Bañuelos renace en Brasil
El ex presidente de Astroc reconstruye su imperio inmobiliario en Suramérica
Poco tiempo ha tardado el empresario Enrique Bañuelos (Sagunto, 1966) en reemprender el vuelo tras el ocaso de Astroc (empresa rebautizada como Afirma), la que otrora fue su criatura financiera y posteriormente uno de los emporios inmobiliarios que marcaron un antes y después en las páginas de la economía española. En un momento en que España aún purga sus excesos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, Bañuelos ha resurgido de las cenizas como el Ave Fénix, pero en la otra orilla del Atlántico.
El miércoles pasado se hizo pública en São Paulo la fusión de tres inmobiliarias brasileñas, dos de ellas controladas por el grupo Veremonte Participaçoes, que tiene como socio mayoritario a Bañuelos. La sociedad resultante, que ya ha sido bautizada como Agre (Amazon Group Real State) Empreendimentos Inmobiliarios, será la tercera inmobiliaria de Brasil en volumen de negocio. La Bolsa de Valores de São Paulo (Bovespa) saludó la operación con subidas en las acciones de dos de las tres firmas que participan en la fusión.
La cartera de suelo de Agre asciende a 7.000 millones de euros
Ya es accionista mayoritario de la tercera empresa del sector
Las constructoras que se fusionan son Agra, Abyara y Klabin Segall, hasta hace poco en dificultades, aunque entre las tres consiguieron sumar el mayor número de ventas de inmuebles en Brasil durante el ejercicio 2008. Previamente al anuncio de la operación, Bañuelos, mediante una compra de títulos por valor de 189 millones de reales (unos 70 millones de euros) realizada por Veremonte Participaçoes, se hizo con el 51% de Abyara y el 43% de Klabin Segall. En Agra también tiene una pequeña participación, de manera que el empresario valenciano obtendrá el 24% de la nueva sociedad y se convertirá en su accionista mayoritario.
Aunque ya tiene el respaldo de los consejos de administración de las tres firmas que se integran, el nuevo grupo aún deberá recibir las bendiciones de las juntas de accionistas. Nacerá con un patrimonio líquido de unos 1.500 millones de reales brasileños (unos 556 millones de euros), un valor de mercado de 2.300 millones de reales y una cartera de suelo valorada en unos 19.000 millones.
Agre emitirá 100 millones de títulos para distribuir entre los accionistas de las tres constructoras involucradas en la fusión. En un comunicado conjunto, Agra, Abyara y Klabin Segall explicaron que la integración se ejecutará mediante un canje de acciones de las tres empresas por títulos del nuevo grupo, que seguirá cotizando en la Bolsa de São Paulo. Mediante esta operación de intercambio, los inversores obtendrán una acción de la nueva Agre Empreendimentos Inmobiliarios por cada 5,18 títulos de Abyra, 4,85 de Agra y 4,77 de Klabin Sagell, respectivamente. Las direcciones de las tres sociedades consideraron estas propuestas "justas y en línea con los intereses de las empresas y sus accionistas".
El presidente y primer ejecutivo de Agre será el brasileño Luiz Roberto Horst Pinto, que actualmente ocupa el mismo cargo en Agra. Horst, en una teleconferencia ofrecida a un grupo de analistas, informó de que Veremonte, pese a tener el mayor paquete de participaciones, sólo se comportará en la nueva sociedad como un inversor.
En un comunicado conjunto, las tres firmas destacaron que la integración redundará en una importante diversificación geográfica del negocio, ya que Agre tendrá presencia en todas las regiones de Brasil. En este sentido, más del 80% de los terrenos de la nueva firma se encuentran en las regiones sureste y noreste, las más turísticas y de las más rentables del mercado brasileño. La idea es lanzar proyectos inmobiliarios para consumidores de renta media y media-alta, que según los cálculos de la empresa equivalen a precios mínimos de 2.300 reales (850 euros) el metro cuadrado.
"Para nuestra grata sorpresa, Klabin Segall tiene una posición importante en Río de Janeiro que no teníamos en Agra. Abyara también tiene una posición fuerte en el sur, y Agra cuenta con una posición relevante en noreste y en el norte", explicó Horst.
Antes de que llegaran hasta Brasil las noticias sobre las desventuras de Bañuelos en el mercado inmobiliario español, éste ya había conquistado la categoría de inversor polémico entre los analistas y empresarios del ladrillo en el gigante suramericano. El año pasado, el hombre que irrumpiera en la lista de los cien hombres más ricos del mundo, elaborada anualmente por la revista Forbes, destapó la caja de los truenos en Brasil al entrar en negociaciones para comprar un complejo hotelero en Costa do Sauípe, un paraíso turístico en el Estado de Bahía. Según lo difundido en la prensa brasileña, cuando todos los detalles de la negociación estaban prácticamente cerrados, Bañuelos cambió de parecer y la operación acabó en agua de borrajas. El empresario valenciano dio marcha atrás la víspera de la fecha marcada para el desembolso, esgrimiendo cambios en las condiciones mundiales, como la crisis financiera y la falta de crédito.
No ha transcurrido ni un año desde este episodio y la posterior sacudida financiera que mandó al ostracismo a Enrique Bañuelos y otros titanes de la construcción en España. Pero, como en el mito del Ave Fénix, la capacidad de resurgir de las cenizas de estos emprendedores no conoce límites. Ya lo dijo Bañuelos en su día: "A mí me dejan desnudo en Central Park y en 24 horas estoy paseándome por la Quinta Avenida en una limusina". Puede que no haya cumplido su pronóstico en 24 horas, ni en la Quinta Avenida neoyorquina. Sólo ha tenido que esperar algunos meses para pasearse, ufano, por la playa de Copacabana.
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