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Reportaje:La noche del triunfo

Duchas y cerveza en el centro

La Puerta del Sol se llenó como en las campanadas de Nochevieja

F. Javier Barroso

"Yo soy español, español, español", era uno de los gritos más coreados anoche en el trayecto de Cibeles a Sol por centenares y centenares de personas que salieron a la calle a festejar la victoria de España frente a Alemania.

Miles de banderas, de todo tipo, tamaño y elementos decorativos, se vieron anoche junto a la diosa Cibeles, que estuvo acordonada para evitar problemas. Los que hicieron el gran negocio fueron los vendedores ambulantes de cervezas, que salieron con los carros y vendieron casi todo el género a los aficionados que, sedientos, buscaban algún líquido que llevarse a la boca.

La Puerta del Sol se convirtió en una piscina improvisada, en la que se bañaron decenas de personas y de la que cogían agua en todo tipo de recipientes para mojar a los asistentes. Debido a la multitud resultaba a veces imposible llegar hasta el elemento ornamental. Algunos encendieron bengalas en señal de júbilo, y no faltaron quienes se subieron a la cúpula de la estación de Sol y a los quioscos. Era tal la muchedumbre que la escena recordaba más a la festividad de Año Nuevo que a una celebración veraniega futbolística. La diferencia es que en esta ocasión la gente iba en manga corta. La policía no quiso aguar la fiesta. Llegó una patrulla, vio a la gente bañándose pero se dio la vuelta, informa Manme Guerra. Era la celebración de la victoria, la llevaba a La Roja a una final, y por una vez se permitía.

La gente cogía agua en todo tipo de recipientes para mojar a los demás
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"Somos los mejores y la vamos a ganar", "Nos traemos la Copa" y "Holanda no podrá con nosotros", fueron las frases más repetidas por los miles de aficionados que se concentraron en Cibeles, donde los pasajeros de los vehículos sacaban medio cuerpo fuera de la ventana y ondeaban todo tipo de bandera.

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La acera del Banco de España estaba repleta de personas. Los policías antidisturbios, en previsión de problemas, se colocaron el casco para abrir las calles al tráfico. Pero la gente no tenía anoche ganas de pelea, y todo transcurrió sin problemas, según reconocieron los agentes. Y es que el tráfico en Cibeles estuvo cortado durante bastante tiempo, pero sobre la una de la madrugada los responsables de Policía Municipal y Nacional decidieron abrirlo de nuevo para no entorpecer más la circulación por la almendra central de la ciudad. La algarabía de bocinas era ensordecedora. Y es que España había llegado a la final.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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