Ecclestone paga a su esposa 670 millones por el acuerdo de divorcio
El magnate de la fórmula 1 tiene una fortuna estimada en 3.000 millones
Bernie Ecclestone, patrón de la fórmula 1 desde hace más de tres décadas, se mostraba pletórico en el reciente arranque del Mundial en Bahrein, aunque en esta ocasión sus motivos no estaban estrictamente relacionados con el negocio del motor. "He pagado 670 millones de euros a mi ex mujer", declaraba el multimillonario de 79 años a un tabloide británico, confirmando una cifra que, si bien suculenta, le ha permitido sortear quizá el divorcio más caro de la historia legal de Reino Unido. Porque la fortuna del magnate roza los 3.000 millones de euros, según las estimaciones de la revista Forbes.
En marzo del año pasado, y después de casi algo más de 25 años de convivencia marital, un juzgado de familia de Londres sentenciaba el divorcio de Ecclestone y la ex modelo croata Slavica Radic, 28 años menor y madre de sus dos hijas, Petra y Tamara. Lo inesperado y abrupto de su separación -la demandante alegó el "comportamiento poco razonable" de su marido, que le provocaba "estrés y ansiedad"- dio alas a todo tipo de especulaciones sobre las demandas económicas de Slavica. En virtud de la ley inglesa, Slavica podía reclamar la mitad de la fortuna de Ecclestone, pero además trascendió que ella detenta la titularidad del grueso de los bienes conjuntos. A pesar de ser una habitual de la escena social londinense, la ya ex esposa no está registrada como residente en suelo británico, una artimaña que permitió a la pareja desviar las cuentas familiares hacia los paraísos fiscales de Liechtenstein y la isla de Jersey.
Radic, una mujer que a pesar de su fastuoso tren de vida siempre ha mantenido los pies bien firmes en el suelo, aceptó finalmente un acuerdo que pudiera satisfacer a ambas partes. "Creo que el dinero ha quedado más o menos repartido. No me han molestado. Yo sabía que ella sería muy justa con todo", declaraba un Ecclestone visiblemente aliviado.
El patrón de la fórmula 1 nunca ha descartado conseguir una reconciliación porque todavía se confiesa enamorado de Slavica, como volvía a revelar cándidamente días atrás, aunque la perspectiva no parece probable tras haberse sellado el pacto económico del divorcio. Sus finanzas bien podrán encajar el desembolso acordado, pero él, bien armado del proverbial humor británico, ha bromeado sobre sus efectos: a partir de ahora, asegura, hará la compra en una famosa cadena de supermercados (Waitrose), que es la favorita entre las clases medias.
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