De vuelta a la tierra
Una Argentina intensa y decidida arrolla a una España indolente al inicio y desafortunada después
Argentina le dio un monumental repaso a España en el amistoso que anoche debía servir al Campeón del Mundo como reválida de lo sucedido en Sudáfrica. En cuarenta y cinco minutos, la nueva selección de Batista se zampó a la de Del Bosque, que movió la alineación seguramente en exceso, siempre a tenor del resultado. Cerró mal, atacó peor y más ancha que larga, España tampoco alcanzó el triunfo en su cuarta visita a Buenos Aires. Víctima de una gran empanada, la contundencia en la pegada de los locales -cuatro primeros remates, tres goles- le sobró para comerse al rival.
Si aceptamos como equipo titular el que jugó la final del Mundial, revolucionó la alineación el seleccionador español desde la portería -jugó Reina- cambiando a los dos laterales dos -Arbeloa por Ramos y Monreal por Capdevila y no estuvo Puyol- y prescindiendo, además, de Xavi y de Torres. La entrada de Cesc y Silva en su lugar llenó el centro del campo, dejando a Villa solo en punta. Se trataba de conseguir como nunca la posesión del balón. Pero Villa se tiró a un costado y Silva hizo de ariete postizo.
ARGENTINA 4 - ESPAÑA 1
Argentina: Romero; Zanetti, Demichelis, G. Milito, Heinze; Banega, Mascherano, Cambiasso; Messi (D'Alessandro, m. 89), Higuaín (Agüero, m. 68) y Tévez (Di María, m. 60). No utilizados: Andújar y Marchesín; Burdisso, Samuel, Zabaleta, Gago, Bolatti, Lavezzi y D. Milito.
España: Reina (Valdés, m. 46); Arbeloa, Piqué, Marchena, Monreal; X. Alonso (Pedro, m. 70), Busquets; Silva (Navas, m. 46), Cesc (Xavi, m. 57), Iniesta (Cazorla, m. 46); y Villa (Llorente, m. 46). No utilizados: Casillas; S. Ramos, Capdevila y Torres.
Goles: 1-0. M. 10. Messi. 2-0. M. 13. Higuaín. 3-0. M. 34. Tévez. 3-1. M. 84. Llorente. 4-1. M. 90. Agüero.
Árbitro: Óscar Ruiz (Colombia). Amonestó a Gabi Milito, Cambiasso, Heinze, Arbeloa, Cesc, Monreal y Marchena.
Estadio Monumental: 57.900 espectadores.
Justo cuando La Roja se metió en el partido Reina resbaló y se terminó todo
Enfrente, El Checho Batista rectificó a su sucesor. Si en Sudáfrica Maradona se saltó un paso hasta Messi, el del centro del campo, Batista recuperó a Banega y Cambiasso como volantes por delante Mascherano. También rehabilitó a Gaby Milito y Zanetti en defensa. La apuesta la ganó Argentina, más decidida que España, más puesta, más metida en el partido, más consciente de que nada era amistoso.
Descosida España en el arranque, falta de jerarquía en el centro del campo, demasiado chata, la albiceleste se fue a por Reina sin dudar. Tévez pisó el primero el área de La Roja, pero dudó y la cruzó en exceso. El Apache apareció poco después para habilitar a Messi, que no perdonó y de un golpeó genial sobre Reina. No se había repuesto del golpe España y de nuevo Tévez, tremendamente cómodo, lanzó a Higuaín. El que dudó esta vez fue Reina, que esperó la llegada del delantero del Madrid hasta el suicidio. El Pipa se deshizo del portero y la desesperada oposición de Piqué no impidió que marcara el segundo gol del partido. En ambas acciones reclamó fuera de juego la defensa española; ninguna lo fue. Ocurrió, por el contrario, que ni Cesc ni Arbeloa supieron juntarse para impedir que Tévez, escorado a la izquierda y con ordenes de dar un paso atrás para enganchar al centro del campo con el ataque, jugara libre.
Hasta que Xabi Alonso, ayer capitán en el Monumental, no encontró a Iniesta, la selección española no cobró resuello. Respiró el juego de La Roja y el toque ganó intención, el campo se alargó y se activó Villa. España olió el gol con un zapatazo del Guaje que escupió la escuadra. Luego, volvería el asturiano a rematar al palo. En ese cruce de golpes, ganó Argentina de calle. Silva fue poco compañero para el delantero del Barcelona y le complicó demasiado la faena en el momento en que España, a remolque, pareció más reconocible. Justo entonces, justo cuando España se metió en el partido, Pepe Reina resbaló y se terminó todo. Reina se disponía a devolver al centro del campo un balón una cesión de Piqué y resbaló, un error tan tonto y cruel como el que en su día padeció su padre jugando contra la Holanda de Cruyff. Tévez, que había aparecido en escena para el formulismo de achuchar al portero, no tuvo clemencia y convirtió el tercero.
Messi no pudo contener la risa mientras se abrazaba con sus compañeros en el festejo de lo que fue la puntilla al campeón y la grada aún menos: "¡Qué pongan a Casillas!" gritó la afición local. Reina, que dejó su puesto a Valdés en el descanso, tal y como estaba escrito en el guión de Del Bosque, no sabía dónde mirar. El partido estaba cerrado, por más que España, ya en el segundo acto, gobernara mejor el juego con Xavi. Llorente maquilló el 3-0, pero Agüero mantuvo una goleada inesperada. Un campeón emborronado.
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