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Lamentos por el tono de la campaña

Emilio Pérez Touriño era un sultán socialista con un coche más caro que el de Obama (aunque el Audi A8 blindado fuese en realidad idéntico a los dos que había adquirido Fraga), Anxo Quintana tenía que dimitir por una foto en un yate sacada tres años antes junto al empresario Jacinto Rey, que logró concesiones eólicas, y una conselleira que usaba el coche oficial para ir a la peluquería también debía abandonar el cargo. Entretanto, Alberto Núñez Feijóo evitaba en sus mítines diarios hablar de la trama Gürtel y pedía perdón "en nombre de la política", siempre en referencia a las prácticas del bipartito.

Empeñado en marcar distancias incluso con Fraga, el ahora presidente llegó a lamentar algunas actuaciones de anteriores gobiernos del PP y en ese punto aprovechaba para anunciar la regeneración de la vida pública.

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Algunos dirigentes populares que sufren ahora en carne propia los rigores de aquella oposición, lamentan el tono de la campaña. Incluso algún conselleiro reconoce en privado que se llegó demasiado lejos y que se corre el riesgo de que muchas de las promesas de entonces se vuelvan ahora en su contra. Tanto en el Gobierno como en el partido algunas voces empiezan a incomodarse por la batalla campal en que se ha convertido el debate político durante este primer año de legislatura. La mayoría de los dirigentes culpan a la oposición y en especial al líder socialista, Pachi Vázquez, pero también admiten que el PP haría bien en rebajar el tono.

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