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La familia ya no es lo que era

Los contactos de amigos y parientes explican el éxito de muchos de los nuevos grupos de rock y pop

Xavi Sancho

La familia y el rock jamás se han llevado bien. Claro, se inventó para cabrear a los padres. Pero desde que los seis grados que separaban a cualquier mortal de alguien con una guitarra y un contrato discográfico se han reducido -gracias a Facebook y a la alta natalidad entre músicos-, la familia se ha convertido en agente clave para entender el éxito de Rufus Wainwright, Teddy Thompson, Fleet Foxes o Grizzly Bear. Cada uno a su manera, rinden pleitesía al ADN o a la agenda telefónica de éste. "Todo el mundo piensa que estoy donde estoy por las conexiones de mi padre. Que les jodan", declaraba Lily Allen meses después de que su padre, el cómico Keith Allen, hiciera unas llamadas a un par de amigos, uno suficientemente inteligente, no sólo para fichar a su hija, sino para afirmar que había sido el éxito de la niña en una red social lo que le había impulsado a hacerlo.

Hoy, los padres ceden sus mansiones para que sus niños graben discos

"No odio a mi hermano, pero si llama siempre voy a estar ocupado, no crea que le pueda coger el teléfono", comentaba hace unas semanas Liam Gallagher sobre su hermano Noel, quien había decidido abandonar Oasis tras un altercado en un camerino en París. "No sé si jamás volveré al negocio de las discográficas, pero, si lo hago, prometo no volver a fichar bandas con hermanos o grupos con padres famosos. Son inmanejables", declaraba recientemente Alan McGee, fundador del sello Creation, el que descubrió a Oasis.

Pero McGee proviene de una época en la que el ideario familiar del rock lo definía la violencia con que se zurraban sobre el escenario los hermanos Reid (The Jesus and Mary Chain) o el desprecio irónico hacia la institución, que profanaban incluso bandas de aparentemente buenos chicos como The Undertones. Hoy, los padres de los músicos son propietarios de cadenas de restaurantes y ceden sus mansiones para que sus niños graben discos, como es el caso de Ed Droste, de Grizzly Bear.

En la actualidad, las hermanas se dedican a la crítica musical y son amigas de productores famosos, a quienes hacen llegar las demos del grupo de su tímido familiar. Es el caso de Fleet Foxes, un grupo de Seattle producido por el reputado Phil Ek, un colega de la familia. "Phil es uno más del grupo y de la familia", declaraba en el Seattle Weekly, medio en que trabaja su hermana, Robin Pecknold, líder del grupo.

Aunque si alguien ha sabido utilizar a la familia como comodín del público, ése ha sido Rufus Wainwright. Una psicótica tropa -desde su padre, Loudon Wain-wright III, hasta su madre, Kate McGarrigle, pasando por su hermana Martha, todos componen canciones y en un gran porcentaje se las dedican unos a otros- que merece, como mínimo, tres preguntas en cada entrevista. "Cuando llegué a la ciudad, me esperaba Rufus. Nuestros padres se conocen y le pidieron que cuidara de mí. Al verle, me asusté un poco", comentaba el cantante Teddy Thompson sobre su primer encuentro con Rufus. Los padres de Teddy son Richard y Linda Thompson, míticos artistas folk británicos. El año pasado, Teddy grabó un tema navideño con ellos y su hermana Kamila.

Al final, va a resultar que las únicas Nochebuenas ejemplares son las de las familias del rock.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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