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La campaña | ELECCIONES 2009

La desmovilización del 30% de sus electores activa la alerta en el PSdeG

Un Touriño presidencial será el principal reclamo electoral de los socialistas

El margen se estrecha. Desde que la crisis comenzó a mostrar su peor cara, allá por el mes de septiembre, los socialistas gallegos han ido viendo cómo la cómoda ventaja que las encuestas otorgaban al bipartito se iba recortando cada vez más. A día de hoy el margen existe (entre dos y tres escaños, según la encuesta más reciente, elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas), pero al estado mayor del PSdeG le preocupa, y mucho, la desmovilización de su electorado.

Fuentes próximas a la dirección del PSdeG cifran en un 30% los ciudadanos que, habiendo apoyado en 2005 a los socialistas, hoy no han encontrado todavía un motivo para volver a las urnas. La derrota del PP se construyó hace cuatro años sobre una participación histórica (el 64,21%, tras el recuento del voto de los emigrantes) que benefició sobre todo a los socialistas. El PP perdió entonces apenas 35.000 sufragios, pero los 220.000 que ganó el PSdeG fueron suficientes para poner fin a 16 años de fraguismo.

La consigna es impedir que la abstención frustre el cambio
Los socialistas buscan cómo dar tensión a la campaña

Los estrategas del PSdeG llevan varios días discutiendo cómo recuperar esos votos. La primera consecuencia ya se está haciendo notar: los líderes del partido repiten la consigna de la participación y han comenzado a difundir la idea de que la continuidad del cambio puede estar en peligro si quienes lo respaldaron hace cuatro años no renuevan su apoyo. El propio candidato, Emilio Pérez Touriño, recurrió a este mensaje la pasada noche, durante el mitin de apertura de campaña. "Ahora se trata de decidir el futuro", aseguró en un acto convocado en un hotel de Santiago, y "lo que menos necesita Galicia es que el PP y Feijóo vuelvan al poder". "El Partido Popular cifra todas sus esperanzas de ganar las elecciones en que haya una elevada abstención", por eso, subrayó, "no podemos permitir que el cambio se frustre". "Si el PP volviese al poder", advirtió, "Galicia volvería al atraso de hace cuatro años". "El cambio necesita la fuerza que sólo le pueden dar los votos los ciudadanos", concluyó.

Los socialistas están convencidos de que nada detendrá a los votantes del PP, así que, para movilizar a los suyos, necesitan elevar la tensión de la campaña. Con la vista puesta en ese objetivo, muchos ven en el debate electoral organizado por Televisión de Galicia (TVG) una ocasión única para motivar a los indecisos. Esa oportunidad, sin embargo, está a punto de volatizarse: el candidato del PP mantiene su negativa a participar en el programa si Touriño y el aspirante del BNG, Anxo Quintana, no aceptan también la celebración de tres debates a dos.

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Si el mensaje de campaña es "evitar que el cambio se frustre", la imagen que le sirve de soporte es la del presidente de la Xunta. Convencidos del tirón de su candidato y de la opinión favorable que despierta entre los ciudadanos, los socialistas han fiado buena parte de sus esperanzas en la imagen prersidencuial de Touriño.

Tal es el valor que los socialistas gallegos atribuyen a los méritos del presidente que la presencia de dirigentes procedentes de Madrid no era ni mucho menos una prioridad para la dirección del PSdeG. A pesar de ello, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vendrá dos veces (la primera de ellas el próximo domingo en A Coruña). El ex presidente Felipe González será la estrella invitada del mitin de mañana en Vilagarcía y el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ya ha instalado su base en Galicia hasta el final de la campaña.

Convencidos de que están en condiciones de mantener los escaños de Lugo (5) y de sumar uno más por la provincia de Ourense (lo que les daría otros 5), la preocupación de los responsables de campaña del PSdeG se centra en las circunscripciones de A Coruña y Pontevedra, con un protagonismo especial de la ciudad de Vigo, cuya dependencia de Citroën la hace especialmente vulnerable a las consecuencias de la crisis.

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