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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Armando Nogueira, cronista del mejor fútbol brasileño

Sus artículos trascendían el género para adentrarse en la poesía épica

Se fue en la madrugada del 28 de marzo, cuando entre las gradas de los estadios ya se habían apagado los ecos de los goles marcados en la jornada dominical. Armando Nogueira, figura del periodismo deportivo brasileño, fallecía a los 83 años en su residencia del barrio de Lagoa, al sur de Río de Janeiro. Un cáncer cerebral le había apartado de la pluma y los estudios de televisión en 2008. Su memoria se funde con la del deporte brasileño de los últimos 60 años en un extraordinario legado que ha recibido reconocimiento popular en el templo laico más majestuoso de la capital carioca: la tribuna de honor del mítico estadio Maracaná, que ahora queda huérfano de uno de los cronistas que mejor glosó las excelencias, diabluras y fracasos de los héroes y villanos que hicieron historia sobre su bendito césped.

Nacido en Xapuri (Estado de Acre), Nogueira desarrolló su carrera desde los 17 años, trabajando como reportero, redactor, columnista y presentador en prestigiosos medios de prensa, radio y televisión, entre ellos los diarios O Cruzeiro y Jornal do Brasil y la televisión Red Globo, donde en 1966 creó Jornal Nacional, primer telediario transmitido en directo para todo Brasil. Escribió 10 libros y miles de artículos, colosal y deliciosa herencia para la eternidad.

"Para entender el alma de un brasileño es necesario sorprenderle en el momento de un gol", decía Nogueira, elegante trovador que consideraba probada la existencia de Dios con cada pared que Pelé tiraba con Tostao. Mantenía que todo buen jugador brasileño "se ayudaba de un soplo divino para transformar en obra de arte el simple gesto de chutar una pelota", y presumía de haber tenido una vida "llena de finales", incluidas las 14 Copas del Mundo que cubrió entre 1954 y 2006.

Sus magistrales crónicas trascendían el género para adentrarse en una poesía épica que sublimaba fracasos y páginas gloriosas del deporte. Sus parábolas contenían la esencia del pueblo brasileño y su desbordada pasión futbolera: "Quiero delirar con un regate de Ronaldinho en un gesto capaz de matar de envidia a la propia aurora boreal". Armando Nogueira fue el genio que dedicó al llorado Garrincha el apodo de Ángel de piernas torcidas, el filósofo que afirmaba que "si Pelé no hubiera nacido hombre, habría nacido pelota". Era el número diez del periodismo deportivo brasileño. Dicen que en su última aparición pública, hace un año, entró en silla de ruedas a la sala de prensa que lleva su nombre en el estadio del Botafogo. Ya no podía hablar. Pero le quedaba la permanente curiosidad de su mirada. Y todos sabían lo que estaba pensando, porque tiempo atrás había revelado su secreto: "Me hice periodista para escribir sobre el deporte porque el deporte contiene algo que es parte de mi ser: la emoción. Soy un ser emotivo".

Armando Nogueira.
Armando Nogueira.

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