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Reportaje:ECONOMÍA GLOBAL

Los retos de Bernanke, segunda parte

No sólo deberá lidiar con la recuperación sino también defender su autoridad

Ben Bernanke sobrevivió a la paliza que le propinó el Senado. Pero el que piense que a partir de ahora todo será un camino de rosas, pecará de optimismo. Las heridas tardarán en sanar. Y es que nunca antes en la historia de la Reserva Federal su presidente sufrió una oposición tan fuerte en relación con su reelección, lo que deja en el aire el papel que desempeñará la institución en la futura estructura de supervisión financiera.

El resultado final del voto el pasado jueves lo dice todo. De los 100 senadores, 30 le negaron su confianza. Es casi el doble de noes que recibió Paul Volcker en 1983, cuando fue presentado para la reelección. Con el rechazo de casi un tercio de la cámara, a Bernanke no le queda otra opción que empezar a afilar sus dotes políticas para intentar reconstruir todo lo dañado.

El banquero central lucha por evitar injerencias políticas en la Reserva
En la Fed lo hay que no quieren subir tipos hasta 2012; otros, ya en junio
Bernanke recibió casi el doble de 'noes' que Volcker en 1983
El Congreso quiere auditar sus cuentas para controlar más la entidad

Estados Unidos tiene ya a la persona que liderará desde mañana la organización durante los próximos cuatro años. El problema es que no se sabe qué tipo de institución deberá gobernar. La reforma del marco regulador de Wall Street sigue abierta, con cuestiones aún por clarificar y que afectan directamente a la institución, como la protección del consumidor y la vigilancia de los bancos.

El melón está completamente abierto y los senadores dejaron claro que lo visto hasta ahora es sólo el inicio de un debate más profundo sobre lo que entienden debe ser y debe hacer la Reserva, en función de qué regla será gobernada y el margen de actuación que tendrá para identificar y hacer frente a problemas como los que llevaron al sistema al borde del colapso.

El Congreso estadounidense quiere empezar limitando los poderes que el banco central fue acumulando durante la crisis, para que se concentre en gestionar la política monetaria. Y para tenerlo bajo control, busca poder auditar sus cuentas, con el objetivo de dar más transparencia a sus acciones. Esta última iniciativa, tras la escalada retórica de las últimas dos semanas, tiene visos de salir adelante.

La Reserva Federal quiere ser la supervisora de los riesgos sistémicos y se opone de lleno a que se controle su trabajo, porque opina que se crea la apariencia de que los políticos en Washington acabarán influyendo en las decisiones sobre los tipos de interés. Así que el gran reto de Bernanke será evitar que estas iniciativas pongan en riesgo la independencia de la entidad que dirige, para preservar su autonomía.

Los observadores de la Reserva están convencidos de que Bernanke no soltará las riendas tan fácilmente. Pero eso no quita que tenga que convencer a los legisladores de que aprendió la lección y de está tan preocupado por Main Street -el ciudadano de a pie- como por Wall Street -el sector financiero-. Es lo que le piden a voces los miembros del Congreso que le renovaron su confianza por cuatro años.

Y por ahí llega el segundo gran reto para Ben Bernanke en el inicio de este segundo mandato. En paralelo a esta reconciliación necesaria con el Capitolio, deberá definir a corto plazo su estrategia monetaria. Y aquí tendrá que actuar en dos frentes, que vista la dinámica en Washington crearán recelos. Por un lado, deberá consensuar con su equipo el momento y la intensidad con la que empezar a subir los tipos de interés sin dañar la recuperación.

La Reserva Federal, como muestra su último comunicado de esta misma semana, confía cada vez más en la sostenibilidad de la recuperación. Pero Bernanke sigue buscando señales que le indiquen que el crecimiento económico va a ir acompañado de un aumento de la contratación. El desempleo sigue alto, en el 10%, para lo que es habitual en Estados Unidos y eso constriñe el gasto. Y la restricción del crédito, entre tanto, desanima a las empresas.

Es difícil saber cuándo dará el golpe de timón. En su última reunión, los gobernadores del banco central decidieron dejar el precio del dinero en una banda entre el 0% al 0,25% durante "un periodo prolongado". Eso, como mínimo, son seis meses. Hay analistas que ven la subida ya en junio, otros dicen que nada hasta pasadas las elecciones legislativas de noviembre y los menos optimistas tan lejos como en 2012.

En el seno de la Reserva ya hay miembros que se inclinan por empezar cuanto antes. Y es que el banco central tiene aquí tres riesgos. El primero, que con los tipos tan bajos se le creen burbujas especulativas que se le vayan de control. El segundo, que con el repunte de la economía se le dispare la inflación. Y el tercero, que si hay una recaída la entidad ya no disponga de la munición para actuar.

Por otro lado, la Fed tendrá que empezar a desmantelar los mecanismos que le permitieron inyectar en masa liquidez en los mercados para estabilizarlos. En este punto, lo más interesante será determinar cuándo va a empezar a vender los 1,3 billones de dólares en activos hipotecarios que tiene acumulados en su balance. Y de nuevo, aquí se verá qué influencia política jugará Washington en todo el proceso.

Como dicen los observadores de la Reserva, Bernanke emergió de la pelea magullado pero no abatido. Ya ha dicho que hará lo necesario por preservar la incipiente recuperación y para evitar que una crisis como la última vuelva a repetirse. La pregunta que queda en el aire es hasta qué punto será capaz de mantener su independencia o si se actuará atosigado por consideraciones políticas.

Ben Bernanke, dicen los que le conocen, quería este segundo mandato para demostrar a sus detractores que lo que hizo hasta ahora ayudó a salvar a la economía global. Y sabe que si se rinde y cede poder no sólo minará su presidencia, el latigazo lo sufrirán sus sucesores, que deberán lidiar con una Reserva Federal debilitada. Con la misión cumplida, podrá volver dentro de cuatro años a Princeton.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, hablando en la conferencia de esa entidad sobre "Desarrollo Clave en Política Monetaria", en octubre de 2009.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, hablando en la conferencia de esa entidad sobre "Desarrollo Clave en Política Monetaria", en octubre de 2009.EFE

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