Nadal juega la final en 3D

La pista Philippe-Chatrier es el corazón del Roland Garros. Y también un buen plató de televisión, un colorido escenario en el que ensayar nuevas tecnologías. No en vano, el deporte ha sido tradicionalmente la locomotora de los avances en la industria audiovisual y el torneo francés no podía ser menos. Dos cadenas de televisión (Eurosport y Orange TV) y un fabricante de equipos electrónicos (Panasonic) se han unido para ofrecer en directo el torneo en tres dimensiones (3D), cuya final jugará mañana Rafael Nadal. Los espectadores españoles podrán seguir el choque del tenista español contra el sueco Robin Soderling a través de La Primera y Eurosport (dial 55 de Digital +), a partir de las 15.10.

En España, las únicas experiencias en 3D las ha llevado a cabo Digital +

El 80% de los grandes eventos deportivos usará ese formato

Para ofrecer "otro" partido se necesitan cinco cámaras estereoscópicas, con un doble visor, estratégicamente instaladas en la pista. Las imágenes ganan en brillo, contraste y profundidad; los jugadores, el juez de silla, el público, aparecen en pantalla como si el espectador estuviera sentado en las gradas de la imponente pista; las relucientes pelotas amarillas parecen salir de la pantalla.

Un informe de la consultora Screen Digest augura que la mitad de los nuevos canales especializados en el formato 3D girarán en torno a la retransmisión en directo de eventos deportivos de primera línea. Además, se calcula que el 80% de las grandes competiciones (desde unos Juegos Olímpicos a un Mundial de Fútbol) emplearán esta tecnología. De hecho, el fútbol, junto al fútbol americano, el golf y el tenis se presentan como los deportes más atractivos en el entorno tridimensional.

En solo un año en la televisión el salto ha sido de gigante. La final de Roland Garros de 2009 se produjo también en 3D, pero no fue posible su retransmisión televisiva. El experimento, auspiciado por Orange, no saltó a la pequeña pantalla y solo se pudo ver en 3D en salas de cine. Ahora, la industria de la electrónica está lista para recibir las imágenes. El gigante japonés Panasonic ha aprovechado el torneo francés para presentar oficialmente en París la primera gran retransmisión deportiva en 3D y el lanzamiento de la nueva generación de receptores. Su precio ronda los 3.000 euros y es necesario utilizar gafas especiales, que van dotadas de una batería recargable.

En el control de realización de Orange, ubicado en una avanzada unidad móvil anclada en el mismo recinto de Roland Garros, el realizador y sus ayudantes trabajan con las inseparables gafas. Sin las lentes, la imagen se ve doble y envuelta en una incómoda neblina.

Las cámaras estereoscópicas están dotadas de un objetivo doble que graba dos imágenes (una para cada ojo). Panasonic ha desarrollado también una minicámara en 3D que permite hacer entrevistas a los protagonistas del circuito sin perder el efecto estereoscópico. Pero estas retransmisiones no son accesibles a cualquier operador. En Francia solo se pueden ver en el canal Orange TV, mientras que en el resto de Europa la señal la difunde Eurosport (a través de los satélites Astra y Eutelsat).

En España, las únicas experiencias en 3D las ha llevado a cabo Digital +. Recientemente, ha ofrecido en directo una corrida de toros desde Las Ventas y, grabado, un concierto de Bunbury. El próximo reto llegará con el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. La plataforma tiene previsto difundir en 3D una decena de partidos. Será el momento de ver la diferencia. En todos los casos es necesario disponer de un televisor convenientemente equipado para recibir estas señales y el descodificador iPlus.

La consultora Screen Digest estima que en 2014, uno de cada cuatro hogares de los países occidentales estarán en disposición de recibir emisiones en 3D. "Los programadores deberían aprovechar los próximos años para abordar los problemas de producción y emisión", dicen los expertos. A lo largo de este año 2010 se calcula que en todo el mundo se venderán cuatro millones de receptores tecnológicamente avanzados. Pero su implantación masiva dependerá, al fin y al cabo, de la calidad y cantidad de los contenidos.