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Feijóo propone un gran gasoducto con el norte de Portugal

Sócrates promete a la Xunta el AVE Oporto-Vigo pero no antes de 2016

Un gasoducto desde Galicia a la frontera para que la planta de Reganosa en Mugardos surta a empresas y domicilios particulares del norte de Portugal. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se presentó ayer con ese proyecto en el Palacio de São Bento, residencia oficial del primer ministro luso, José Socrates, en la primera reunión que mantienen ambos dirigentes. El jefe del Ejecutivo portugués se comprometió a estudiar la viabilidad de una "infraestructura clave" para Feijóo, antes de abordarlo en futuros encuentros bilaterales.

El anuncio se produce una semana después de que Reganosa hubiera cerrado un acuerdo con Gas Natural para que la compañía catalana comercialice la energía del complejo de Mugardos en Portugal. Durante una hora de reunión, Feijóo y Sócrates hablaron sobre todo de infraestructuras: el mandatario portugués sabe ya del interés de la Xunta por conectar la Plataforma Logística Intermodal Salvaterra As Neves con la otra orilla del Miño. Y el presidente gallego se trae el compromiso de que habrá AVE entre Vigo y Oporto, pese a la campaña de la derecha portuguesa contra esta conexión, pero poco más: ni modo de ejecución, ni fecha de comienzo de las trabajos, ni mucho menos plazos para una infraestructura que debía estar lista en 2010, y que en ningún caso estará terminada antes de 2016.

De hecho, Feijóo se erigió en intermediario para lograr que los gobiernos de Lisboa y Madrid pacten un protocolo sobre la Alta Velocidad, una oferta que el lunes trasladará al ministro de Fomento, José Blanco. Durante la hora que ambos dirigentes pasaron sentados en la residencia presidencial, abordaron el futuro de los fondos interregionales que ambos territorios reciben de la UE, y la necesidad de mantenerlos en el período de 2013 a 2020. Nada más posar ante las cámaras, Feijóo, subrayó su "sorpresa por la amabilidad" y anunció una nueva era en las relaciones de ambos gobiernos "que se intensificarán durante esta década".

Fue la última parada de un viaje de día y medio que lo había llevado por la mañana al Palacio de Belém, residencia del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, al que Feijóo invitó formalmente a visitar Galicia durante este Año Santo. En la exigida agenda del presidente hubo hueco para visitar el centro gallego, donde escuchó la petición de más presencia institucional a la Xunta, que ha instalado allí una oficina del Xacobeo, y la Cámara de Comercio luso-española, hasta donde le persiguió el conflicto del gallego. Primero un filólogo del Instituto Español de Lisboa y luego un empresario orensano le plantearon sus dudas sobre el tercio de asignaturas que Educación intentará impartir en inglés y acerca de la multitudinaria manifestación de Santiago. Feijóo salió del paso refrendando su apuesta por que el portugués se convierta en la segunda lengua extranjera, por detrás del inglés en los colegios gallegos. Fueron las únicas preguntas ajenas a la cumbre bilateral que el presidente contestó en el viaje. Pudo más el empeño de la Xunta para que la foto junto a Sócrates no saliera desenfocada que el recurso que el Ministerio de Economía prepara contra la Lei de Caixas, sobre el que no se pronunció.

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