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Un cobrador dice que un 'mosso' mandó detenerle por venganza

En la operación, otro arrestado acabó sin genitales

Jesús García Bueno

Daniel Esteve, responsable de una empresa de cobro de morosos, ha declarado ante el juez de instrucción que un mando de los Mossos d'Esquadra provocó su detención por motivos personales. Según su relato, hace unos meses su empresa se encargó de cobrar una deuda a un amigo del citado policía, que pertenece a la unidad de secuestros y extorsiones. Esta unidad fue la que encargó la detención de Esteve por extorsiones y lesiones al Grupo Especial de Intervención (GEI). Durante la operación, uno de los agentes lanzó un bote de humo en el coche donde viajaban Esteve y otro de los detenidos, José Antonio Coscolín. Este último acabó con los genitales destrozados por el estallido del artefacto entre sus piernas.

En su declaración ante el juzgado de instrucción número 7 de Gavà, Esteve sostiene que "la relación con el responsable del grupo de secuestros ha sido complicada" en los últimos meses, y que éste le había advertido de que le iba a detener, "incluso a matarle los perros" y que, "para ello", le enviaría al GEI, el grupo de élite de los Mossos que interviene en operaciones de alto riesgo. Según Esteve, este policía le dijo: "ya te he cogido" después de la detención.

La detención de Esteve y Coscolín se produjo el 4 de noviembre. Dos furgonetas de la policía autonómica cortaron el paso al Porsche Cayenne en el que viajaban. Según hizo constar el jefe del GEI en su atestado policial, el todoterreno "no se paraba e intentó superar el bloqueo, poniendo en peligro la integridad física de los agentes, que tuvieron que realizar un salto lateral para evitar ser atropellados".

Esta versión difiere ligeramente de la que los dos mossos imputados en la causa -el sargento que dirigió el operativo y el agente que lanzó la granada de humo- relataron ante el juez. Según su relato, después de que dieran órdenes a los ocupantes para que abrieran las puertas, el coche "estaba detenido pero con el motor en marcha". Eso, a pesar de que "la percepción era que el vehículo se desplazaba unos metros".

Según los policías, desconocían que el artefacto "pudiera provocar las lesiones" que causaron. Como consecuencia de la intervención, Coscolín perdió los genitales. Según el sargento, los Mossos "han hecho estudios" a raíz de aquellas lesiones. El agente, por su parte, explicó que rompió el cristal del copiloto con un martillo e introdujo el brazo "con la intención de que fuera a los pies". Él mismo admite, sin embargo, que con el hueco abierto "no era posible precisar la dirección en la que lanzar el objeto".

Según los policías, hubo que tomar esta decisión porque pidieron a los detenidos que pusieran las manos en alto y no lo hicieron. Los policías, aun así, aseguran que "no pueden precisar" dónde las tenían puestas. La unidad les había informado, declaró el sargento, que eran personas "peligrosas, que van armadas". El sargento reconoce que "no había un operativo" preparado para detener a Coscolín, cuyo arresto les fue comunicado horas antes.

Una vez reducido, las versiones también difieren. Los policías aseguran que no tocaron ni un pelo a Coscolín -éste dice que le golpearon- y que le atendieron cuando comprobaron que estaba herido.

Coscolín, tras la detención.
Coscolín, tras la detención.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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