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Reportaje:TOUR 2009 | Tercera etapa

Truenos bajo el sol

Armstrong le recuerda a Contador que "siempre hay que ir delante", el español admite su error y Bruyneel dice que nada ha cambiado

Sonó el primer trueno en el Tour, quizás el más esperado a juzgar por la proporción del debate sobre quién manda en el Astana, Alberto Contador o Lance Armstrong, una pregunta que permanece viva y que ayer engordó un kilogramo más. Un abanico desató una tormenta, quién lo diría. Pero según Johan Bruyneel, el director de ambos, no amenaza lluvia. Todo lo contrario, luce el sol: "En una situación como la nuestra, teniendo a los favoritos de la carrera y a los demás en contra, hemos hecho trabajar a muchos rivales y además hemos añadido un poco más de diferencia con el resto", afirmaba Bruyneel, que no veía ni asomo de traición de Armstrong, ni problemas de Contador en el llano, ni nada que se pareciera a un problema.

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El corte del bordillo

Armstrong tampoco veía nubarrones, sino el espléndido sol de este pueblo playero, ni en su actitud ni en las consecuencias para el ciclista español. "No fue mi objetivo dejar a Contador detrás", dijo; "me sorprendió que no cogiera el corte. He ganado siete Tours y sé que siempre tienes que ir delante. Lo de hoy lo he conseguido por experiencia y suerte. No hay que ser un genio para saber que con viento puede haber cortes".

Bruyneel volvió, sin embargo, a intentar desmontar la polémica asegurando que la jerarquía en el equipo "no ha cambiado". Es decir, Contador sigue siendo el número uno, aunque ayer el número dos anduviera más listo. "Cuando se creó el corte, no pensamos que podía llegar por el interés de otros equipos en tirar del pelotón, pero como no teníamos que trabajar seguimos adelante. Cuando vimos que se podían hacer diferencias decidimos colaborar", explicó Bruyneel.

No le preocupaba entonces a su director que Contador no estuviera en la fuga: "Además, de haber estado, seguro que detrás habrían tirado más fuerte". Pero a su lista de lecturas positivas añadía Bruyneel una que le preocupaba desde el primer día: "Sé que suena mal decirlo así, pero ahora será casi imposible que mañana [hoy] cojamos el maillot amarillo en la contrarreloj por equipos. Con Cancellara de por medio, es casi imposible". Un motivo de alegría, porque la nueva situación le permite buscar el triunfo de etapa sin alcanzar el liderato.

Contador no escuchó nada, recluido en el autobús del control antidopaje y digiriendo su despiste: "Reconozco que me he equivocado yendo tan atrás", apuntó. "No tiene motivos para estar enfadado", concluyó Bruyneel, que seguía viendo el sol reluciente de la costa. Para rebajar la tensión, Armstrong también concluyó que las diferencias obtenidas "han sido valiosas, pero mínimas". Vamos, que no pasó nada. Ni siquiera para los "derrotados" del pelotón: "¿Qué problema hay? Todos los favoritos íbamos detrás", resumió Menchov. La misma lectura hizo Carlos Sastre. Es otra forma de ver las cosas.

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