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Al Qaeda del Magreb se financia con los secuestros y el tráfico de drogas

Los captores de los españoles pedirán en breve el rescate y la liberación de presos

Jorge A. Rodríguez

Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), en cuyas manos se encuentran retenidos desde hace tres semanas tres cooperantes españoles, secuestra y trafica con drogas por dinero. Tres miembros de esta organización, detenidos el pasado día 16 en Ghana y "transferidos" a Estados Unidos para ser juzgados, han reconocido que la captura de extranjeros es fundamentalmente una forma de "conseguir dinero para la causa". No obstante, los secuestradores de los españoles plantearían de forma inminente en vídeo la exigencia de la liberación de determinados compañeros presos en cárceles de Mauritania.

Los tres detenidos en Ghana estaban en negociaciones con una fuente de la DEA (la agencia antidroga de EE UU) para proteger un cargamento de droga colombiana, presuntamente perteneciente a las FARC, que iba a ser descargada en Malí, transportada por el desierto e introducida en Marruecos para saltar a España, único país occidental en el que ha quedado demostrado que un ataque terrorista, el del 11-M, fue financiado con el tráfico de drogas.

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Oumar Issa, Harouna Touré e Idriss Abelrahman fueron trasladados al día siguiente de su detención hasta un juzgado de Manhattan (Nueva York, EE UU). La captura fue considerada por la directora en funciones de la DEA, Michele Leonhart, y el fiscal del distrito Preet Bharara, "la prueba directa de la conexión entre peligrosas organizaciones terroristas, incluida Al Qaeda, y los traficantes internacionales de droga".

Los detenidos Touré y Abelrahman, que se presentaron a sí mismos como "líderes de una milicia que trabajaba con los grupos de Al Qaeda en el norte de África", ofrecieron a su contacto (un agente infiltrado de la DEA) la cobertura de la organización afiliada a Osama Bin Laden "para proteger un cargamento de cocaína desde Malí hasta el norte de África, para introducirlo en Marruecos en ruta hacia España". Incluso le propuso como alternativa el hacer el transporte de la droga, entre 500 y 1.000 kilos, a través de Argelia o Libia, siempre según la DEA.

Durante el tráfico de conversaciones telefónicas y correos electrónicos cruzados entre septiembre y diciembre de 2009, los detenidos, que alegaron que podían operar en Ghana, Togo, Burkina Faso y Malí, plantearon a los agentes encubiertos "la posibilidad de participar en secuestros de extranjeros para conseguir dinero para la causa", según la DEA.

Los secuestradores de los tres cooperantes españoles plantearán de forma inminente en un vídeo sus reclamaciones, que serán fundamentalmente de dinero, pero también incluirán la liberación de determinados presos en cárceles de Mauritania. Esas peticiones se habrían hecho llegar ya al Gobierno. Según una nota del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ejecutivo está realizando gestiones para la liberación de los españoles "a distintos niveles".

En todos los casos de secuestros de AQMI, salvo uno, los terroristas han combinado sus exigencias económicas con peticiones como la retirada de las tropas de Afganistán e incluso algún canje de prisioneros. Pero también en todos esos casos, menos uno, los secuestrados fueron liberados sin excarcelaciones ni retirada de tropas. Ninguna fuente oficial lo reconoce, ningún Gobierno lo ha admitido por ahora, pero el dinero ha sido la clave en las negociaciones.

"Alrededor del 80% de los fondos de AQMI proceden de los rescates", según Salima Tlemcani, experto en AQMI del diario argelino El Watan. Varias fuentes aseguran que los terroristas cobraron 4,5 millones de euros por la liberación de dos austriacos y otros cinco millones por dos diplomáticos canadienses. EE UU es partidaria de no pagar y de mantener una política de firmeza. "Hemos comprobado que, con el tiempo, los secuestradores pierden interés en los nacionales de países que se adhieren a este tipo de políticas", ha declarado a la web The National, de Emiratos Árabes, Daniel Benjamin, jefe de contraterrorismo del Departamento de Estado.

AQMI tiene ahora en su poder a los cooperantes de Barcelona Acció Solidària Alicia Gámez, Roque Pascual y Albert Villalta; al francés Pierre Camatte y, desde anteayer, al italiano Sergio Cicala, de 65 años, y a su esposa, Philomene Kabouree, de 39, de Burkina Faso pero nacionalizada italiana. AQMI ha utilizado para financiarse actividades delictivas, sobre todo robos, en países europeos.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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