La mujer china se hace hueco en los negocios
Son el 37% de la fuerza laboral del país y un 20% de ellas, directivas
Son hábiles negociadoras, listas como el hambre y muy desconfiadas. Más allá de la madurez han encontrado en el país de las oportunidades, el gigante rojo, la suya. Creyeron en un proyecto y se han dejado la piel hasta convertirse en codiciadas millonarias. Son las emprendedoras chinas, la generación Deng Xiaoping.
"Mi madre es una magnífica líder que siempre ha sabido ganarse la confianza de los que la rodean y mostrarse muy próxima. Es muy creativa y agresiva a nivel profesional y empresarial, de gran carisma e inteligencia emocional. Cuando alcanzó el éxito en su actividad empresarial llegaron los problemas con mi padre, ya que trabajaba 20 horas diarias y ganaba mucho más dinero que él. Con mucho esfuerzo superaron esta difícil racha, entre otras cosas, supongo, porque mi padre nunca tuvo amantes". Así habla Yang Nan, hijo de Sue Yuehan, presidenta y consejera delegada de China Enterprise Appraisals, una de las firmas líderes en inversiones que realiza tareas de representación, asesoría estratégica de negocio, valoraciones para OPA y salidas a Bolsa en los mercados nacional e internacional. Sus informes han sido seleccionados en China como modelos de excelencia.
El 25% de las 'pyme' están lideradas por mujeres. El 95%, no ha perdido jamás
Rechazan decir que son divorciadas, ya que la empresa valora la familia
"En China decimos", explica Sue Yuehan, "que de la armonía en el hogar y en el modelo de gestión depende el éxito en los negocios. A mis empleados les cuido, les ayudo y procuro crearles las oportunidades para que tengan un buen puesto y ganen suficiente dinero. Mi responsabilidad dentro de mi equipo directivo, con el que mantengo una relación muy transparente, es la de ocuparme de los asuntos estratégicos y del desarrollo de mercado, el resto lo delego en este equipo de alto nivel cultural y especialización profesional".
Esta empresaria forma parte de un nutrido y escogido grupo de emprendedoras chinas que se han empeñado en formar parte de la dinámica y próspera economía del país asiático. Dejando atrás así la imagen de mujer relegada a especie de segunda clase, como habían sido consideradas antes de la revolución maoísta. Según el informe anual que publica la Asociación de Emprendedoras Chinas, las mujeres en este país representan hoy en día el 37,4% de la fuerza de trabajo.
Muchas de ellas son millonarias debido al éxito alcanzado por sus empresas. Las empresarias y altas directivas constituyen el 20% de este colectivo. Destaca que el 41% trabajan en el sector privado, como dicen algunas, porque trabajar para el Gobierno no supone ningún reto diario. Además el 25% de las pymes chinas están lideradas por mujeres, presentes en todo tipo de sectores (inmobiliario, construcción y manufactura, tecnología, energía, finanzas y servicios). Y prácticamente todas, un 95% de dichas pequeñas empresas, han estado siempre en beneficios.
La cultura empresarial de la empresaria, emprendedora o mujer de negocios está íntimamente influenciada por la cultura china, especialmente en su vertiente confuciana. Por ello es habitual en la mujer que desconfíe de los extraños y se apoye en la familia y amigos para hacer negocios, al igual que para su financiación, dado que no recurren a bancos. De ahí que su círculo familiar suela estar integrado en la plantilla. Además entiende que la familia unida es buena para los negocios, tanto es así que muchas mantienen la condición de casadas aunque no convivan con el marido. Divorciarse oficialmente podría perjudicar la marcha de sus negocios, a los que dedican entre 12 y 20 horas diarias más de cinco días laborables.
"La emprendedora china tiene una gran energía e intuición, grandes habilidades innatas para la comunicación y para manejar las relaciones interpersonales, un altísimo grado de auto-motivación y unas elevadísimas capacidades de autoliderazgo y autocontrol. Son más imaginativas y eficientes en la resolución de problemas, lidian con más objetivos y tareas simultáneamente y desarrollan un estilo más participativo de gestión que sus colegas hombres. Además poseen una clara orientación a objetivos y a beneficios, tienen mayor capacidad de comunicación y de crear redes de relaciones sociales al estilo occidental", explica Julia Pérez-Cerezo, Continental Europe Coordinator de la empresa China Team Internacional, y autora del libro Emprendedoras chinas.
Shi Qingqi, de 71 años, es licenciada en Geociencias, secretaria general de la Asociación China de Mujeres Empresarias y una académica muy relevante en el país, destacada por haber recibido el Premio Franz Erdmann, considerado como el Nobel en el campo de la gestión. "Desde la asociación", explica, "apoyamos el desarrollo de futuras líderes. Es un tejido que lleva diez años de retraso con respecto al hombre emprendedor. Las ayudamos integralmente, con información, relaciones entre ellas e incidimos especialmente en lo que en Occidente han llamado conciliación. La mujer empresaria china sacrifica tremendamente su vida personal y nuestra obligación es enseñarla a compatibilizar vida profesional y familiar. La mujer directiva o empresaria china goza de una mente privilegiada y gestiona, como decimos en Oriente, con el corazón y no debe de ser mala filosofía cuando las empresas lideradas por mujeres chinas no registran en su mayoría pérdidas. De hecho casi el 70 % de ellas no se han visto afectadas por la crisis".
Y es que la nueva raza de directivas y empresarias chinas observa el mercado cambiante y adapta la gestión de sus empresas a los tiempos difíciles. "Las mujeres no malgastamos, afinamos mucho el yuan", confiesa Sue Yuehan. "Para conseguir los mismos resultados, los hombres gastan tres veces más".
"Mi primera experiencia como empresaria acabó en un estrepitoso fracaso. Lo perdí todo", manifiesta Zhang Hao, directora general de Beijing Xinglong Bamboo Pine and Plum Business Center. Conocí entonces los productos Guozhen, el polen del pino chino que posee 200 nutrientes bioactivos y magníficas propiedades terapéuticas. Creí firmemente en el producto y trabajé sin descanso, hasta hacer de mi empresa la mayor distribuidora china de la marca Guozhen Special, con una facturación de un millón de euros. He aprendido que para conseguir algo la mujer debe trabajar mucho más que el hombre. Nosotras usamos más la inteligencia emocional, tratamos de imponernos menos y de ganarnos a los empleados, contar más con ellos. Es cierto también que en China cuando un hombre tiene dinero, tiene nupengyou (amigas) y las homólogas mujeres generalmente no. El estilo de hacer negocios con alcohol, karaokes, mujeres... es muy típico del entorno masculino".
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