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Los acreedores condenan a Vulcano y agravan la crisis del sector naval

La situación del astillero, al borde de suspender pagos, abre un nuevo frente al Ministerio de Industria en medio del

Las industrias naval y energética están sufriendo golpes muy duros por la crisis. Vulcano, el segundo mayor constructor de barcos privado de Galicia y uno de los primeros de España, tiene desde ayer un futuro más difícil. Pymar, sociedad público-privada formada por astilleros, administraciones autonómicas y por el Ministerio de Industria, no apoya su petición de avales para terminar uno de los buques que está a medio hacer en las gradas.

Pymar tampoco se presentó ayer en la junta de acreedores del astillero Juliana, filial de Vulcano. Al darle la espalda al convenio, que era otra de las tablas de salvación de la factoría viguesa, la empresa asturiana ha entrado en proceso de liquidación.

"Tenemos varias alternativas y carga de trabajo", dice el director del astillero
Factorías Juliana, filial de Vulcano, entra oficialmente en liquidación

La dirección de Vulcano habla abiertamente de "traición" de Pymar, que hasta hace pocos días apoyaba su plan de reestructuración. La "falta de apoyos del Ministerio de Industria y del Principado de Asturias", ha torcido los planes de continuidad y ahora las cosas se ponen "mucho más difíciles". Ante esta situación una de las opciones pasa po rque presenten un concurso de acreedores. Los trabajadores también reclaman que el Ministerio les explique las razones que tiene para no avalar al astillero vigués, que en cambio se siente "completamente respaldado por la Consellería de Economía".

Paralelamente, las centrales térmicas de As Pontes y Meirama continúan su guerra contra el decreto del carbón. Ayer se supo que tendrán que funcionar bajo mínimos hasta, por lo menos, 2011, cuando se espera que se recupere la demanda eléctrica. No habrá compensaciones económicas ni medidas correctoras ni mínimos técnicos de operatividad. El Ministerio de Industria argumenta que el impacto del decreto será bajo.

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La situación crítica en el astillero Vulcano cristalizó ayer, después de que su filial Factorías Juliana, adquirida hace cuatro años a la SEPI, entrase en liquidación. Se cumplieron los peores pronósticos y la sociedad Pymar, empresa publico-privada participada por las comunidades autónomas, los constructores navales y el Ministerio de Industria, dio la espalda al convenio propuesto por la factoría viguesa, que incluía una quita sobre el 79% de la deuda de la filial. Los representantes de Pymar ni siquiera acudieron a la junta de acreedores en Oviedo, que no se celebró. Además, esta sociedad ha denegado a Vulcano los avales de 21 millones de euros que necesita para seguir construyendo el buque sísmico que ahora tiene en sus instalaciones.

"Estamos ante un escenario que hace dos días no imaginábamos. Es una traición por parte de Pymar. El Ministerio de Industria y el Principado de Asturias no nos apoyan. Ahora lo que toca es mirar hacia delante y salvar Vulcano", resumía ayer José Domínguez, director financiero. La empresa constructora se queda sin el acceso al Fondo Patrimonial de Garantías del Naval, principal instrumento de financiación que tienen los constructores privados españoles, lo que podría traer consecuencias en cadena para otras sociedades. Ese fondo avala a los astilleros por los adelantos que los armadores van aportando para pagar sus encargos. Cuando se entregan los barcos, esas garantías dejan de ser necesarias y se cancelan. Este año, Vulcano ha dado de baja avales en Pymar por importe de 147 millones de euros gracias a tres entregas de dos buques sísmicos y uno químico. Por eso sus gestores no se explican este cambio de criterio.

Al hilo de la crisis, en el sector empieza a sonar de nuevo la posibilidad de una nueva reconversión sin que nadie sepa muy bien hacia dónde. "¿No nos hemos reconvertido ya?", se preguntaba ayer un empresario de otro gran astillero de la ría de Vigo.

Los trabajadores, que siguen encerrados en las instalaciones situadas en el barrio de Guixar, creen que el Ministerio de Industria les está dando la espalda desde Pymar, pero lo único que quieren ahora es oxígeno financiero para seguir trabajando. "Lo que toca es seguir con la actividad, no meter a la empresa más en el fango. Tenemos un barco para entregar dentro de ocho meses que ahora está en las gradas parado", afirmó Diego Atanes, de UGT. José Domínguez les transmitió un mensaje de tranquilidad: "Tenemos una baza fundamental, nuestra cartera de pedidos y el apoyo institucional de la Xunta", aseguró.

Vulcano necesitará ahora jugar con otra de sus ventajas: la capacidad técnica que tiene para desarrollar barcos de alto valor tecnológico. Además, sobre el papel, la posibilidad de que Juliana entrase en proceso de liquidación "siempre estuvo ahí", por lo que ahora caben múltiples opciones. Desde la dirección eluden adelantar acontecimientos, pero nadie oculta ya que una de las principales alternativas está en la suspensión de pagos. "Es una posibilidad, aunque caben más opciones, tendremos que analizarlas todas a partir de mañana [por hoy]", insiste Domínguez.

Sería el segundo concurso de acreedores para Vulcano. En el primero entró a finales de los años 90 por la cancelación de dos cargueros químicos, con un pasivo de 12.000 millones de pesetas. En 2001 dio carpetazo a las deudas tras enjugar unas pérdidas de 3.000 millones de pesetas y lograr contratos por importe de 17.000 millones.

En el plano político, el diputado del BNG Henrique Viéitez afirmó ayer que buscará consenso en el Parlamento para forzar al Ministerio de Industria a cambiar su decisión.

Obreros de Vulcano, en una nave de la factoría, tras conocer que los acreedores vetaron la venta de una filial de la compañía.
Obreros de Vulcano, en una nave de la factoría, tras conocer que los acreedores vetaron la venta de una filial de la compañía.Lalo R. Villar

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