Una Italia profunda

La entrevista parte de una creencia tan extendida como falaz: que italianos y españoles podemos entendernos hablando nuestros respectivos idiomas. Al final se recurre al inglés. Lo cual tiene cierta lógica precisamente ahora: Vinicio Capossela está promocionando The story-faced man, apetitoso recopilatorio confeccionado por Nonesuch. El sello estadounidense impone sus reglas: en España han desaparecido sus títulos anteriores.

El embalaje del disco prescinde de sus textos, potenciando al Vinicio Capossela músico, ese argonauta que cocina un suquet con fauna mediterránea y hallazgos de las Américas. "Encuentro estimulante el enfrentarse a un público que no entiende tus historias. Es como jugar a la gallina ciega. Tengo 45 años, pero todavía ansío esa excitación, ese misterio. ¿La ausencia de las letras? Podría decirte que tampoco las incluye Bob Dylan, pero, sinceramente, la discográfica determinó que no era económico poner las letras y las traducciones, aquello habría terminado como los tochos que van con las óperas".

Vinicio también resulta un enigma para sus compatriotas: existen al menos cinco libros sobre su figura. "Es que soy un bicho raro. No formo parte de ninguna comunidad o movimiento. Mi música se aleja de lo convencional y pretendo tratar cada concierto como un evento diferente, reaccionando al espacio que me toca cada noche". Tiene un par de libros a su nombre, "que me sirven para explicar mi mundo, compartir historias. ¿Las canciones? Lo hacen a su manera, pero son esencialmente mensajes emocionales".

Insiste en que la canción es un arte tan serio como la literatura. "Hay que remacharlo, ya que Berlusconi interpreta el repertorio napolitano y degrada todo lo que toca. Silvio legitima las peores características de nuestra nación, vulgariza hasta algo tan sagrado como el canto popular".

Vinicio se para, medita, parece pensar en voz alta: "Lo que hago es un exotismo con raíces profundamente italianas. Música que viene de las tripas, como la de Chavela Vargas y Roberto Goyeneche". De acuerdo, pero esos antecesores respetaban las formas y las fronteras. En los discos de Capossela se salta del turbo folk balcánico al bolero; en sus arreglos alterna una banda de metales siciliana con la guitarra picante de Marc Ribot. El nombre de Ribot sugiere la conexión con el Hombre Lobo de Pomona: "Tom Waits es una enciclopedia musical, que abarca desde el blues hasta el tango. Él libera a todos los que escribimos canciones. No siempre me gusta lo que hace, pero te abre un universo de posibilidades. Además, es un histrión, como yo". Si tuviera que definirse en una frase, ¿cómo lo haría? "Poéticamente, diría que soy el nuevo minotauro. En realidad, me defino como un hombre de palabras. ¡No confundir con el hombre de palabra, que es otra cosa!". Su carcajada rebota por el éter.

The story-faced man. Warner.