Fiona Shackleton ya tiene otra presa
La abogada defiende a una millonaria que no quiere pagar por su divorcio
A punto de cumplir 53 años, Fiona Shackleton es la abogada de divorcios más famosa de Reino Unido. Su aureola empezó a forjarse en 1992, cuando defendió al príncipe Andrés al separarse de Sarah Ferguson. Los expertos quedaron tan impresionados que uno de los abogados más influyentes de la época, lord Gooldman, le aconsejó al príncipe Carlos que la contratara durante su divorcio de la princesa Diana.
Fiona Schackleton ha incrementado su leyenda en los últimos años como abogada de Paul McCartney frente a Heather Mills y de la modelo Claire Merry cuando ésta se divorció del futbolista Thierry Henry.
En esta ocasión Schackleton ha vuelto a la actualidad por un caso algo menos glamouroso pero con el potencial de sentar un precedente de enorme importancia en la legislación británica sobre divorcios. La famosa abogada tiene como misión evitar que la multimillonaria alemana Katrin Radmacher, de 39 años, tenga que indemnizar con una fortuna al que ha sido su marido desde 1998, el entonces banquero de la City de Londres y ahora académico universitario Nicolas Granatino, un francés de 38 años.
El caso tiene gran importancia legal porque Granatino y Radmacher firmaron un contrato pre-nupcial que le dejaría a él sin un céntimo de los 115 millones de euros de la fortuna de ella si los tribunales británicos aceptaran que ese acuerdo, que en principio afecta a la jurisdicción alemana y francesa, es también de aplicación en Reino Unido. Entre otras cosas porque se instalaron a vivir en Londres tras casarse en 1998.
Uno de los argumentos de Radmacher para negarle a Granatino los 10 millones de euros que reclama e incluso los 6,30 millones que le ha asignado el Tribunal Superior de Londres en un primer fallo es que el ex marido es pobre porque quiere: Granatino ganaba 365.000 euros al año cuando se casaron y trabajaba en JP Morgan y dejó ese empleo en 2003 para doctorarse en biotecnología en Oxford.
