A vueltas con Godard
Polemizar sobre Jean-Luc Godard no es nada nuevo. El director suizo ha vuelto a levantar los ánimos en el Festival de Cannes. Lleva años provocando con sus experimentos cinematográficos y sulfurando a muchos con sus reflexiones políticas; a fin de cuentas una cosa lleva a la otra, utilizar un travelling es una cuestión de moral. En el caso de su última película, Film socialisme, el desafío ha sido doble: por la propia película en sí, en la que utiliza todos los elementos audiovisuales a su alcance (cine, vídeo, clips, efectos, documentos, ficción, citas literarias...) para componer un caleidoscopio sobre nuestro tiempo, fascinante a veces, e interesante casi siempre a pesar de reiteraciones y hasta cierta confusión. Por otro lado, ha irritado por el corte de mangas que ha hecho al festival al estrenar su película al mismo tiempo en Internet, lo que ha escandalizado a los más puristas, y no acudiendo a presentar su película personalmente lo que ha significado una frustración, ya que las ruedas de prensa de Godard son frecuentemente más controvertidas que su propia obra. Se han oído improperios contra él mientras que ninguno se ha lanzado contra Ridley Scott, cuya película Robin Hood se estrenó en salas de medio mundo al mismo tiempo que en Cannes, y que tampoco acudió al festival, lo que disculpó por la convalecencia de una operación de rodilla, mientras que Godard tuvo el ingenio de argüir "problemas de tipo griego", justificación que ha dejado con la sonrisa en la boca y la incógnita en la cabeza. ¿Se refiere el director a problemas de dinero o la injusticia cometida con un país al que considera que culturalmente Occidente le debe todo?
El cineasta suizo no deja indiferente ni para la pasión ni para el desprecio
Godard no deja indiferente, ni para la pasión ni para el desprecio. A sus casi 80 años es el único de su generación que mantiene vivo el espíritu de la nouvelle vague de los años sesenta. Si aquel movimiento fue el más moderno posible, ahora Godard está fuera de las modas del consumo, sigue rompiendo moldes e irritando a la mayoría. A este comentarista le gusta que haya alguien como él, luchando contracorriente, manteniendo su independencia frente a casi todos, introduciendo su dedo poético en la llaga de la actualidad. Aunque su justificación para no haber ido a Cannes por "el tema griego", podría haber sido igualmente por el tema iraní, con Jafar Panahi en huelga de hambre, o por el tema suizo, con Polanski aún encarcelado en su mansión. Opciones.
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