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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & sectores

Fainé y Del Rivero lubrifican Repsol

Los principales accionistas de la petrolera buscaron una posición de consenso

Miguel Ángel Noceda

Esta semana el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, recibió en su despacho en la sede madrileña de la caja al presidente de Sacyr, Luis del Rivero, que iba acompañado con dos de los miembros del núcleo duro de accionistas, Manuel Manrique y José Manuel Loureda. Era uno más del rosario de encuentros que ha tenido Fainé con Repsol-YPF como telón de fondo tras haberse entrevistado el domingo con el presidente del grupo petrolero, Antonio Brufau. También contactó posteriormente con otros accionistas y consejeros de referencia del grupo constructor, como Juan Abelló, Demetrio Carceller, Pedro del Corro y Ángel López Corona.

La conversación con Del Rivero venía a cuento por el hecho de que Sacyr y La Caixa son los principales accionistas de Repsol, por ese orden, y ambos vicepresidentes. Durante el espacio de una hora trataron la crisis generada en el grupo petrolero a raíz de conocerse la posibilidad de reducción del dividendo de 1,05 a 0,85 euros por acción (unos 1.040 millones). Lo hicieron con dimensión suficiente para aclarar las posiciones de uno y otro. Sacyr, como ha trascendido, no está muy de acuerdo con la posibilidad de que baje el dividendo; pero sobre todo puso el acento en que la gestión de Brufau es mejorable. Fainé, por su parte, transmitió que La Caixa apoya al presidente y que su objetivo es lograr el consenso como mejor solución para la compañía.

Sacyr, en definitiva, dejó claro que su oposición a reducir el dividendo no era más que un arma arrojadiza contra Brufau, quien, por otra parte, planteó la posibilidad de bajar el dividendo fuera del orden del día. Suficiente para que estallara la bomba; pero hay que presumir que no lo hizo sin sondear antes a los principales accionistas. En cualquier caso, el próximo miércoles, también en consejo, Brufau propondrá un dividendo a cuenta de 0,425 euros (unos 520 millones), justo la mitad del barajado, después del complementario. Así que atentos.

El recorte de dividendo está justificado, según Brufau, en que, como consecuencia de la caída de beneficios, el pay-out (los beneficios que se destinan a dividendo) serían entre el 80% y el 90% del total. Para Del Rivero, quien fue el que abrió el fuego, se opuso a la bajada del dividendo alegando que es peccata minuta frente a una cash-flow de 6.000 millones y unas inversiones de 33.000. Aduce, además, que bajar el dividendo provoca que los fondos de inversión cambien Repsol por otras petroleras que no lo bajan.

Por otra parte, el recorte de dividendo supondría en torno a 40 millones de euros menos para Sacyr, lo que no le supone ningún quebradero digno de tener en cuenta a la hora de hacer frente a la deuda, que asciende a 12.500 millones (de ellos, unos 6.500 corresponden a Repsol), si es eso lo que le preocupa a Sacyr. Pero Sacyr ha salido del atolladero y, además, ha logrado dos importantes contratos por un importe total de 4.500 millones (el canal de Panamá y la autopista Tedemontanba entre Milán y Venecia).

Lo que realmente le interesa a Del Rivero es cambiar la gestión de Repsol y modificar el plan estratégico, que entre otras cosas supone reducir gastos, amortiguar inversiones, acelerar las desinversiones (por ejemplo, en Brasil y en YPF) y, si llega el caso, buscar un socio que pague bien.

Las relaciones entre Del Rivero y Brufau son tensas desde poco después de que Sacyr entrara en el capital de Repsol en pleno boom inmobiliario. Y se tensaron todavía más después del fracaso de la entrada del grupo ruso Lukoil en la petrolera española con la compra, precisamente, de los paquetes de Sacyr y La Caixa. Aquella operación dejó en el aire las verdaderas intenciones de los principales accionistas de Repsol. Del Rivero parece muy implicado ahora en Repsol. Para Sacyr, la participación se considera ahora estratégica. La Caixa la estimó entonces como no imprescindible y su intención era reducirla al 5%, como la que tiene en Telefónica; pero las aguas revueltas no son buenas para tomar decisiones.

La interrogante que se abre ahora es por qué estalla en este instante, cuál es la mano que mece la cuna. Algunas fuentes sostienen que el empresario murciano ha visto cierta debilidad a Brufau, con los beneficios en la mitad, y que ha querido aprovechar el momento para asaltar el control del grupo, en el que posee algo más del 20% y sienta en el consejo a tres representantes: Del Rivero, Loureda y Abelló.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.
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