El rescate en la montaña cuesta
Los servicios públicos asumen el gasto de salvar a excursionistas imprudentes
Cientos de senderistas, expertos o turistas aventureros se lanzan cada año a explorar los montes y sierras andaluzas. La escasa preparación, el infortunio o las imprudencias acaban en algunos casos en llamadas de socorro que ponen en marcha un dispositivo de búsqueda y rescate que, además de vehículos y helicópteros, incluye a un gran número de personas que arriesgan su vida para salvar la de otros.
Haciendo cuentas, algunas comunidades como Cataluña, Cantabria o Asturias han puesto precio a los rescates y han promulgado leyes que contemplan pasar la factura en aquellos casos en los que se trate de imprudencias. El debate se ha extendido a otros puntos de España, pero la Junta andaluza se desvincula del asunto: "La vida de las personas se antepone a cualquier coste económico", asegura un portavoz autonómico. El Gobierno andaluz dice no disponer del dato del coste de los salvamentos.
El balance desde enero es de cuatro muertos, 12 heridos y un desaparecido
El jefe del equipo de montaña de la comandancia de la Guardia Civil de Álora (Málaga), Salvador Morales, asegura que el gasto y el riesgo humano son "incalculables", pero cree que, al no existir la amenaza de pasar la factura, la gente no se preocupa por contratar un seguro o por evitar riesgos. "Piensan que si tienen algún problema llaman al 112 y se les va a buscar, total como parece que es gratis", se queja.
Y nada más alejado de la realidad. Pedro Partal, responsable de seguridad de la Federación Andaluza de Montañismo, que tiene entre 8.000 y 9.000 federados -que cuentan con seguro en caso de accidente-, explica que una hora de vuelo de un helicóptero de la Guardia Civil cuesta 1.000 euros, un gasto que hasta puede multiplicarse por cinco en caso de que sea necesario movilizar a los helicópteros del GREA (Grupo de Rescate Andaluz) o a los medicalizados del 061.
En Andalucía, desde el pasado mes de enero, los servicios de emergencias han actuado en 23 sucesos en las sierras de la comunidad, 20 de ellos con helicópteros, con un balance de cuatro fallecidos, 12 heridos, seis perdidos y un desaparecido.
Aunque no es fácil ponerse de acuerdo sobre un posible cobro de los rescates por la dificultad de diferenciar entre un accidente y una imprudencia, Morales, que lleva años trabajando en rescates, asegura que hay gente que no está preparada para salir a la montaña y que por una simple fatiga solicita que se le suba un helicóptero o personas que se tuercen un tobillo y que una vez que son asistidas se van andando a su casa. "Medidas como la de Cataluña sirven para concienciar a la ciudadanía de que no se pueden malgastar los recursos", advierte.
Para concienciar o no, lo cierto es que desde que entró en vigor la ley que contempla cobrar los rescates por imprudencias en octubre de 2009, la Generalitat todavía no ha cobrado ni uno. Sin embargo, la factura informativa sí llega a todos los rescatados. Y esta es para echarse a temblar. La hora de trabajo de un bombero supone 31,26 euros, un vehículo todoterreno sale por 40,65 euros y un helicóptero cuesta 2.363,29 euros a la hora. Las cifras en Cantabria son similares: una dotación de emergencias a la hora son 327,91 euros y una hora de vuelo de helicóptero 1.639,57. En Asturias, el establecimiento de unas tasas sobre los rescates se aprobó en diciembre de 2009 y, con un afán más disuasorio que recaudatorio, según explican desde el Gobierno autonómico, la medida ha dado resultados y la cifra de sucesos se ha reducido. El año pasado, a 24 de agosto, se habían llevado a cabo 154 rescates y este año, a la misma fecha, se realizaron 94, una disminución del 39%.
"Se ha observado que la gente comete menos imprudencias y negligencias, de tal forma que hacen caso a las alertas meteorológicas y salen perfectamente equipados", apuntan desde el Gobierno asturiano que, como en Cantabria y Cataluña, pese a la implantación de la norma, aún no ha cobrado ni un solo rescate.
La Comunidad Valenciana también ha tomado cartas en el asunto y la implantación de las tasas para cobrar los rescates ya solo debe pasar por las Cortes para su ratificación. El debate está en la agenda de Castilla y León y está en estudio en el País Vasco.
Propuesta de multas por negligencias
Las voces en contra de la conveniencia del cobro son numerosas. El responsable de seguridad de la Federación Andaluza de Montañismo, Pedro Partal, no cree que el rescate de una persona salga caro y asegura que es mucho más barato que el tratamiento en un hospital, aunque sí reconoce que a lo largo de sus años de experiencia ha visto muchas negligencias en la montaña. "Eso sí habría que sancionarlo como las multas de tráfico", sostiene.
El caso es que, aunque no es un tema fácil de abordar, cada vez más comunidades se han visto obligadas a sopesar las alternativas. Un debate que, no obstante, parece no haber alcanzado a la Junta andaluza, que asegura no haberse ni planteado el asunto. Sí lo han hecho Madrid, Aragón o Navarra que, aunque estudiaron la viabilidad de establecer unas tasas, por el momento no se plantean llevar adelante la medida.
Con factura o no, lo cierto es que los equipos de rescate seguirán alerta para evitar desastres en las montañas y seguir recabando anécdotas. Partal recuerda cómo un extranjero que estaba malherido en la sierra malagueña se escondió entre las piedras cuando vio llegar el helicóptero porque pensaban que se lo iban a cobrar. Parece que en Andalucía eso no está cerca, pero tanto desde la Guardia Civil como desde la Federación de Montañismo se anima a la gente que salga a estar asegurada y, sobre todo, a no cometer locuras. "Que se sepa que esto no es gratis".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.