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Reportaje:

El sueño del Obradoiro sólo dura un año

El club que llegó a la élite del baloncesto tras 20 años de litigio judicial desciende en la cancha, sumido en una crisis institucional y deportiva

El lejano 3 de enero el Obradoiro derrotó al Joventut en Santiago. Dieciséis puntos marcaron la diferencia entre el recién llegado y un histórico. Aquel mediodía el Mexilón Arena, como la afición ha bautizado el pabellón Fontes do Sar, pidió como regalo de navidad la presencia del equipo en la Copa del Rey, un hito que le había planteado el presidente José Ángel Docobo a Miguel Juane al poco de cerrar su fichaje como director general del club. Juane pensó entonces que se trataba de una broma, tal vez porque ya en aquel momento ambos se manejaban en distintos registros. Hoy el Xacobeo Blu:Sens está en LEB porque desde aquel día ha ganado un partido y perdido 14.

Aun asfixiado por una mala racha de lesiones, en enero el equipo se mantenía en pie. Que la gangrena ya estaba dentro lo evidenció ese mismo mes el partido contra Valladolid, un rival directo en la pugna por la permanencia. Una serie de malas decisiones en los últimos minutos costaron el partido al Obradoiro. Aquella mañana en el palco ya se escucharon gruesos calificativos contra el trabajo del técnico Curro Segura. Las descalificaciones prosiguieron en un tono y un contexto ante el que Juane, que ya vivía fuertes tensiones con Docobo y sus pretorianos, se sintió incómodo. Por ejemplo en Fuenlabrada, el día en el que Marc Jackson, peso pesado del equipo que decidió retirarse en mitad de la temporada, jugó sus últimos minutos como profesional. "Me dijeron que estaba cansado y lesionado, pero las informaciones que tengo son diferentes", apunta con dosis de intriga el presidente Docobo, que mantuvo viva la llama del club durante 19 largos años de litigios, quien luego asumió que la gestión se debía profesionalizar y acabó por desmontar esa idea, ávido de focos, para ponerse él al frente, según Juane. Con Docobo de nuevo como mandamás, el club ha derivado hacia el caos institucional y deportivo. Destituyó a Juane en medio de una rueda de prensa en la que se conoció la dimisión de Javier Laíño, vicepresidente y tesorero del club. Fue el 15 de febrero, cuando en un cuarto de hora hiperactivo anunció también el fichaje de Jeremiah Massey. Aún se estaba negociando.

Segura atribuye la debacle a la plaga de lesiones que sufrió el club
La plantilla, salvo Bulfoni y Terry, pasó largas estancias en la enfermería

Massey llegó y fue el último consenso entre Curro Segura y Alberto Blanco, director deportivo, cuya relación también se degradó con el paso de las semanas. Juntos habían conformado el plantel con singular acierto, pero erraron con Massey que defraudó en lo deportivo y lo profesional. Docobo no dejó de recordarles en público que había sido el fichaje más caro de la historia del club y cargó contra Segura por apartarlo del equipo. "Nadie te felicita por fichar bien a quince jugadores, pero te señalan por una equivocación. De todos modos no podíamos permitir a Massey seguir", apunta Segura, que reconoce vivir meses dolorosos, con una directiva que airea conversaciones con sus posibles sustitutos. Así lo hicieron Docobo y su mano derecha José Manuel Couceiro en la semana previa al trascendental partido contra el Murcia hace un mes. Porque en la planta noble de Fontes do Sar la fractura era total mucho antes de que se consumara el descenso.

Con todo, Segura está convencido de que la debacle la propiciaron las lesiones. "Lo demás no ayuda, pero cualquier club se hubiera venido abajo". En la zona, donde antes dominaban Jackson y Hettsheimeir, ni Pasalic, ni Massey ni Terry se atreveron a entrar. Este último es junto a Bulfoni, el capitán, de los únicos que han han sorteado la epidemia que acabó de golpear a Stanic y Vasileiadis, los dos faros del equipo, cuando éste se lo jugaba todo. "Pensar en lo que hubiera pasado si llega a seguir Juane es especular", apunta el entrenador, que supo por los medios de comunicación de la intención de la directiva en abrirle tres expedientes disciplinarios la semana pasada.

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Expansivo y vitalista, Juane conoce el paño. En su haber figura haber contagiado su optimismo hasta captar aficionados en toda la fachada atlántica de Galicia. Abrió al club las puertas de la ACB y la Federación, donde se veía a Docobo y su gente como unos malditos que les habían puesto en jaque. Falló en las formas, nada diplomáticas, con aquellos que le pusieron en el cargo. Ahora, después de que Obradoiro perdiera ayer por 15 puntos ante Gran Canaria en el enésimo partido a la desesperada -el equipo sólo convirtió tres canastas de dos y llegó a intentar 33 triples de los que sólo entraron 13, el futuro del club es incierto.

El 26 de mayo están fijadas unas elecciones a las que sólo pueden presentarse y votar los 170 socios de un club respaldado por 5.000 abonados que sólo han alzado la voz para animar. Y se mantiene abierto el proceso de conversión en sociedad anómima deportiva en previsión de que una baja en la ACB abra opción al Obra para seguir entre los grandes. Si ese proceso llega a su fin, las elecciones habrán sido un sainete. Otro más.

Los jugadores del Obradoiro abandonan ayer el pabellón Fontes do Sar tras ser derrotados por el Gran Canaria en Santiago.
Los jugadores del Obradoiro abandonan ayer el pabellón Fontes do Sar tras ser derrotados por el Gran Canaria en Santiago.PATRICIA SANTOS

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