Banquete europeo

De pura oferta pantagruélica, la iniciativa cinéfila que hoy -Día de Europa- propone el Ciné Cité Manoteras cae en la cinefagia.

Durante la sesión de tarde, Ciné Cité proyecta 28 películas (una por cada país de la Unión Europea más dos españolas, Siempre hay tiempo, de Ana Rosa Diego, y Celda 211, de Daniel Monzón).

Los filmes son proyectados en su idioma original y subtitulados en español o inglés. Y entre ellos, joyas como la rumana Katalin Varga, la búlgara Eastern plays, la contundente británica White lightnin' o, sobre todo, la italiana Io sono l'amore, una de las dos o tres excepcionales que anualmente salen de una industria cinematográfica, la italiana, mortecina y excesivamente localista.

La película italiana Io sono l'amore nace de la colaboración entre su director, Luca Guadagnino, y su actriz protagonista, Tilda Switon.

Tanto Guadagnino como Switon habían colaborado previamente en un filme experimental sobre el amor, y la británica le contó su idea: un drama sentimental que ocurre dentro de una familia milanesa de industriales millonarios, un retrato de la frialdad de una alta burguesía que estalla con el advenimiento de la pasión. O como dice el director, mucho Visconti y estupendos planos largos al estilo Los muertos, de John Huston, para una obra maestra sobre el proceso de sentir.