Nicolas Sarkozy, nació en París en julio de 2008, en una cumbre en la que el todavía fresco inquilino del palacio del Elíseo consiguió reunir a los mandatarios de 43 países y lanzar un ambicioso -aunque difuso- proyecto de cooperación y desarrollo para compensar el creciente peso político y económico que la integración de los países de Europa del Este tiene sobre la Unión Europea.
Los vicesecretarios y altos funcionarios ya trabajan en el Palau de Pedralbes
El proyecto inicial no incluía a los miembros de la UE sin costa en el Mediterráneo. La presión alemana -y también española e italiana- lo abrió a la UE en su conjunto. En esta negociación, España consiguió traerse a Barcelona la sede de la secretaría de la UpM, lo que abría a la ciudad la puerta de una cierta capitalidad mediterránea.
Si la suspensión de la cumbre es una mala noticia, para España y para la UpM, la buena, sin embargo, es que finalmente la secretaría de esta institución, cuya sede está en el Palau de Pedralbes -cuya habilitación ha costado seis millones de euros a la Generalitat- ha conseguido obtener carta de naturaleza. El pasado viernes, en Bruselas, el comité de altos funcionarios de los 43 países miembros de la UpM aprobó un presupuesto de 6,2 millones de euros y el plan de trabajo presentado por el secretario general, el jordano Ahmad Masadeh. La cifra, sin embargo, queda muy por debajo de los 14,5 millones calculados inicialmente, pero llega en un momento crucial. La mitad la pone la Comisión Europea y la otra mitad, los países miembros.
En estos momentos trabajan en Pedralbes unos 25 funcionarios, de un total previsto de medio centenar. Durante los últimos meses han ido llegando cinco de los seis vicesecretarios: el israelí Ilan Fhet, que llevará los temas de educación superior; el turco Mehmed Yigit Alpogan (ex embajador en Londres) que se encarga de los proyectos de infraestructuras; la maltesa Cecilia Attard Pirotta, vicesecretaria de Asuntos Sociales y Civiles; el palestino Rafiq Al Husseini, de Agua y Medio Ambiente; el italiano Lino Cardarelli, para temas económicos y financieros. El sexto, el griego Panagiotis Roumeliotis, debía ocuparse del tema energético, pero, de momento, se queda en su puesto en el Fondo Monetario Internacional, para gestionar el problema de la deuda griega. Tanto Marruecos como Egipto han enviado funcionarios de alto nivel, procedentes de sus embajadas en Bruselas y París.
La anulación de la cumbre es una mala señal política para este organismo encargado de definir los proyectos que impulsará la UpM en las seis áreas antes mencionadas, entre los que destaca el ambicioso plan de limpiar las aguas del viejo Mare Nostrum. "Pero la capitalidad mediterránea a Barcelona es algo a construir", asegura Senen Florensa, el director del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), el think tank de la UpM, que la semana que viene acoge la conferencia anual de la red EuroMeSCO, que agrupa los centros de investigación política y de seguridad.
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